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Hasta ahora, los violentos habían utilizado el Camp Nou para enfrentarse a Laporta, el primer dirigente que ha declarado la batalla de "tolerancia cero", según su propia definición, contra los grupos radicales.
Primero, los Boixos Nois lanzaron gritos de repulsa hacia Laporta desde la grada. Después aparecieron pintadas en el estadio, mientras la nueva directiva azulgrana intensificaba el control sobre ellos, por lo que la grada que ocupan en el gol norte está cada vez más vacía. Pero los seguidores radicales fueron más lejos que nunca. Ayer llegaron hasta la puerta de la casa del presidente con pintadas en las que podía leerse: "Te voy a matar"; "Nuestra casa es el Camp Nou y la tuya es la tumba"; "Éste es tu refugio" y "Laporta, hijo de puta, no nos echarás".
INCIDENTE DESAGRADABLE
Mientras en Barcelona quitaban los restos de esa amenaza, Laporta hacía sus primeras declaraciones en Roda de Ter. "Ha sido un hecho muy desagradable que está ya en manos de la policía", explicó el presidente azulgrana, quien insistió luego en que esa actitud, cada vez más beligerante del sector más radical de los Boixos Nois, no modificará los planes del Barça. Ni siquiera ahora que ha invadido ya su entorno familiar.
"No haremos concesiones a los violentos. Ninguna concesión porque seguiremos con nuestra política de tolerancia cero", afirmó Laporta. Después dijo que el objetivo del Barça es erradicar a los violentos del Camp Nou cueste lo que cueste. "Hay que prevenir para que eso no vuelva a ocurrir y para que los violentos no tengan cabida en el estadio", insistió Laporta, quien luego se disculpó por la brevedad de su intervención al no querer dar más detalles.
De vuelta a Barcelona, acompañado como siempre por un miembro de seguridad del Barça, el dirigente se encerró en las oficinas del Camp Nou para mantener un par de reuniones, ya previstas anteriormente. Laporta dejó de hablar, pero todos los estamentos públicos, desde la Delegación del Gobierno a la Generalitat de Catalunya, hicieron oír su voz, conscientes de la gravedad que había adquirido el caso porque nunca antes los Boixos habían llegado hasta la puerta de un presidente del Barça. No pasó nunca con Josep Lluís Núñez en sus 22 años de mandato, ni tampoco con Joan Gaspart, quien no tuvo reparos en definirse como un boix noi.
"Toda mi solidaridad hacia el presidente del Barcelona", explicó ayer Susana Bouis, la delegada del Gobierno en Catalunya, apoyando a Laporta, el primer dirigente del fútbol español que ha plantado cara, y de forma contundente, a los seguidores radicales. "Las amenazas que recibe él y su familia no son de esta noche sino que se han repetido en días anteriores", añadió Bouis, quien explicó que mantiene una "comunicación permanente" con la directiva azulgrana. "Trabajamos conjuntamente para erradicar algo que es absolutamente intolerable".
El Barça, tras la denuncia presentada por Laporta, deja el caso en manos de la policía, mientras la Generalitat, a través de un comunicado público firmado por el secretario general de Deportes, Josep Maldonado, realizaba un "llamamiento a la sociedad catalana para rechazar los actos de violencia que han tenido lugar en el domicilio particular del presidente del Barça".
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