Son 10 años de prisión. A esa pena ha sido condenado el vecino de Alcalá de Henares Roberto Alonso de la Varga, de 32 años, por haber dejado tetrapléjico al inmigrante congoleño Miwa Buene, de 45 años, en 2007. La Sección 17 de la Audiencia Provincial de Madrid le considera autor de un delito de lesiones agravadas, en el que también aprecia las agravantes de racismo y alevosía, según explicaron fuentes judiciales
La sala considera demostrado que fue Roberto Alonso el que propinó un fortísimo golpe en el cuello a Miwa Buene, que le produjo la fractura de las vértebras cervicales C-4, C-5 y C-6 y le provocó la tetraplejia.
El vecino de Alcalá, de gran porte físico, le pidió un cigarrillo y, como Buene no tenía, empezó a insultarle: "Vaya hijo de puta", "en este país no hay sitio para ti" y términos similares. Tras zanjar la discusión con el golpe en el cuello, el agresor gritó "Arriba España" y levantó el brazo derecho con un saludo fascista. Miwa pasó 17 días en coma en la unidad de cuidados intensivos (UCI).La sentencia, de la que ha sido ponente la presidenta de la sala, Manuela Carmena, hace una larga exposición sobre si el condenado, al asestar el golpe a Miwa, tenía la intención de dejarle tetrapléjico, lo que exigiría aplicar el llamado dolo directo en lugar del dolo eventual.
Los magistrados han optado por este último extremo, ya que resulta difícil de demostrar que la agresión la hizo de manera consciente y querida para causar la tetraplejia. De hecho, el voto particular emitido por el magistrado Ramiro Ventura apunta a que la condena debía ser más baja al aplicar el dolo eventual. Debería haberse quedado en ocho años de cárcel. Los miembros del tribunal han pedido, además, que el acusado indemnice a la víctima con un millón y medio de euros.
El fallo de la Sección 17ª también expone la gravedad que puede suponer una agresión aunque sea con los puños, que puede llegar incluso a matar a otra persona. Además, aplica la agravante de alevosía, porque Buene recibió el golpe justo cuando se estaba girando y no pudo ver el puñetazo que iba a recibir y reaccionar contra el mismo. La sala aplica la jurisprudencia del Tribunal Supremo, que habla de alevosía sorpresiva. Por parte de la víctima, no era previsible que la discusión por un simple cigarrillo pudiera concluir en unas lesiones tan fuertes.
Otra de las agravantes que aplican los magistrados para justificar los 10 años de prisión está en el racismo. Fuentes judiciales explicaron que en la vista oral ha quedado demostrado que Roberto Alonso no pertenece a ningún movimiento racista. Pero eso no quita, según el fallo, que en su pensamiento haya un extracto emocional racista que salió a la luz en el momento en que se cruzó con Miwa Buene en febrero de 2007. "La sentencia es muy detallada y aplica toda la jurisprudencia vigente para este tipo de lesiones y agresiones", destacaron fuentes judiciales a EL PAÍS.
El fallo también recoge y censura que el acusado no pidiera perdón a Miwa Buene al final del juicio, cuando tuvo ocasión de hacerlo en la última palabra que se le concede al acusado. Alonso solo se excusó ante las personas que, en general, pudiera haber ofendido por sus comentarios. También aseguró que tenía amigos negros y que si lleva el pelo rapado es por estética.
El fallo de la Audiencia Provincial reduce parcialmente la petición del fiscal, que solicitaba 12 años de cárcel por un delito de lesiones graves recogido en el artículo 149 del Código Penal, con la agravante de racismo. Las acusaciones particular y popular -ejercida por la asociación Movimiento contra la Intolerancia- pedía la misma condena, pero sumaba la agravante de alevosía. El presidente de este colectivo, Esteban Ibarra, se mostró ayer muy satisfecho, a la espera de poder estudiar el texto íntegro de la sentencia. "Es un mensaje muy importante para acabar con todos los ataques racistas que se están produciendo en España. Cuando se promueven situaciones de intolerancia en la sociedad se generan delitos de odio y hay que acabar con esto", destacó Ibarra, quien añadió que Miwa estaba muy contento con el fallo alcanzado por los jueces.
"Esperaba que Roberto me pidiera perdón"
Miwa Buene, el inmigrante congoleño que quedó tetrapléjico tras una agresión racista, se muestra muy satisfecho con la sentencia y asegura que tiene un nuevo proyecto de vida
Sonriente y muy contento. Así ha entrado Miwa Buene, el congoleño que quedó tetrapléjico tras recibir un brutal golpe en el cuello a manos de Roberto Alonso de la Varga, en la sala para hablar a los medios de comunicación. Este inmigrante de 45 años se ha mostrado muy satisfecho con la sentencia de la Sección 17ª de la Audiencia Provincial de Madrid, por la que se condena a su agresor a 10 años de cárcel y al pago de una indemnización de 1,5 millones de euros.
Miwa Buene, que sufrió la brutal agresión en febrero de 2007, ha asegurado que él nunca ha buscado la venganza, sino que se hiciera justicia. "La sentencia está en el límite de lo que hemos pedido. No tengo ni odio contra mi agresor y tampoco mi familia ni mis hijos ni mis hermanos no tienen nada que ver. Tendrá que hacer la vida en la cárcel hasta que salga. No tengo nada que ver con él. Voy a seguir con mi vida, en la silla de ruedas", ha comentado Miwa.
Miwa espera que sirva de lección
También ha añadido que esperaba que su agresor le pidiera perdón, aunque ha reconocido que no se lo habría concedido: "Esperaba el perdón, pero no ha dicho nada. Es una forma de negar que haya algo. De todas formas, no se lo hubiese concedido". El propio fallo, que sostiene que "la única razón" de la agresión fue que el agredido "era una persona de raza negra africana y emigrante en España", hace referencia a que el condenado no pidió perdón a la víctima durante la vista oral celebrada el pasado mes de junio.
Miwa espera que esta sentencia sirva de lección para otros racistas, que sepan que van a acabar en la cárcel si cometen agresiones de este tipo. "Tengo un proyecto de vida y espero salir adelante", ha destacado el congoleño. Junto a él se encontraba el presidente del Movimiento contra la Intolerancia, Esteban Ibarra, que ha destacado que la sentencia es un antes y un después, y una de las pocas ("no más de 10") que recoge la agravante de racismo.
"Es un hito en el acervo jurídico contra las agresiones racistas", ha destacado Ibarra, que ha ejercido la acusación popular. Ni Miwa ni el Movimiento tienen previsto recurrir la sentencia, de la que han destacado la pedagogía y el sentimiento mostrado por los jueces hacia la víctima.
La más seria durante la rueda de prensa ha sido Mireia, la esposa de Miwa, visiblemente triste, pero satisfecha con la condena: "Lo que debe quedar claro a los que hagan algo parecido a lo que han hecho a mi marido es que les está esperando la cárcel. Si intentan una agresión como la de Miwa les espera la cárcel. Lo que ha hecho Roberto ya no tiene arreglo ni nada. Ahora nos toca vivir y seguir hacia adelante. No sé lo que la vida nos va a regalar más adelante".
EL PAIS. 8.07.2010