El profesor de la Universidad Internacional de Valencia (VIU) Joan M. Oleaque señala que una “alfabetización realizada a través de una educación online desde la base educativa hasta la enseñanza superior, en la que el odio merezca la misma persecución que en la realidad física, es la herramienta sensata y sólida para frenar un desarrollo digital de odio que parece delirantemente impune”.
23 de junio de 2015
EUROPA PRESS.- El profesor de la Universidad Internacional de Valencia (VIU) Joan M. Oleaque señala que una “alfabetización realizada a través de una educación online desde la base educativa hasta la enseñanza superior, en la que el odio merezca la misma persecución que en la realidad física, es la herramienta sensata y sólida para frenar un desarrollo digital de odio que parece delirantemente impune”.
Así se explica en el estudio ‘Racismo en Internet: webs, redes sociales y crecimiento internacional’, realizado por el profesor Oleaque, coordinador del Máster Universitario en Comunicación Científica de la VIU, que aborda el alcance que la discriminación étnica, la xenofobia o el racismo tienen en Internet hasta alcanzar “cotas de enorme preocupación avanzando en países que se suponen más desarrollados”.
El informe llega poco antes de la entrada en vigor de la reforma del Código Penal que endurece los castigos por las ofensas y humillaciones 2.0 contra grupos o personas por motivos ideológicos, religiosos o de etnia que podrían acarrear penas de hasta cuatro años de prisión para quien enaltezcan o justifiquen estas acciones y de dos años para quien reproduzca o difunda este tipo de contenidos, recuerda la entidad educativa en un comunicado. Esta preocupación, prosiguen, se ha ido afianzado en España en los últimos años, un periodo durante el cual internet “se ha afianzado como un vivero inabarcable de posibilidades racistas”.
En este sentido, el autor destaca en su informe que los delitos de odio cometidos en España en el último año (entre los que se incluyen los cometidos en la Red) han crecido casi un 10%, hasta llegar a las 1.285 acciones según los últimos datos. Según un informe de OBS-Online Business School, España cuenta con una población online de 23 millones de personas. Cabe destacar que se trata de una realidad a la que ha ayudado la coyuntura económica ya que la crisis económica y su extensión en el tiempo ha ayudado a que los delitos el ciberodio y el ciber-racismo “sea cada vez más explícito”. Este patrón, añade, se repite en otros países europeos como Reino Unido donde los delitos de odio cometidos a través de redes sociales se multiplican por 30 en relación a la realidad física. 30.000 Sitios racistas Actualmente, existen hasta 30.000 sitios web, foros y usos de redes sociales racistas y anti-minorías en el mundo, un 30% más que en 2013, una cifra que se puede contrarrestar con la educación online en todas sus fases, según datos del centro Wiesenthal. Por todo ello, el autor considera que “el racismo en red se ha convertido en un problema internacional claro y explícito que, sin embargo, no parece asumirse como una preocupación de primer orden”.
Según los últimos datos, en 2018 habrá más de 3.600 millones de usuarios de Internet, un dato que está en línea con la situación en España donde el 73% de la población utiliza de forma activa las redes sociales. Por ello, del trabajo se desprende la necesidad de incidir en la persecución de los hechos criminales de odio, discriminación y violencia basados en prejuicios raciales, étnicos, religiosos o de cualquier otro tipo y utilizar en su totalidad los instrumentos legales.
En esta línea, el análisis concreta que “la inadaptación fecunda en nuevo racismo digital encontrando cobijo en un falso recogimiento, el anonimato y la falsa sensación de conexión que ofrece la red”. Así, un uso correcto, formativo y proactivo de la formación y la educación online hasta el más alto nivel, en el que las herramientas generadas a través de internet “dispongan una formación del individuo sólida, de futuro, humanista y completa es el camino correcto para frenar un posible avance de todas las formas de racismo digital”.
Para ello, el estudio aconseja aumentar la conciencia sobre las expresiones de la intolerancia y el odio en Internet, implicar a los jóvenes en la defensa de los derechos Humanos y formarlos en la lucha contra el racismo y la discriminación y detectar los focos y formas del discurso del odio, su impacto y su persecución para reducir los niveles de aceptación.