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Los dardos ultraderechistas juegan a tres dianas: izquierdistas, inmigrantes y homosexuales. El epicentro del movimiento neonazi madrileño está, según fuentes policiales, en Alcalá de Henares (201.000 habitantes, de los cuales 35.149 son inmigrantes). "Aunque la cifra de neonazis en el Corredor del Henares no supera el centenar [de los 1.000 que la policía tiene identificados en la región], tienen un gran peso organizativo en todas las actividades en toda España e, incluso, de Europa", afirma un experto policial, que estira el brazo de influencia de los ultras desde el barrio de Canillejas hasta Guadalajara capital.
Durante la pasada campaña electoral, la sede del PSOE de Alcalá sufrió un ataque con cócteles mólotov y pintadas. Según el concejal socialista Juan Luis Aguirre, "vieron que era gente de estética neonazi, y lo denunciamos, pero todo quedó allí". En Torrejón de Ardoz (112.000 habitantes, con un 20,3% de población extranjera), los muros socialistas amanecieron un día con las palabras "rojos, al paredón" pintadas.
Los gobiernos de Alcalá, Torrejón, Coslada (83.000 habitantes, y un 13% de inmigrantes) y San Fernando (40.000 vecinos y la misma proporción de extranjeros) afirman que, en general, los suyos son pueblos tranquilos. San Fernando es otro foco de ultraderechistas violentos, según fuentes policiales. Allí, el pasado año, los neonazis amenazaron de muerte a la hija adoptiva (china) de una profesora de instituto y edil socialista. También quemaron el quiosco de una familia ecuatoriana. Fuentes municipales afirman que, desde marzo de este año, se ha realizado el seguimiento de un grupo a raíz de una reyerta entre neonazis y redskins (cabezas rapadas de izquierdas). Identificaron a más de una decena de personas, entre ellos, a cinco menores.
En Coslada, el 10 de febrero se intervinieron tacos de pegatinas antiinmigración a un grupo de jóvenes que gritaban consignas fascistas por la calle y lucían simbología neonazi.
La Bodega es el nombre de un local de reunión de neonazis a escala europea, los Hammerskin (una de las facciones más numerosas del mundo, con su sede principal en Estados Unidos), que se encuentra en Alcalá. Siempre está cerrado. Según fuentes del Ayuntamiento, lleva años así y sus promotores "son ahora cincuentones, desligados de actividades violentas, con niños y con barriga". "Lo abren cuando quieren, cuando están preparando algo gordo para Alcalá o Madrid", replica la Asamblea Antifascista. Afirman que existen al menos cinco células activas, cada una con de 10 a 15 neonazis. Unas cifras que coinciden con las policiales. Se reúnen en los mismos sitios y son conocidos por los vecinos.
Casi todos ellos son señalados en fotografías que circulan por Internet, en las que se especifican sus nombres de guerra. Actúan otros grupos, como los Combat España. "Es uno de los puntos más conflictivos del Estado. Se juntan allí skins de toda Europa", denuncia Esteban Ibarra, del Movimiento contra la Intolerancia. En sus informes anuales el nombre de Alcalá "se repite con insistencia desde hace 15 años". Concretamente, desde la creación en esta ciudad de Bases Autónomas, el embrión de cabezas rapadas en España. La tradición ultraderechista en Alcalá nace, según señala un experto, durante la transición. En los cuarteles militares existían puestos de tropa (cabos, sargentos...) que controlaban a grupos de jóvenes que derivaron en activistas violentos.
Las últimas elecciones municipales contaron con un nuevo candidato: Alcalá Habitable, una formación que, bajo el lema "Los españoles, primero" es contraria a los derechos de los inmigrantes.
Según la Asamblea Antifascista, hay agresiones semanales. "Siempre hay, al menos, alguien que sale corriendo. Esto, cuando no pasan a mayores", lamenta su coordinador. El ejemplo más cercano está en el joven de 17 años agredido en la caseta del PCE en las fiestas de Alcalá, el 25 de agosto. No es el único caso. Ni el de peores consecuencias.
En febrero, el congoleño Miwa Buene fue agredido por un hombre blanco, identificado por dos testigos y que, al ser detenido, soltaba consignas xenófobas. También en febrero, un joven izquierdista fue hospitalizado con varias costillas rotas, traumatismo craneoencefálico y mareos, según varios militantes comunistas. "Fue un grupo de nazis", cuenta uno de ellos, "y sujetaron a sus amigos para que viesen cómo le golpeaban".
La cifra de neonazis fichados por las fuerzas de seguridad ha disminuido desde finales de los noventa. "Cumplen años y se retiran. Cada vez les cuesta más encontrar relevos, aunque nunca falta algún descerebrado al que captar", señalan los expertos policiales. Los colectivos de izquierdas coinciden en que hay menos neonazis que hace algunos años, si bien los que quedan, son activos.
El Instituto Arco Iris, de Alcalá, denuncia que "los grupos que atacan a la izquierda son los mismos que agreden a gays y lesbianas, día sí, día también, en Alcalá, amenazándoles con palizas mayores si denuncian". Su secretario, Enos Pastrana, sabe de lo que habla: "Mi compañero y yo hemos sido insultados". Arco Iris ha recogido 50 casos de agresiones en menos de un año a través de Internet (Ke Te Oigan en www.institutoarcoris.es). Entre ellos, el de un joven agredido al salir de un local "porque su indumentaria era de maricón, porque no vestía lo suficientemente macho". Los colectivos de homosexuales y antifascistas coinciden en que la mayoría de estas agresiones no se denuncia. La primera causa es el miedo; la segunda, la ineficiencia y lentitud del sistema judicial.
La policía también revela que buena parte de los implicados en violencia ultra en los recintos deportivos proviene del Corredor del Henares. "Son los mismos", resumen. "Siempre que hay detenciones en Madrid, da igual de qué equipo sea, hay algún chaval de la zona en el jaleo".
(El País. 9.9.07)
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