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La sala de lo penal del Tribunal de Estocolmo condenó ayer a cadena perpetua a Mijailo Mijailovic, asesino de la ministra de Asuntos Exteriores Anna Lindh, a la que apuñaló en unos céntricos grandes almacenes el 10 de septiembre del año pasado. La fiscalía y la defensa disponen de tres semanas para recurrir la sentencia ante el Tribunal de Apelaciones, en cuyo caso puede celebrarse un nuevo juicio en mayo.
El abogado de Mijailovic, sueco de origen serbio y de 25 años, dijo no estar sorprendido por la sentencia, dadas los anteriores fallos del tribunal, en los que constató la culpabilidad de su defendido y rechazó declararlo psíquicamente trastornado. El acusado había sido examinado en dos ocasiones por dos grupos de expertos de la clínica psiquiatría legal del hospital de Huddinge y ambos concluyeron que no padece un serio trastorno psíquico
UNANIMIDAD
La sentencia del tribunal, aprobada por unanimidad, determina que el asesinato de Lindh fue cometido en un acto "irreflexivo y brutal". La fiscal Agneta Blidberg argumentó que el hecho de que el ataque se produjera con tanta "furia" y el "gran número de puñaladas asestadas" indican que fue un asesinato. Según Blidberg, Mijailovic actuó bajo la alteración de un somnífero, pero subrayó que el acusado era consciente de sus efectos.
El pasado 6 de enero, el acusado confesó inesperadamente su autoría durante un interrogatorio, testimonio que posteriormente confirmó ante el Tribunal de Estocolmo. Mijailovic declaró al tribunal que cometió el crimen en respuesta al dictado de "voces internas" que se lo ordenaron y explicó que empuñó el cuchillo, pero que no tenía intención de matar a Lindh.
El juicio desencadenó en Suecia un debate sobre el sistema sanitario. Mijailovic había pedido ingresar en una clínica psiquiátrica, pero no recibió más atención que un tratamiento ambulante.
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