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Prevenir la aparición de focos integristas en torno a las mezquitas es, precisamente, el objetivo de la propuesta que transmitirá la Asociación de Trabajadores Inmigrantes Marroquíes en España (ATIME) al próximo presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. El vicepresidente de ATIME, Kamal Rahmuni, planteará la creación de un Consejo islámico, elegido democráticamente y según el modelo francés, con competencias suficientes para regular la práctica del ritual musulmán y otros aspectos religiosos, y evitar así que «cualquier iluminado venga aquí con ideas y discursos radicales a intentar captar personas que se enganchen y acaben como hemos visto».
La iniciativa, apoyada por el Movimiento contra la Intolerancia o Convergencia i Unió, ha sido criticada en cambio por el secretario general de las Comunidades Islámicas de España (CIDE), que la considera inoportuna. Riay Tatari sostiene que en España «ningún imán predica la violencia, sino al revés», y asegura que «la actual organización musulmana y su interlocución con el Estado (articulada por un acuerdo de cooperación suscrito en 1992) es la mejor de toda Europa».
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