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MADRID. La violencia neonazi no ha desaparecido de la región. Ni mucho menos. Tras unos meses de relativa tranquilidad, la locura hecha violencia se está haciendo presente en numerosos pueblos de la Sierra de Guadarrama. Al menos, así lo denuncia en un dossier el Foro Social de la zona, que apoya también el Movimiento contra la Intolerancia, cuyo presidente, Esteban Ibarra, quiso estar ayer en su presentación.
Aseguran que en Alpedrete, Hoyo de Manzanares, Collado-Villalba, Los Molinos, El Escorial y Guadarrama se multiplican las pintadas de corte fascista, pero también las agresiones. No sólo a vecinos anónimos, como aquel de Alpedrete que fue atacado por jóvenes nazis que le dejaron «inútil para trabajar», como recordaron desde el Foro Social, sino a concejales de gobierno. Es el caso de José Ramón Mendoza, edil de Medio Ambiente y Juventud de Hoyo de Manzanares, quien cerca de su casa vio cómo le juraban muerte en una pintada.
Asimismo, denuncian el «reclutamiento» que estos sujetos hacen de menores de edad en los centros educativos, para que sean éstos los autores materiales de las agresiones, habida cuenta de que la responsabilidad penal de estos adolescentes es inferior a la de quienes han cumplido los 18 años.
Los extranjeros, como cobayas
«¿Para qué experimentar con animales si tenemos inmigrantes?» es una de las «lindezas» que adornan los muros de la sierra madrileña. «No son cuatro chavales», indicó Ibarra, quien añadió que las pintadas no son más que «la propaganda que precede a la acción: las agresiones».
La situación en Hoyo de Manzanares, por ejemplo, se recrudeció durante las pasadas fiestas locales, en verano. Han llegado, incluso, a atacar la sede de IU en la localidad.
Mientras, en Alpedrete, se ha abierto un pleito entre la alcaldesa, María Casado (PP), quien el pasado abril presentó una querella criminal por injurias graves contra cinco miembros del Foro que, presuntamente, relacionaron la «negación [por parte de Casado] de la existencia de una célula nazi en el pueblo» con el «consentimiento» del Consistorio a las «actividades probelicistas y pronazis de la Fundación Don Rodrigo».
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