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El presidente de Movimiento contra la Intolerancia, Esteban Ibarra, ha interpuesto sendas quejas al Defensor del Menor y al Defensor del Pueblo por la situación discriminatoria que viven los inmigrantes irregulares que sufren redadas y detenciones policiales.
De un tiempo a esta parte, esta asociación ha recibido información de la práctica de esas identificaciones y redadas de detención de inmigrantes “sin papeles” en diversos espacios urbanos y vecinales. Más grave ha parecido que estas redadas se practiquen en escuelas, comedores, ambulatorios, mercados, locutorios, bocas de metro y otros espacios sociales por lo que de amedrentamiento y vulneración de derechos conlleva.
Estos hechos, se señala en las quejas, dañan de manera irreparable psicológicamente a los menores, cuando estas detenciones se producen en entornos escolares, situación que además conlleva que padres y madres no puedan ir a recoger a sus hijos a la escuela, incluso si se produce traslado al centro de internamiento, la desprotección del menor que lleva aparejado.
En los escritos a los Defensores Públicos, se significa que estas actuaciones policiales a su vez llevan aparejadas una imagen delictiva del conjunto de la inmigración que finalmente alimenta la xenofobia hacia el conjunto de los colectivos de inmigrantes al trasladar la sensación de peligros potenciales de inseguridad al conjunto de los ciudadanos. Interpretando que estas redadas no están amparadas por el ordenamiento jurídico y son restricciones a los derechos humanos que dañan a colectivos muy indefensos y vulnerables, con especial incidencia en los menores.
En consecuencia, en las quejas presentadas hoy ante el Defensor del Menor y el defensor del Pueblo, se solicita su intervención en amparo de los derechos fundamentales garantizados por la Constitución Española
EL MUNDO. 20.04.09
La 'caza' de 'sin papeles' continúa / Se extiende a centros comerciales, canchas deportivas, ambulatorios y comedoresMadrid
La mujer llegó sofocada al piso en el que limpiaba. Con voz entrecortada rogó a la dueña: «Señora, no me mande más al súper, que me detienen.Me salvé de milagro. Está la Policía en la puerta del Carrefour pidiendo documentación a los inmigrantes». Sucedió hace unos días, durante la Semana Santa, en un centro comercial de Málaga.Ni el momento ni el lugar apiadan a la Policía en la caza del sin papeles.
A mediados de febrero, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, dio orden para que cesaran las redadas masivas de inmigrantes. Dos meses después, colectivos de extranjeros y asociaciones que trabajan con ellos denuncian que los controles no sólo continúan, sino que se han intensificado. La presión policial es mayor en las zonas turísticas de Andalucía y Levante, donde se han desplazado muchos extranjeros en busca del trabajo que, por la crisis, no encuentran en Madrid.
La Policía ha ampliado su cerco. Antes buscaba sus presas en el suburbano, locutorios, bares, colegios y consulados. Ahora ha ampliado el foco y no se corta en recurrir a supermercados, comedores sociales, casas de salud, estaciones de autobuses...Estos son algunos ejemplos de los casos denunciados. Todos se han producido después de que Rubalcaba, supuestamente, pusiera fin a la razia:
GRANDES SUPERFICIES (MALAGA)
A la ya citada operación en un Carrefour de Málaga se suma la incursión en el centro de ocio Vialia hace unos fines de semana. «Se llevaron a seis o siete chavales», cuenta Gerardo Márquez, portavoz de la Coordinadora de Inmigrantes de Málaga. «Aquí siguen las redadas. A varios les han pedido tres veces el pasaporte en unas horas». Los arrestos se han multiplicado en la Costa del Sol, según el secretario de la Asociación Paraguaya de Marbella, Justino Vera. Relata que a finales de marzo se hizo una batida en un solo día en las discotecas latinas de San Pedro del Pinatar, en los locutorios de Marbella y en las paradas de autobuses de Estepona. «Incluso intentan entrar en las casas». A Puerto Banús también van, pero por los manteros. Más llamativo resultó, hace un mes, el corte de una calle de Estepona y la detención de un centenar de paraguayos y bolivianos.
COMEDOR SOCIAL (MADRID)
El 23 de marzo, la Policía se puso a pedir los papeles en la cola del comedor social de las Hijas de la Caridad, en la calle de Martínez Campos. Buena parte de la fila se escabulló mientras los cuatro primeros inmigrantes enseñaban su documentación. Lo afirma el Centro de Acción Social San Rafael en una carta abierta que va a utilizar «como denuncia y protesta de una serie de detenciones injustas». «No es ésta una queja contra la Policía, sino contra quienes les dan estas instrucciones», dice la misiva. «No se trata de puros controles, sino de ir por ellos a los lugares donde se ofrece comida y sanidad».
CENTRO DE SALUD (MADRID)
El 30 de marzo, la Policía hizo identificaciones en el centro de salud de la calle de Montesa. Hubo ocho detenidos y uno de ellos oyó decir a un agente: «Nosotros llevamos ocho, aún nos faltan dos». Otro ejemplo, según San Rafael, «de los muchos que a diario acontecen en esta ciudad».
CANCHAS DEPORTIVAS (VALENCIA)
Julia Castillo, de la Asociación Boliviana Intercultural (Aboin), destaca recientes redadas en el cauce del río Turia, donde se reúnen muchos extranjeros, y en las canchas al aire libre de la avenida de la Plata. «Los bolivianos y los uruguayos nos cuentan que ya no van a jugar al fútbol por miedo a que les detengan», sostiene Víctor Hernando, responsable en Alicante de la Federación Estatal de Asociaciones de Inmigrantes y Refugiados en España (Ferine).
TERMINAL DE AUTOBUSES (ALICANTE)
Ferine prepara una denuncia sobre el aumento de las batidas en la estación de autobuses de Alicante. La última ha ennegrecido el futuro de cuatro jóvenes bolivianos y de tres ecuatorianos. Aboin añade casos en las paradas de Castellón.
LOCUTORIO (VALENCIA)
Más detenciones hace unos días en un locutorio de Buñol (Valencia). Sara Verdú, coordinadora de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (Cear) en la Comunidad Valenciana: «No hemos notado ningún cambio, siguen las redadas, sobre todo en las zonas céntricas, estaciones y locutorios». En otras ciudades, como Madrid, los dueños de los cibercafés se quejan de que han bajado las ventas porque los clientes no van por miedo a ser capturados.
COLEGIO PUBLICO (MADRID)
Rubalcaba ha negado con vehemencia las redadas a las puertas de los colegios. Pero antes de Semana Santa, hubo una visita policial al centro público Emilia Pardo Bazán, en el multicultural barrio de Lavapiés, según afirma Marina Orfila, de Ferrocarril Clandestino.
EMBAJADA (MADRID)
Ferrocarril Clandestino también detalla que hace una semana hubo cacería ante la embajada de Senegal. La Policía también irrumpió en un restaurante típico de este país, pidiendo el carné hasta al dueño. «Hay denuncias continuas», resume Orfila. Su colectivo y otros (Cear, Ferine, la Federación Panafricanista y el Sindicato Obrero de Inmigrantes) coinciden en que las batidas en Madrid no son tan llamativas como hace unos meses, pero constatan que se siguen produciendo.
Miedo general
El secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, negó el jueves en el Senado que se estén haciendo «arrestos indiscriminados».Lo mismo asegura el Cuerpo Nacional de Policía. Pero los inmigrantes no se lo creen: todo el mundo conoce a alguien a quien han detenido en un lugar insospechado. «Tengo mucho miedo. He dejado de ir de compras y al cine y de salir por ahí», admite la paraguaya Adela, en la cola de la oficina donde se va a regularizar. Dice que lleva años peleando por los papeles y que no va a arriesgarse a perderlo todo en el último momento. Muchos opinan igual.
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