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E l gran derbi entre los dos grandes equipos de la provincia empezó de la peor manera posible, con la agresión de un grupo de radicales del Talavera C.F. a dos aficionados del C.D. Toledo, un chico y una chica que tuvieron que se atendidos en el estadio tras recibir graves golpes con piedras y palos en la cabeza y en las piernas. Además, estos energúmenos destrozaron la puerta de las oficinas del club y un vehículo aparcado en las inmediaciones del campo. De sobra es conocida la rivalidad existente entre ambos equipos, rivalidad sana y deportiva, como deber ser siempre en cualquier ámbito, y al juego limpio y al respeto al contrario apeló este medio de comunicación el día antes del partido. Sin embargo, y por desgracia, fue imposible vaticinar que unos exaltados iban a acercarse a las inmediacioens del salto del Caballo en los momentos previos al encuentro para dar una paliza al primero que viesen, tal y como ocurrió.
Lamentable. El chico, con alguna costilla rota y un ataque de ansiedad, tuvo que ser llevado al hospital; y la chica, con una brecha en la cabeza, fue atendida por el médico del Talavera. Otro aficionado presentaba también magulladuras en las piernas, y algún otro puso correr lo suficiente para escapar de los ataques que estaba recibiendo. Por suerte, dentro del estadio, la tónica fue diferente. El grupo de radicales no entró al campo y el ambiente en las gradas, pese a la poca asistencia, fue el de un partido normal. Un encuentro, por otra parte, tícpio de pretemporada, por más que se tratase de los cuartos de final del Trofeo Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.Los mentideros deportivos también aseguran que el propio presidente del Talavera Club de Fútbol, que dicho sea de paso bastante tienen con soportar las delicias de estos radicales en su ciudad, además de intentar hacer creer que todo lo hacen por defender los colores de su equipo, había avisado a la directiva verdiblanca sobre un grupo de radicales incontrolados que solían hacer cosas como las de ayer en las puertas del Salto del Caballo pocos minutos antes de que empezara el encuentro. Es decir, como si de una lucha de guerrillas se tratara, llegaban, actuaban, dejaban su señal de identidad y se marchaban tras hacer el mal.Además, según testigos presenciales, antes de la agresión no se había producido ninguna provocación, siendo el único “delito” cometido, el estar por allí para ver el fútbol, en definitiva, cosas de locos.
informa
EL DIA 11.08.08
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