(Presidenta de Honor del Movimiento contra la Intolerancia)
El 4 de Octubre del 2000 moría Violeta Friedman tras un dura
enfermedad, superviviente del campo de exterminio nazi de
Auschwitz, testigo del aquel horror y cuyo testimonio junto
a su espíritu de lucha alimentaron la memoria histórica de
la ciudadanía de nuestro país, nos ayudó a conocer la singularidad
de la barbarie nazi, responsable de un genocidio que acabó
con la vida de más de once millones de personas.
Violeta nació en una pequeña ciudad de la región de Transilvania
llamada Marghita (Rumanía) en abril de 1930. De familia judía,
su vida estuvo marcada, como la millones de personas por la
trágica experiencia de los campos de exterminio nazis. Antes
de cumplir los catorce años fué deportada, con otros miembros
de su familia al campo de Auschwitz donde el nazi doctor Mengele
decidió la muerte de millón y medio de personas. Solo Violeta
y su hermana de su familia sobrevivieron al genocidio, perdiendo
a sus padres, abuelos y bisabuela en las cámaras de gas. En
aquel campo de exterminio, organizado por Rudolf Hess según
mandato del jefe de las SS Heinrich Himmler, iban los presos
políticos, los presos de guerra y principalmente las personas
de los pueblos condenados a desaparecer: los judíos y los
gitanos.
Después de la liberación de Auschwitz, el 27 de enero de 1945,
el mayor campo de exterminio de la II Guerra Mundial, Violeta
Friedman viajó a Canadá y se caso en Venezuela, esforzándose
como muchos supervivientes de la gran tragedia en olvidar.
Tras rehacer su vida y con fuertes crisis psíquicas, se trasladó
con sus dos hijos a España, donde residiría desde mediados
de los años 60.
LEON DEGRELLE
En 1985, en TVE se emitieron unas declaraciones de Leon Degrelle
y la revista Tiempo publicó una entrevista del ex - jefe de
las Waffen SS y fundador del Partido REX en Bélgica, donde
negaba la existencia de los campos de exterminio y de las
cámaras de gas. Violeta Friedman asistida por la organización
judía de Derechos Humanos, B´nai B´rith, llevó a este nazi
ante los tribunales españoles demandándole por el derecho
al honor de su pueblo, derecho que tras una larga lucha jurídica
fue reconocido por el Tribunal Constitucional el 11 de noviembre
de 1991, al fallar a su favor conforme a los artículos 16
y 20 de la Constitución Española, asentando como principio
jurídico que ni la libertad ideológica, ni la libertad de
expresión podrán ser utilizadas para difundir ideas racistas
y xenófobas.
En sus memorias Violeta realiza una detallada explicación
de esta lucha, contando que Degrelle y los rexistas en Bélgica,
lo mismo que los Ustachi en Croacia, la Guardia de Acero rumana
también llamados "Legionarios del Arcángel San Miguel", los
Cruces Flechados de Hungría, formaban parte del siniestro
entramado que organizó el Partido Nazi Alemán en los países
de su entorno. Su función era organizar la colaboración, perseguir
y arrestar judíos que luego eran puestos a disposición del
régimen de Hitler. Las Waffen SS fueron uno de los destacamentos
más inhumanos, Violeta Friedman les referenciaba como criminales
de élite que tenían por misión vigilar y actuar en los campos
de exterminio.
Degrelle buscó refugio en España en 1945 y recibió, como la
mayor parte de los nazis refugiados aquí, protección y ayuda
económica de Franco y de otros como Antonio Girón de Velasco,
Carlos Arias Navarro, Blas Piñar o el Conde de Mayalde, ex
- embajador español de Berlín en la época de Hitler. De ninguno
de ellos se olvidaba Violeta Friedman en sus Memorias donde
denunciaba la negativa de Franco a la extradición de Degrelle
solicitada por el Gobierno de Bélgica en 1955.
Su intención en esta lucha, como ella misma explicó, iba dirigida
precisamente contra una ideología que bajo el pretexto del
racismo, incitó a un pueblo entero al odio y a cometer los
crímenes más atroces imaginables.
CONTRA EL OLVIDO
Su compromiso con los Derechos Humanos y su lucha contra todas
las manifestaciones de intolerancia tuvieron como destino
a toda la sociedad y especialmente los jóvenes. Todos escuchamos
sus palabras cargadas de dolor y dignidad, en una lucha intensa
contra el olvido y por un compromiso de las nuevas generaciones
contra esta ideología criminal del odio.
El coraje cívico de Violeta Friedman, su valor y su constancia
se reflejaron en numerosos actos y campañas, implicándose
en numerosas actividades del Movimiento contra la Intolerancia,
de quien sería nombrada Presidenta de Honor en 1996, y a cuyos
miembros inculcó el espíritu de lucha y resistencia contra
el nazismo, así como la denuncia implacable de los negacionistas
del Holocausto que solo persiguen la rehabilitación del régimen
nazi.
Calificó el terrorismo de ETA como nueva proyección del nazismo
y alentó al Movimiento contra la Intolerancia a trabajar contra
esta barbarie. Dedicó especial atención a los familiares de
las víctimas de la violencia racista y participó, hasta que
su salud se lo impidió al final de su vida, en una intensa
actividad escolar dirigida a promover una generación de jóvenes
comprometidos en la lucha contra la Intolerancia.
Violeta Friedman finalizaba sus Memorias con un legado a la
sociedad: "He querido contar mi historia sencillamente como
un testimonio más, para que no se olvide nunca, para que los
testimonios de quienes allí estuvimos sean una antorcha que
ilumine a nuestros hijos por el camino de la Tolerancia y
la Paz. Quizá, y este es mi mayor deseo, así las semillas
del odio no vuelvan a brotar de nuevo, y el mundo pueda decir
siempre, lo que nosotros jamás nos cansaremos de repetir:
nunca más". "Se que mi voz se pierde en el devastador ruido
del tiempo. Con este libro espero que las nuevas generaciones
puedan oír mi ruego: que ellas continúen mi trabajo. Que no
nos olviden". Violeta Friedman, tu memoria siempre estará
viva. Descansa en Paz.
Esteban Ibarra
Presidente
Movimiento contra la Intolerancia
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