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Los movimientos neonazis de la República de Chequia, que, según el Ministerio del Interior, agrupan a unos 4.000 militantes, han decidido apostar abiertamente por el terrorismo. Así lo aseguran diversos expertos en la extrema derecha. Un atentado con bomba de naturaleza racista cometido recientemente por neonazis en un hotel de Praga ha hecho cundir la alarma entre la Policía. Los gitanos, que constituyen una población de unas 250.000 personas, son el principal blanco de los seguidores del nazismo en Chequia.
A mediados del año pasado, el norte de Bohemia fue el escenario de violentos enfrentamientos entre grupos de ciudadanos alentados por la extrema derecha y miembros de la comunidad gitana. Desde entonces, la calma no ha vuelto a esta zona del país, y los neonazis y otros extremistas se aprovechan de los problemas económicos y sociales que sufre una parte importante de la población para desviar la ira popular hacia los gitanos.
Después de la ilegalización del Partido Obrero, el Partido Obrero de la Justicia Social (DSSS) y la Juventud Obrera son las principales expresiones políticas del movimiento neonazi, que cuenta con muchos 'cabezas rapadas' en sus filas. El director general de la Policía, Petr Lessy, admitió que «el extremismo se ha apoderado de la sociedad», y los neonazis han conseguido armas infiltrándose en las fuerzas del orden y en empresas de seguridad privada, y reciben entrenamiento para el combate.
En este contexto, los grupos neonazis checos, que están coordinados con extremistas de Alemania, Italia y Rusia, han decidido pasar a la acción terrorista, porque, según los expertos, creen que las agresiones callejeras, amenazas y campañas de propaganda contra la minoría gitana del país son insuficientes para su estrategia de odio y violencia.Núcleo duro
El Ministerio del Interior checo está convencido de que los ataques racistas se van a incrementar en los próximos años, y muestra su preocupación por los vínculos entre neonazis checos y rusos, porque estos últimos se han visto involucrados en asesinatos de jueces, militantes de izquierda e inmigrantes en los últimos años y dominan la estrategia del terrorismo. La estrecha relación entre neonazis de Chequia y Alemania preocupa también a las autoridades. Según los especialistas, el núcleo duro de los neonazis checos está constituido por unos 400 activistas muy bien adiestrados en las técnicas de la violencia urbana y dirigidos por un reducido grupo de una quincena de líderes. Un estudio elaborado por Miroslav Mares, politólogo de la Universidad Masaryk de Brno, indica que «los neonazis se están profesionalizando ante el recrudecimiento de la crisis en Europa».
En la última etapa, sobre todo después de la ilegalización del Partido Obrero, en 2010, los neonazis se han alejado de sectores de jóvenes exaltados pero despolitizados y reclutan entre personas con mayor preparación política, lo que les convierte en más peligrosos. «Los neonazis se aprovechan de las tensiones étnicas en la sociedad checa para obtener un apoyo político y conquistar a nuevos simpatizantes. También han estrechado la colaboración internacional», señala Mares. A su juicio, «la amenaza terrorista (de los neonazis) no es comparable al terrorismo islamista, es más bien un terrorismo selectivo que se dirige a personas concretas».
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