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Informe Shearchlight: Antisemitismo en Gran Bretaña

    El fenómeno está estrechamente ligado con los acontecimientos en el Oriente Medio y la oposición a la política de Israel y EEUU en la zona. Por lo general no viene vinculado con la derecha tradicional ni tampoco tiene nada que ver con la crítica legítima a las decisiones políticas del gobierno de Israel, es mas para comprender su naturaleza debe ser diferenciado de estas posiciones, pues en muchas ocasiones el antisemitismo, disfrazado de antisionismo, viene estimulado desde posiciones antirracistas y antiimperialistas, según el Informe.

Antisionismo, antisemitismo y negación del holocausto

Poco después de los atentados terroristas del 11 de septiembre en EEUU, circularon en algunas mezquitas de los alrededores de Londres unos panfletos en los que se trataba de identificar quien estaba detrás de los ataques. Según estos documentos los ataques fueron ejecutados por el MOSAD, el servicio de inteligencia de Israel. Para probar semejante afirmación se argumenta que, supuestamente, esa mañana no fueron a trabajar cientos de ciudadanos judíos, advertidos previamente de que algo grave iba a ocurrir. El hecho es tan absurdo e inconsistente que ni siquiera merece una respuesta, y es mencionado en el Informe porque es parte del mito de la teoría de la conspiración que el prejuicio antisemita atribuye sistemáticamente a los judíos y que en las últimas fechas circula frecuentemente por el Reino Unido, impulsado por fundamentalistas islámicos, entre otros grupos.

En cierta forma no es nada sorprendente, después de todo Oriente Medio es la principal excusa y presunta prueba de la “clásica” teoría de la conspiración. No hay más que recordar trabajos como los Protocolos de Sión o La Internacional Judía de Henry Ford. En Gran Bretaña estos textos de la ultraderecha se encuentran en librerías islámicas, donde se distribuyen y venden abiertamente, junto con otros similares sobre la “conspiración judía”. A nadie se le escapa que hay quienes ven el mundo desde esa perspectiva y la aplican a los acontecimientos presentes.

Un panfleto producido por el Partido Islámico del Reino Unido, poco después del 11 de septiembre con el título Nuevo Orden Mundial: La Globalización, explica que esta es en realidad un complot sionista desarrollado por el ex primer ministro de Israel, David Ben Gurion. De ser cierto, Ben Gurion tendría poderes proféticos, pues el texto dice que en 1962 Ben Gurion ya describió el mundo a final de los ochenta, con la guerra fría como una cosa del pasado, la democratización de la Unión Soviética y el predominio de partidos socialdemócratas en la mayoría de los gobiernos de los países del este y oeste de Europa y una alianza mundial con una fuerza armada a su disposición. Todos los ejércitos serían abolidos y no habría mas guerras. Jerusalén sería la sede de la corte suprema de la humanidad donde todas las controversias entre los continentes federados serían resueltas. El sueño sionista de la dominación del mundo.

Algunos de los peores ejemplos de antisemitismo han ocurrido en la Universidad de Manchester en 2002; un manifiesto firmado por la Unión General Palestina y distribuido antes de un debate sobre como boicotear productos de Israel, tenía un contenido claramente antisemita. El manifiesto supuestamente citaba declaraciones realizadas en 1789 por Benjamín Franklin en relación a la “raza judía” y entre otras cosas decía: “Por más de 17000 años ellos (los judíos) han lamentado su doloroso destino por la expulsión de su tierra natal, pero , caballeros, si el mundo estuviera obligado a devolverles Palestina, los judíos encontrarían buenas razones para no volver. Por qué? Ellos son vampiros no pueden vivir entre ellos mismos”. Si la cita es auténtica, habría motivos suficientes para no reimprimirla, pero en realidad es un oda antisemita falsificada por el Nazi estadounidense William Dudley Pelley en Libertain en 1934. Pelley fue condenado a 15 años de prisión acusado de sedición y de actividades pro-nazis en 1942.

Una de las organizaciones más activas del fundamentalismo islámico distribuyendo material antisemita es Al- Muhajiroun, cuyo objetivo es ser la “voz, los ojos, y los oídos” de los musulmanes. En una pancarta mostrada en una manifestación contra Israel organizada en solidaridad con la causa palestina, se podía leer: “Israel, el cáncer que debe ser Extirpado” Entre otras afirmaciones explosivas, afirmaba: “La defensa del cáncer es la mentira del Holocausto”. Una muestra evidente del poco apoyo de esta organización es que la OLP y Arafat son descritos como agentes del cáncer.

La negación del Holocausto es lugar común del Mundo Arabe. Por el contrario es raro en la izquierda política, aunque se dan casos. Un manifiesto publicado por “La Voz del Socialismo Troskista de Salford (noroeste de Inglaterra) en 2002, anunciaba un link de internet en el que se daba información de la historia del sionismo. Esta página web tiene por objetivo la negación del holocausto y esta dirigida por Bradley Smith del instituto norteamericano para la Revisión de la Historia (IHR) una organización acusada por Searchlight por sus vínculos con organizaciones nazis de todo el mundo. Sería en extremo ingenuo afirmar la inocencia de la organización troskista a la hora de dar información sobre semejante página web.

Nazis y Sionistas

Una posición mucho más frecuente de la izquierda, más que la negación del holucausto, es la comparación del Estado de Israel con la alemania nazi, y esto es de lo más ofensivo para la mayoría de la comunidad judía en el mundo. Independientemente de la naturaleza ofensiva de semejante comparación, este tipo de analogías son raramente utilizadas para describir otros regímenes que incluso son culpables realmente de genocidio. Esta versión “antisionista” que pretende mostrar el sionismo como una versión del nazismo judío es surrealista, las víctimas de los nazis convertidas en nuevos nazis. No debería ser necesario señalar que independientemente de lo que se piense de las políticas del Estado de Israel y los costes humanos de este conflicto, hay un oposición legal a esas políticas de árabes y judíos dentro de Israel. Esto sería impensable que se permitiera en la Alemania nazi. Todo tipo de partidos progresistas están representados en la Kneseet, desde socialistas a comunistas pasando por partidos árabes. Por supuesto, el gobierno está en manos de la extrema derecha y consecuentemente esta llevando a cabo políticas de esa naturaleza. Esto no convierte a Israel en un Estado nazi, ni siquiera fascista. Por muy malo que sea el tratamiento dado a los palestinos, no se trata de un exterminio sistemático como sucedió en el Holocausto.

Por si fuera poco, no solo hay organizaciones e individuos que comparan a Israel con el régimen nazi. Cada vez es más frecuente encontrar posiciones que van más lejos argumentando que Israel es incluso peor que el régimen nazi. Por ejemplo, en la manifestación en Solidaridad con Palestina celebrada en Londres el 18 de mayo de 2002, Leila Khaled, una lider del Frente Popular por la Liberación de Palestina. Afirmó que el sionismo sobrepasa al nazismo. Otro tema sobre la dialéctica nazi -sionista es la afirmación de que algunos judios colaboraron con los nazis. A pesar de que muchos de ellos fueron bravos resistentes y luchadores contra el fascismo y fueron mártires de esa lucha. Entre ellos el líder de la resistencia en el guetto de Varsovia, el socialista Mordechai Anielewicz o la hungara de nacimiento Hannah Senesh que emigró a Palestina poco antes del comienzo de la segunda guerra mundial y luchó en un cuerpo de elite británico contra los nazis, siendo capturada, brutalmente torturada y condenada a muerte.