La
INTOLERANCIA es el marco mental, la raíz de
donde brotan actitudes sociales, políticas, económicas
o culturales, y conductas que perjudican a grupos o personas,
dificultando las relaciones humanas. Se podría, en
consecuencia, definir como todo comportamiento, forma de expresión
o actitud que VIOLA o DENIGRA los derechos del prójimo,
o invita a violarlos o negarlos.
A menudo la INTOLERANCIA está ligada a manifestaciones
de odio racial, nacional, sexual, étnico, religioso
o a otras formas de comportamiento que discriminan a ciertas
personas o categorías de personas. En sus encarnaciones
o manifestaciones, consagran como valor superior, no a la
persona con sus propias y diversas identidades, sino a la
propia identidad enfrentada a la de los demás.
La Intolerancia se fundamenta en el PREJUICIO, un juicio
previo que está basado en una generalización
defectuosa e inflexible, estereotipo, que puede ser sentida
o expresada y puede ser dirigida al grupo como un todo o a
un individuo como miembro de dicho grupo; entre sus manifestaciones
destacan la heterofobia o rechazo y exclusión del diferente,
la subalternidad o categorización de inferioridad del
considerado distinto y el etnocentrismo o consideración
de superioridad cultural o étnico de un grupo frente
a otros.
ALGUNAS MANIFESTACIONES DE INTOLERANCIA
El
RACISMO es una de las encarnaciones crueles de la Intolerancia;
recibe este calificativo cualquier manifestación académica,
política o cotidiana que suponga afirmar o reconocer
de forma explícita o implícita, tanto la inferioridad
de algunos colectivos étnicos, como la superioridad
del colectivo propio (lo que implica obviamente que los demás
serían inferiores). Esto supone que hay diferentes
proyecciones de racismo y que, de hecho, se suele aplicar
ese concepto a una pluralidad de situaciones y manifestaciones
observables que, en el fondo son de naturaleza muy diversa.
Como nexo común, cualquier tipo de racismo implica
necesariamente discriminación, segregación espacial,
rechazo de la cultura y valores ajenos y algún tipo
de violencia. Es una lacra de la sociedad que a lo largo de
la historia ha tenido en quien se ha considerado minoría
selecta, pueblo elegido o vanguardia social y política
entre otros considerandos, sus principales propulsores.
La
XENOFOBIA, manifestación de intolerancia, se
define como prejuicio etnocentrista con antagonismo, rechazo,
incomprensión, recelo y fobia contra grupos étnicos
minoritarios o mayoritarios a los que no se pertenece. Es
frecuente en lugares donde cohabitan dos o más grupos
étnicos, lingüísticos, religiosos o culturales,
no integrados ni mezclados en una comunidad, sobre todo cuando
uno de esos grupos ha llegado al lugar en fecha relativamente
reciente respecto del otro. El tamaño de los grupos
y la distribución del poder económico, social,
político y cultural entre ellos, son factores importantes
que alimentan el prejuicio y el conflicto étnico.
El
ANTISEMITISMO, es otra encarnación de intolerancia,
que recoge las actitudes hostiles hacia el colectivo judío.
Desde los primeros tiempos del cristianismo existió
animadversión contra los judíos al ser considerados
como un pueblo "deicida". En la edad Media esta
actitud se agudizó, junto a los motivos religiosos
se unieron motivos económicos. A fines del siglo XIX,
el antisemitismo como doctrina hizo su aparición en
la mayor parte de los países europeos de la mano de
doctrinas racistas (Chamberlain, Gobinean, Rosemberg) culminando
en la etapa brutal de la Alemania Hitleriana que tuvo en el
holocausto una de las manifestaciones más crueles de
la historia, un genocidio que se extendió al pueblo
gitano, polaco, y a otros colectivos como el de los homosexuales,
dejando así marcada la historia de la humanidad por
uno de sus episodios más dramáticos y terroríficos.
Estas
manifestaciones de la INTOLERANCIA junto al dogmatismo
fanático la homofobia y el sexismo o el integrismo
fundamentalista configuran un cuadro que suele ir acompañado
de dinámicas de discriminación, asimilación,
marginación o violencia hacia los colectivos diferentes
y personas. La dinámica del prejuicio discriminatorio
se sabe donde comienza pero es difícil prever cual
puede ser su final, así la creación de una opinión
pública desfavorable hacia determinados grupos o colectivos
puede abrir paso a la distancia social, a la privación
de derechos y a la segregación (apartheid), culminando
en el ataque físico, expulsiones masivas, linchamientos
o matanzas.
Negar
en los actos cotidianos un derecho, un bien, un servicio a
alguien por razón de su origen, religión, etnia
o cultura es un acto discriminatorio y por tanto delictivo.
La provocación, la incitación al odio, a la
violencia o a la discriminación racial, la agresión
física, escrita o verbal que constituya injuria o difamación
de personas o un colectivo por el solo hecho de pertenencia
a una etnia, nación, religión o sexo está
penalizada en las legislaciones antidiscriminatorias e igualmente
la negación de la existencia de crímenes contra
la humanidad o la apología de los mismos y de los crímenes
de guerra.
Es
preciso subrayar la importancia de prestar al racismo, la
xenofobia, el antisemitismo y la intolerancia en general,
formas patentes de la barbarie, una atención constante
y periódicamente renovada. La razón estriba
en que sus manifestaciones originan formas de opresión
inéditas y violentas que se renuevan una y otra vez.
Una fobia al otro que el análisis muestra que es algo
inculcado, no algo que cae del cielo, sino un producto histórico
de un fenómeno histórico, el dominio del hombre
sobre el hombre y por tanto no es de extrañar que en
su fase última su configuración sea el apartheid
o el nazismo, verdaderas amenazas para la paz internacional,
los derechos humanos y sobre todo, en todos los sentidos posibles,
un crimen contra la humanidad.
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