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MATONISMO ESCOLAR

    Concluye un curso y ya tenemos una asignatura pendiente para el próximo, abordar el problema del matonismo escolar. Es verdad que en nuestro país no se han producido sucesos dramáticos como las terribles masacres de Denver, Atlanta, Londres,… protagonizados por jóvenes contra miembros de la comunidad escolar. Pero es cierto que las protestas de los profesores en Málaga, de la comunidad educativa en Ceuta y Melilla, los sucesos continuos de violencia escolar en las principales ciudades españolas, obligan a enfrentarnos a un problema que no puede ocultarse ni un minuto más.
El informe sobre Violencia Escolar presentado por el Defensor del Pueblo a finales del 99 en el Congreso de los Diputados llamaba la atención sobre este lado oculto de la Escuela. Ni más ni menos que aseveraba que 34.000 chicas sufren acoso sexual en los institutos, 14.000 quinceañeros son forzados a "hacer cosas" inconfesables y 12.000 chavales han sufrido la proximidad de la navaja al salir de clase. Los profesores son las otras víctimas, el 10% señala que a veces son agredidos y el 2% que les ocurre a menudo. Se constataba algo que ya se sabía pero que se había negado y lo más grave, se había pretendido reducir a sucesos individuales y esporádicos.
En los datos de la macroencuesta escolar, se especifica que el 30% de los alumnos sufre insultos con frecuencia, el 9% es amenazado y el 5% es agredido. También subraya que las manifestaciones de violencia o maltrato son parecidas en centros públicos y privados, y que el aula o patio son el lugar donde se producen los actos agresivos, excepto las amenazas y agresiones con ARMAS que son a la salida del centro. Los hechos van teñidos de pasividad y connivencia; cuando hay una agresión física, el 50% de los alumnos dice que "no se hace nada" y el 40% dice, además, que "se anima al que agrede"; cuando hay una agresión sexual el 60% dice que "se jalea la embestida".
En los institutos los directores niegan el problema por miedo a estigmatizar el centro y fuera del mismo explican que no es su responsabilidad. La policía informa que sólo actúa cuando hay denuncia y como son adolescentes, son sobreseídos y más ahora, con la entrada en vigor de la Ley del Menor. Finalmente, los padres no se suelen atrever a denunciar por miedo a más represalias sobre sus hijos, cuando no recriminan a la propia víctima; la opción más común es que si su hijo o hija se ha convertido en una víctima expiatoria del matonismo escolar, los padres acaban llevándose al chico o chica a otro centro y huyendo de la zona. Para concluir, los responsables políticos dicen que exageramos, cuando no se niega taxativamente su existencia. Pero la realidad demuestra que la violencia en el ámbito escolar es frecuente, está protagonizada por "matones" que así se divierten, quieren hacerse valer siendo los más duros, o por grupos que extorsionan o intimidan. No es la edad del pavo, es el problema del "matonismo escolar" que tenemos que atajar.

Esteban Ibarra
Presidente del Movimiento contra la Intolerancia.