En la Comunidad de Madrid hay un total de 949.000 inmigrantes empadronados, un 15,3 por ciento de la población total, de los que 556.952 tienen tarjeta de residencia. De éstos, sólo 77.823 pueden votar en las elecciones municipales, al ser ciudadanos de la Unión Europea o Noruega y mayores de edad, mientras que 74.000 son menores, según datos de la Consejería de Inmigración. Por eso, la presidenta regional, Esperanza Aguirre, anunció ayer que va a proponer al Gobierno de la Nación que negocie tratados de reciprocidad con los países de origen de los demás residentes (405.129) para que «adquieran el derecho cívico de ejercer su voto» en las elecciones locales.

La situación ahora mismo es ésta: desde 1992, los ciudadanos de la Unión Europea tienen derecho al voto en los comicios municipales, tras la reforma del artículo 13.2 de la Constitución. También los ciudadanos de Noruega pueden votar aquí, tras el acuerdo que firmó su país con España en 1990. El Gobierno de la Nación tiene rubricados otros dos tratados en el mismo sentido, con Argentina y Chile, pero de momento no están en vigor. En las elecciones autonómicas y generales sólo pueden ejercer su derecho al voto los españoles y, como es lógico, los extranjeros nacionalizados. En todo caso, la participación en las urnas de los inmigrantes que no proceden de la UE o de Noruega depende exclusivamente de los tratados bilaterales que pueda firmar el Gobierno de Zapatero con los países de origen. Pero los partidos no van a esperar tanto para dirigir «guiños» electorales a los extranjeros. Como el que hizo Simancas hace un par de semanas, cuando prometió dar 811 euros sólo a los inmigrantes con permiso de residencia y trabajo, como «beca de inicio de actividad empresarial».

En la Puerta del Sol, la presidenta regional presentó ayer el Plan de Integración 2006-2008, que está dotado con 4.400 millones de euros, lo que equivale a casi un tercio de los presupuestos generales de la región este año. En el plan hay unas doscientas medidas dirigidas a promover la integración plena de los 949.000 extranjeros que hay en esta Comunidad, cinco veces más que en el año 2000.

Empleo y extranjeros

Aguirre resumió la importancia que tiene hoy en día la inmigración en esta región así: «No hay inmigrantes porque avanzamos, sino que avanzamos porque hay inmigrantes». De hecho, el 65 por ciento de los nuevos empleos en Madrid los ocupan extranjeros. Los contratos a ciudadanos de otros países representan el 22 por ciento del total de los registrados en la Comunidad.

Una parte muy importante de los dos centenares de medidas se refieren a la Educación. Más de cien mil niños extranjeros estudian todos los días en los colegios de la región. En los próximos dos años, se van a crear 45 nuevas aulas de enlace, que son aquéllas en las que se enseña español a los niños recién llegados que no tienen este idioma como lengua materna, para que se adapten mejor. Estas aulas se suman a las 200 que ya están funcionando, y que benefician a 4.000 estudiantes. «Todos los días, nuestro futuro se decide en las aulas», destacó Aguirre para subrayar la trascendencia de todo lo que se haga en Educación. Otro ejemplo es la puesta en marcha de un programa de refuerzo educativo individualizado para los alumnos de otros países, que contará con el apoyo de 120 mediadores y monitores. Los primeros prestarán apoyo al menor y a su familia en las dificultades que puedan tener en la escuela, a través de tutorías personalizadas y con programas especiales.

Monitores en colegios

Los monitores ayudarán al chaval para prevenir el fracaso escolar, ayudarán en el aprendizaje del español y ofrecerán técnicas de estudio para lograr el éxito en las clases. Los cien primeros monitores estarán trabajando ya el próximo curso 2006-2007.

Al mismo tiempo, la Comunidad pretende promover los valores y tradiciones de los inmigrantes, y el conocimiento recíproco de las distintas culturas, con la creación de «casas regionales». En 2006 se van a abrir nueve: Rumanía, Ecuador, Perú, Colombia, Bolivia, República Dominicana, Marruecos, Bulgaria y Panafricana.