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Este nuevo llamamiento a la Fiscalía General es, de hecho, una copia modificada y ampliada de un mensaje análogo, firmado por 20 diputados de los grupos parlamentarios comunista y el nacionalista 'Ródina' (Patria) en diciembre pasado.
Justo en vísperas del viaje del presidente Putin a la conmemoración del 60 aniversario de la liberación del campo nazi de Auschwitz, donde fueron exterminados centenares de miles de judíos.
El judaísmo, afirmaban, es una religión que 'atiza entre los judíos el odio a hacia la demás población del país', por lo cual exigían prohibir tanto la religión como las organizaciones judías.
En su discurso en Auschwitz el presidente ruso admitió la existencia en Rusia, 'país que tanto hizo para la derrota del fascismo', de brotes de antisemitismo y xenofobia.
'Rusia siempre combatirá semejantes casos con toda la fuerza de la ley', advirtió entonces Putin.
Casi de inmediato, la Duma (cámara del Parlamento) aprobó una resolución en la que condenaba 'los enfoques antisemitas', sin mencionar siquiera a los autores del escandaloso mensaje a la Fiscalía, que se apresuraron a revocarlo.
Pese a los llamamientos de las organizaciones judías de tomar medidas contra los firmantes de aquel documento, la Justicia no emprendió acción alguna para cumplir la promesa de Putin de 'combatir semejantes casos con toda la fuerza de la ley'.
Como resultado, el llamamiento revisado, modificado y ampliado por su forma, pero no de contenido, volvió a aparecer para tildar a las organizaciones judías de 'extremistas' y acusarlas de 'sembrar el odio y la hostilidad' y de 'humillar a las personas por sus creencias religiosas'.
Entre las 5.000 firmas de 'creyentes ortodoxos', como se denominan, destacan el escritor Vasili Belov, el pintor Viacheslav Klíkov, el académico Igor Shafarévich, el general Leonid Ivashov y el ex campeón mundial de ajedrez Boris Spasski.
En esta ocasión, tratan de presentarse como parte agredida y, tras afirmar que Rusia vive un 'conflicto étnico', piden a la Fiscalía que aclare 'cuál de las partes lo inició y asume la responsabilidad'.
En cuanto al antisemitismo, piden aclarar si 'las acciones de los acusados (de antisemitismo) no son una autodefensa frente a la agresión de aquellos que les acusan'.
'Pese a las declaraciones de condena de ese horrible fenómeno por parte de los dirigentes del país el antisemitismo beligerante contagia fácilmente la conciencia de la gente', constató por su parte el rabino de Rusia, Adolf Shaevich.
El rabino insistió en que 'la enfermedad del antisemitismo nada tiene que ver con el comportamiento de los judíos'.
Shaevich recordó los frecuentes alusiones de la prensa al gran número de judíos entre aquellos que amasaron enormes fortunas tras la caída del comunismo e indicó que 'el tema de la 'oligarquía judía' permite indicar al culpable de todos los males y evitar el análisis de los problemas reales y la búsqueda de soluciones sensatas'.
En una declaración especial, llamó a todas las organizaciones judías a hacer frente al antisemitismo.
'El silencio en esta situación es más que una cobardía, es un crimen respecto a los centenares de miles de médicos, maestros, científicos e ingenieros que constituyen la mayoría absoluta de la población judía de Rusia y que sacrifican su trabajo y talento en aras de este país que aman', consignó.
Por el momento la Fiscalía General se niega a comentar el llamamiento y las medidas que está dispuesta a adoptar.
El Kremlin también guarda silencio, limitándose a indicar que la Constitución prohíbe a la Presidencia y el Gobierno inmiscuirse en los asuntos de Justicia.
Según el diario digital Grani.ru, el próximo 9 de mayo, cuando en Moscú se reunirán los líderes de más de 60 países para celebrar el 60 aniversario de la derrota del nazismo, Putin tendrá una magnífica ocasión de 'demostrar al mundo entero el respeto de Rusia hacia las víctimas del Holocausto y de marginarse de los neonazis ortodoxos'.
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