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Una cadena de violaciones grupales y a manos de niños desata una ola de rechazo a los extranjeros en Alemania

    

11 julio, 2019. La juventud de los agresores en los últimos casos de abusos sexuales y el hecho de que actúen en conjunto abre un debate en el país que mezcla conmoción social, peticiones para rebajar la edad de responsabilidad penal y xenofobia


EL MUNDO.- En grupo y cada vez más jóvenes. Ése el perfil de los violadores y agresores sexuales que están aflorando en Alemania, un dato preocupante que, añadido a la nacionalidad de los autores, ha dado lugar a un debate que entremezcla conmoción social, peticiones para rebajar la edad de responsabilidad penal y xenofobia.


En sólo dos meses se han conocido tres violaciones grupales y una agresión sexual con participación de niños de entre 12 y 17 años. En total 20 menores -tres de ellos por debajo de la edad penal- repartidos en cuatro ‘Manadas’. Todos son extranjeros: búlgaros, turcos, sirios y libaneses. La cultura del ‘Wilkomenn’ refugiados, como sucedió tras la ola de agresiones en Colonia, regresa a la cuarentena.


«Ya no sois bienvenidos», ha escrito el diario ‘Bild’, el más influyente de Alemania, un mensaje de calado social que el partido Alternativa para Alemania (AfD) está dispuesto a rentabilizar.


AGREDIDA EN LA PARADA DEL AUTOBÚS


Hilos para tirar del ovillo hay. El pasado viernes una chica de 18 años con deficiencia psíquica fue violada en la ciudad de Muelheim por cinco niños de entre 12 y 14 años, todos ellos miembros de la minoría búlgara de Turquía. Dos días después, en la vecina Herne, una niña de 15 años era agredida sexualmente en la parada de un autobús por cinco chavales de entre 11 y 17 años. En este caso, eran refugiados sirios y libaneses.


En mayo, dos menores de origen libanés de 13 y 14 años, violaron a una compañera de clase tras obligarla a beber vodka y Redbull. Fue encontrada, inconsciente, con 3 miligramos de alcohol en sangre.


En abril, una ‘Manada’ de ocho, todos búlgaros y con edades entre los 14 y los 16 años, violaron a una niña de 13 en Wüppertal. Lo grabaron con sus teléfonos móviles. Seis de los agresores fueron detenidos, los otros huyeron, probablemente a Bulgaria.


«VIVIR Y TRABAJAR, NO ROBAR»


«Los ciudadanos comunitarios pueden vivir y trabajar libremente en Europa. Pero eso, a vivir y trabajar, no robar y violar», escribe ‘Bild’, y añade que la sociedad tiene derecho a defenderse y decir «ya no sois bienvenidos».


El pasado año se denunciaron en Alemania 45.536 delitos sexuales, de los que 8.047 eran violaciones. El 3% de ellas se produjeron de forma grupal, lo que desde 2017 equivale a entre 300 y 700 anuales. La participación de menores en esas violaciones es mínima, pero el jefe del sindicato unificado de la policía, Rainer Wendt, la considera suficiente para pedir una rebaja de la edad penal, actualmente en los 14 años. El presidente de la Asociación de Jueces, Jens Gnisa, lo descarta con el argumento de que la ecuación ‘a más leyes menos criminalidad’ no funciona con los jóvenes. «Esos casos hay que abordarlos desde la educación y el ámbito social y familiar», sostiene.


Los servicios de protección del menor opinan lo mismo, y eso que su actuación en caso niños por debajo de los 14 está supeditada a la aprobación de los padres. Y no todos están dispuestos a colaborar.


«Mi hijo no sabe nada. Márchense», ha sido la respuesta de una de las madres de los chicos de 12 años que participaron en la violación en Muelheim, a los pedagogos enviados por el ayuntamiento. La mujer les cerró la puerta, pero los casos siguen abiertos policial y políticamente.


El partido Iniciativa ciudadana para Mühlheim (BAMH) ha exigido en el pleno municipal la aplicación de la ley de extranjería y la divulgación de los nombres de los menores que han participado en la comisión esos delitos sexuales. «Los padres y madres con hijos en los colegios de Muelheim tienen derecho a saber quiénes son», afirmó la jefa de esa fracción, Ramona Bassfeld. Las asociaciones de padres, gran parte de la opinión pública y la AfD apoyan la petición.


Para el criminólogo Christian Pfeiffer la discusión en marcha es peligrosa. «Es cierto que la llegada de tantos migrantes al país supone un desafío, pero no hay que sacar las cosas de quicio. En 2018 hubo 64 niños involucrados de alguna manera en una violación. Doce eran extranjeros, alemanes 52».