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La policía detecta un aumento de violencia entre grupos ultra.
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Las UPR (Unidades de Prevención y Reacción) tienen órdenes de extremar la vigilancia en los controles rutinarios, lo que se traduce en más cacheos de sospechosos y registros en vehículos.
La actividad de los grupos ultra ha sido insistente en los últimos tres meses: pintadas en sedes y casales juveniles, atentados contra monumentos emblemáticos, como el que sufrió el monolito erigido en el parque Ribalta en honor al primer alcalde republicano (González Germá) y violentas agresiones personales, como la que padeció el joven al que un grupo neonazi estampó una cruz gamada en el rostro con un cúter o una navaja. «La mayor parte de las veces los enfrentamientos entre grupos no trascienden a la opinión pública o ni siquiera se denuncian en la Comisaría o en los juzgados, ya que los jóvenes que participan en ellas prefieren mantener el anonimato», aseguran fuentes policiales.
Últimos episodios
El último episodio se produjo hace apenas una semana, cuando cinco jóvenes de ideología radical de izquierdas fueron arrestados en un control de la Policía. Según fuentes policiales, se dirigían al partido entre el Villarreal y el Atlético de Madrid con la intención de montar una bronca con hinchas neonazis del club madrileño. Para ello llevaban pistolas eléctricas, sprays paralizantes y otras armas peligrosas, que fueron requisadas por los agentes. «Evitamos una muy gorda porque esta gente armada con una pistola eléctrica de alta potencia e intensidad como éstas puede dejar KO a una persona e incluso causarle la muerte», explican las fuentes.
Los jóvenes detenidos habían comprado los objetos peligrosos en Andorra, un punto que se ha convertido en enclave privilegiado para el tráfico de este tipo de armas de segunda categoría. Comerciantes andorranos los importan de China y de otros países orientales por un precio asequible: un pack de varias armas puede costar menos de cien euros.
Este tráfico preocupa especialmente a la Policía. Aunque la Comisaría niega que se esté produciendo ahora un mayor trasiego en el mercado negro, las estadísticas resultan evidentes. A lo largo del año 2007, los agentes requisaron 353 armas y objetos peligrosos (como bates de béisbol, puños americanos, sprays y navajas) mientras que sólo en los tres primeros meses de este año han levantado 60 actas de infracción administrativa y han requisado cerca de un centenar de artefactos.
La operación más importante se produjo el pasado 29 de marzo, cuando agentes de la Guardia Civil de Valencia intervinieron en el aeropuerto de Manises 89 bastones estoques y 4 puños americanos.
La mercancía, que iba envuelta en 17 paquetes y procedía de Pakistán, tenía como destino final la provincia de Castelló. Quién o quiénes eran los destinatarios de este cargamento sigue siendo un misterio y aunque las fuerzas de seguridad guardan silencio sobre esta operación no se descarta que los compradores puedan ser los grupos ultra que están dando quebraderos de cabeza a más de un mando de la Comisaría de Castelló.
Las páginas web con contenido político violento proliferan en la red y en ellas estos grupos no se cruzan precisamente mensajes fraternales. La Policía Nacional insiste en que la labor de prevención contra estos grupos radicales resulta crucial.
Los servicios de información no pierden de vista a los cabecillas de estas bandas radicales, que suelen congregarse en partidos de fútbol, conciertos, mitines y otros grandes eventos sociales. A su vez, las unidades UPR tienen órdenes de realizar controles en todos los puntos de la ciudad, no sólo para prevenir este tipo de actividades sino en general para reprimir la inmigración ilegal y el narcotráfico.
«En Castellón no tenemos un gran problema de bandas organizadas. No tenemos Latin King ni Maras, como en otras provincias, y la mafia rusa está asentada en otros puntos del país. Pero conviene no perder de vista a estas bandas», aseguran las mismas fuentes. «Con todo, ahora tenemos más medios que hace tres años. El catálogo de puestos de trabajo está prácticamente cubierto y esto se nota en una mayor vigilancia en las calles», añaden.
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