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Cientos de miles de inmigrantes se volcaron el lunes a las calles de un centenar de ciudades para reclamar la aprobación de una reforma migratoria "justa y digna".
Las manifestaciones -en su mayoría hispanos, aunque también asiáticos, europeos y africanos- denunciaron la "criminalización" de los extranjeros indocumentados.
El diario Washington Post comenta que "cientos de miles de personas hicieron una poderosa demostración de fuerza que, como dicen los organizadores de las marchas, pueden marcar la mayoría de edad del poder latino en Estados Unidos".
Uno de los columnistas de ese periódico afirma: "En sentido metafórico, los latinos 'han llegado' como una minoría cuyas ambiciones políticas al fin han igualado a su creciente número".
Entre tanto, el New York Times expresa que "decenas de miles de manifestantes en Nueva York, Atlanta, Houston y otras ciudades sugieren que millones de inmigrantes que han entrado calladamente a este país en los últimos 16 años, la mayoría hispanos, podrían estar emergiendo como una potente fuerza política".
Luther King
En declaraciones a la prensa, Nativo López, presidente de la Asociación Política Mexico-estadounidense, dijo: "Contando las manifestaciones del domingo y de este lunes, a nivel nacional, son más de tres millones de personas en las protestas".
Los manifestantes denunciaron la "criminalización" de los extranjeros indocumentados.
Analistas de prensa y políticos como el senador demócrata Edward Kennedy han comparado las protestas con la marcha por los derechos civiles que encabezó el líder afro-estadounidense Martin Luther King en la década de los años 70.
"Tenemos un sueño", decían algunas de las pancartas exhibidas en las manifestaciones, en referencia al discurso de Luther King, cuyo movimiento culminó en el reconocimiento de igualdad de derechos para los afro-estadounidenses.
Según una encuesta del Washington Post y la cadena de televisión ABC, el 63% de los estadounidenses favorece alguna vía para la legalización de los inmigrantes.
Un delito
Los grupos de defensa de los derechos de los inmigrantes se oponen a un proyecto de ley actualmente bajo discusión en el Congreso estadounidense que convertiría la inmigración ilegal en un delito y llevaría a la construcción de nuevas vallas de seguridad en la frontera con México.
Según encuestas, el 63% de los estadounidenses favorece alguna vía para la legalización de inmigrantes.
Los inmigrantes quieren que el Congreso apruebe una norma que permita a los trabajadores indocumentados permanecer en Estados Unidos.
El presidente George W. Bush respalda un esquema de trabajadores-huéspedes, pero enfrenta una férrea oposición dentro de su propio partido Republicano.
El viernes pasado, el Senado no pudo llegar a un acuerdo acerca de una fórmula de compromiso que permitiría a los inmigrantes ilegales solicitar la ciudadanía estadounidense.
El Congreso reanudará sus sesiones el próximo 24 de abril cuando se reiniciarán el debate acerca del tema migratorio
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