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IN MEMORIAM JAVIER ZABALETA Ha fallecido nuestro amigo y compañero Javier Zabaleta, padre de Aitor, tras una larga y maligna enfermedad. Le conocí durante la peor circunstancia que puede vivir una persona, el asesinato de su hijo a manos de un neonazi perteneciente a un grupo ultra del fútbol que decidió atacar a los seguidores donostiarras en los aledaños del Estadio del Manzanares, el 8 de diciembre de 1998. Esta tragedia fue el inicio de un recorrido muy difícil, donde generamos una gran amistad crecida en circunstancias de enorme y extraordinaria dureza. Desde el primer momento me encontré con un hombre equilibrado y justo, roto por el dolor del crimen de odio cometido contra Aitor, que sin expresiones de venganza y comportamiento justiciero, clamó para que el asesinato de su hijo fuera el último, un “nunca más” para la violencia ultra del fútbol, diciéndole al mundo a través de los medios de comunicación, ante este hecho irreparable, ”no podía comprender esta barbaridad y pedía justicia, que se castigara a los culpables” y así lo expresaba una y otra vez. Luego vinieron las idas y venidas a Madrid, a ruedas de prensa, a los juicios, a los actos de Movimiento contra la Intolerancia que ejercía la acusación popular tanto en el crimen de Aitor como en el otro proceso contra la organización neonazi Bastión. Años interminables de luchas y dolor, durante los que Javier se ganó la confianza y respeto de toda la gente y en especial del pueblo de Madrid donde, incluso los taxistas entre otros paisanos, le saludaban, compartían conversación y animaban en esta difícil lucha. Y llegaron las sentencias, no plenamente satisfactorias, endeble en especial al descartar la asociación ilícita para los neonazis, gentuza a la que tuvimos que soportar durante los juicios y en sus campañas, dentro y fuera de los estadios, contra Aitor, contra Javier, su familia y contra mí mismo significando aquello de que “tu apellido, te delata”. Mientras tanto, tratamos de digerir una indolencia institucional que recordaremos como ignominia, salvo la actitud de Nuñez Morgades que siempre estuvo a disposición de la familia y con quien entabló amistad. Tras esas intensas vivencias, Javier me hablaba de que el espacio de Aitor lo ocupó el vacio, el recuerdo y su dolor, la mirada que no le encuentra y el sinsentido de la violencia. Después llegaron viajes más esporádicos a Madrid, encuentros pequeños para una gran amistad que alimentamos y que alcanzo a mi familia; nunca dejó de llamarme e invitarme aun vinito navideño de su tierra. No hace mucho me dijo, “Esteban estoy fastidiado”, vaticinándome malos presagios entre comentarios sobre como llevábamos la lucha contra el racismo y los crímenes de odio e insistiéndome en realizar un viaje para estar juntos y disfrutar de una buena comida entre un nacionalista y un amigo del pueblo vasco. Te llevaremos siempre en nuestros corazones, mi muy querido Javier Zabaleta; un fuerte abrazo a toda su familia y a sus muchas personas amigas. Esteban IbarraPresidente de Movimiento contra la Intolerancia ySecretario General del Consejo de Víctimas de Delitos de Odio
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