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Los nazis españoles quieren ser como ETA.

    Debemos por tanto ser los más preparados, los más inteligentes, los más calculadores, los más violentos y los más fanáticos (...) Como dice ETA, a ETA se entra, pero sólo se sale con un tiro en la nuca (...) ¿Cuándo tendremos nosotros una infraestructura similar?”. En contra de lo que pudiera parecer, estas sentencias no han salido de la boca de un joven forjado en el terrorismo callejero del País Vasco. Las frases están extraídas de manuales de formación y actuación de una banda neonazi española desmantelada por la Guardia Civil e incluidos en un amplio informe elaborado en 2005 tras la desarticulación de un grupo violento nacional-socialista denominado Frente Antisistema (FAS), cuyo principal radio de acción era la provincia de Valencia. Fue el comienzo de la operación Panzer, una de las más importantes contra el entramado ultra y violento en nuestro país.

Los servicios de información de la Guardia Civil seguían la pista de este grupúsculo tras detectar varias páginas web que comercializaban con armas prohibidas. En su documentación interna, los neofascistas abogaban para lograr sus fines “por la utilización de medios legales (partidos políticos) como ilegales (agitación social, acciones subversivas, sabotajes, etc), comparándose con Jarrai y HB, considerados medios de lucha social, y pretendiendo emular a ETA como forma de lucha directa contra el sistema, llegando a hacer afirmaciones tales como: «¿Cuándo tendremos nosotros una infraestructura similar?»”, explica el informe de la Guardia Civil en su página 125, documento incorporado al sumario judicial.
Las pistas de la venta cibernética de armas llevaron a descubrir toda una organización de elementos de la ultraderecha muy jóvenes, liderados por viejos conocidos de las Fuerzas de Seguridad del Estado, forjados en las palizas callejeras y la delincuencia común en la Comunidad Valenciana, además de alguno que había sido condenado por homicidio.

Las armas a la venta procedían de proveedores internacionales y otras eran fabricadas por elementos de la banda. Destacaban bolígrafos pistola, puños americanos, pistolas eléctricas, estiletes, cuchillos de montaña, hebillas de acero y un sinfín de artilugios cuya finalidad consistía en armar a activistas neonazis, aunque se ofertaban como “elementos para garantizar el derecho a la autodefensa”.
Cuando en la madrugada del viernes 16 de septiembre de 2005 la Guardia Civil irrumpía en una de las viviendas de los miembros del FAS, en la localidad de Burjassot, los agentes no salían de su asombro. Uno de sus dirigentes dormía a pierna suelta dentro de un ataúd. Al tiempo que realizaban este registro se repetía el mismo operativo en otras diecisiete viviendas y locales, incluida la sede de la organización, que hoy es el local del también ultra Movimiento Social Republicano (MSR).
Lo que más sorprendió a los agentes fue hallar documentación organizativa. Nada menos que propuestas de actuación encaminadas a emular a ETA y a sus grupos satélites implicados en la denominada kale borroka. Entre los neonazis implicados había varios militares en activo y algún que otro opositor al Cuerpo Nacional de Policía. No es la primera vez que los dos polos (el aberzale violento y el ultra fanático) se acercan. En los años 80, elementos de las desaparecidas Bases Autónomas (de corte neonazi) se mostraron más cercanos a las estrategias batasunas que a las neofascistas.

La Guardia Civil completó entonces un informe incluido en el Expediente 54/05 y aportado a la titular del Juzgado de Instrucción 1 de Carlet (Valencia). En los documentos y materiales obtenidos de los discos duros de los ordenadores se ponía de manifiesto la supuesta intención de consolidar una organización de carácter paramilitar.
En un fichero denominado Carta a Bau.doc, la Guardia Civil explica que contiene “la solicitud de 20 ejemplares del libro ‘Nuestras Ideas’, para repartir entre los nuevos afiliados al FAS”. La Guardia Civil recuerda que el autor del libro es Ramón Bau Fradera, ex dirigente de 62 años de la neonazi CEDADE. Y está editado por Ediciones Nueva República, de la que es propietario el líder del MSR, el Movimiento Social Republicano, Juan Antonio Llopart, quien ahora intenta poner en marcha un nuevo proyecto para unir a la ultraderecha. “El libro –explican los investigadores– contiene ideas de carácter violento, racista y xenófobo, además difunde informaciones falsas que contradicen las evidencias demostradas ante los Tribunales de Justicia internacional después de la Segunda Guerra Mundial”. A modo de ejemplo se transcriben párrafos como estos: “La lucha armada y violenta contra el enemigo no es inmoral en sí misma, e incluso puede llegar a ser una obligación ética ”. “Cuando un Estado anula toda posibilidad de acción no violenta, y establece una represión brutal de toda tendencia sana, la acción armada y violenta contra la tiranía es una obligación. No levantarse en armas, si ello es posible, contra una tiranía es un acto cobarde”.
Cuatro años y medio después de la intervención policial, el sumario por la operación Panzer está pendiente de que un tercer fiscal emita su informe de acusación contra los 27 imputados.

INTERVIU. 8.02.2010