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SAN FRANCISCO.- El pasado mes de Septiembre el Tribunal Federal de Apelaciones de San Francisco ha revocado un centenar de sentencias de muerte en varios estados del oeste de EEUU, con el argumento de que los acusados fueron condenados por jueces en lugar de jurados.
La decisión de este tribunal, con jurisdicción en ocho estados del oeste del país, deriva de una interpretación de una decisión del Tribunal Supremo de EEUU. El máximo tribunal decidió el año pasado que los jueces, y no lo jurados, son los únicos que pueden dictar la pena de muerte.
El tribunal de San Francisco, en una decisión por ocho votos a favor y tres en contra, decidió que a los presos a los que sentenció un juez se les debe conmutar la sentencia por la cadena perpetua.
La decisión de este tribunal, uno de los más liberales de EEUU, afecta a los presos de Arizona, Idaho y Montana, ya que no tiene jurisdicción sobre Nebraska y Colorado, que dependen de otra instancia federal de apelaciones.
"Cuando decidió que los jueces no tienen poder, de acuerdo con la Constitución, para dictar sentencias de pena de muerte, el Tribunal Supremo alteró los principios fundamentales en los que se basan los juicios de pena capital", señaló el juez Sidney R. Thomas.
El caso que provocó la decisión -y que, según analistas legales, es posible que sea apelada ante el Tribunal Supremo de EEUU- concierne al preso de Arizona Warren Summerlin.
Summerlin fue considerado culpable de un asesinato en 1981 y condenado a la pena de muerte por un juez en 1982.
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