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ETA tenía en su punto de mira a Fernando Savater y a Maite Pagaza.

    El filósofo y miembro de la plataforma «Basta Ya» Fernando Savater y Maite Pagazaurtundúa, presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo, eran objetivos del «comando Donosti» de ETA, desarticulado el pasado miércoles en el País Vasco y Navarra. Además de Savater y Pagaza, el jefe de este grupo criminal, el «liberado» José Ángel Lerín, tenía en su poder información sobre un policía nacional del barrio de Amara (San Sebastián), de dos ertzainas de Tolosa y de «diversos intereses del Estado, como bancos y oficinas de correos». Este «comando» había sido elegido por la dirección etarra para poner contra las cuerdas al Gobierno de Zapatero en función del destino de Batasuna ante las próximas elecciones.

Moreno considera que los seis terroristas pertenecen o colaboran (en el caso de Itziar Aguirre e Ínigo Orue) con ETA, para la que prestaban sus servicios recopilando información sobre objetivos, haciendo seguimientos, llevando a cabo funciones de «lanzadera» para avisar de la presencia de controles, ayudando a miembros «liberados» o incluso interviniendo en labores de captación.

«Campaña de verano»

Junto a Savater y los objetivos mencionados anteriormente, uno de los detenidos, Arkaitz Agote (miembro de un «comando» de información) recopiló datos sobre agentes de la Guardia Civil, Policía Nacional y Ertzaintza, así como de políticos del PP y del PSOE de San Sebastián desde finales de 1999 hasta mayo de 2003. Agote también participó en la preparación de una cadena de atentados frustrados que consistía en la colocación de diez artefactos explosivos en diferentes carreteras los días 29 y 30 de julio de 2005. En el auto en el que se decide sobre la situación personal de este etarra, Moreno señala que como esa acción no se pudo llevar a cabo guardaron el material para emplearlo posteriormente en la comisión de otros atentados. Ya en septiembre de 2006, en pleno alto el fuego, Agote pasó a formar parte del «comando Donosti» junto con el considerado jefe operativo (Lerín) y el también imputado Juan Carlos Herrador.

De los seis etarras para los que el juez dictó prisión, es José Ángel Lerín a quien se imputa el mayor número de delitos: pertenencia a organización terrorista, falsificación de documentos, tenencia de armas y explosivos y estragos. Según se señala en la resolución, Lerín, miembro de ETA, comenzó su actividad criminal en septiembre de 2004 «siguiendo instrucciones directas» de Garikoitz Aspiazu, «Txeroki», responsable del «aparato militar» de la banda.

Estas actividades iban dirigidas, dice el juez, «contra intereses económicos en Guipúzcoa y turísticos en la costa mediterránea». En mayo de 2006, cuando no había pasado un mes y medio del anuncio del alto el fuego de ETA, Lerín se integró en el «comando Urederra» y «Txeroki» le dio el nombre de guerra de «Jacinto». Este «comando», cuya actividad se circunscribía a la provincia de Guipuzcoa, se limitaba a realizar diversas informaciones, entre ellas las ya citadas sobre Savater, el policía nacional de Amara y los ertzainas de Tolosa, así como sobre Pedro Miguéliz («Txofo»), testigo protegido en el «caso Lasa y Zabala» y ex confidente de la Guardia Civil.

Vigilancias sobre objetivos

En el auto de prisión de Lerín, Moreno señala que en el domicilio donde el etarra residía se encontró abundante material explosivo (aproximadamente 30 kilos de clorato, polvo de aluminio, pentrita y cordón detonante), sistemas de iniciación, detonadores, placas de matrícula vírgenes y «numerosa documentación en relación a vigilancias sobre diferentes objetivos». En otro de los domicilios utilizados por el jefe del «Donosti», se encontró una pistola, munición y documentación falsa, y en la vivienda de su hermano, otros 150 kilos de material explosivo, dispositivos con el anagrama de ETA, tornillos y bolas de acero, el «Zutabe 111» y otras publicaciones de la banda.

Respecto a Juan Carlos Herrador, imputado por pertenencia a organización terrorista y depósito de explosivos, el magistrado señala que como miembro de ETA ha realizado «diversas actividades a favor de esa organización, tales como alojar a miembros «liberados», realizar funciones de «lanzadera» y de «correo»» e informaciones sobre objetivos de la banda «para entregárselas posteriormente a los «liberados»».

Recuerda el juez que la novia de este terrorista, Lorea Irigoyen, desde ayer también en prisión, «ha colaborado en dos ocasiones con ETA», recogiendo y trasladando al «jefe» del «comando».

Sobre los imputados por colaboración con banda armada, Itziar Aguirre e Íñigo Orue, el magistrado señala respecto a la primera que durante los años 2005, 2006 y 2007 «ha alojado en su domicilio a varios miembros «liberados» de ETA», como Itziar Plaza, Alejandro Zobarana y Juan Carlos Herrador. Además, llevó a cabo funciones de «lanzadera» para avisar de la presencia de controles. Orue, por su parte, ha ayudado a Lerín en sus desplazamientos «facilitando la realización de actividades terroristas».

Por otra parte, las Fuerzas de Seguridad continúan buscando a otros posibles miembros del «comando Donosti», entre ellos a Ignacio Lerín, hermano del presunto jefe del grupo, José Ángel Lerín. Este individuo también podría tener un papel destacado en la dirección del grupo criminal. Así lo indicaron a Efe fuentes de la investigación, que señalaron que la operación continúa abierta, con lo que no se descartan nuevos registros y detenciones. Según el auto de Moreno, en el domicilio del hermano del supuesto jefe del grupo, en Berriozar (Navarra), se hallaron unos 150 kilos de material explosivo. Desde el inicio de esta operación, se ha practicado cerca de una veintena de registros y ha habido un total de once detenidos, de los cuales uno quedó en libertad sin cargos el 29 de marzo tras ser interrogado por la Guardia Civil -Julen Larrañaga- y otro, Endika Zingunegi, tuvo el mismo destino ayer, aunque en su caso con comparecencias quincenales.

Quedan por pasar a disposición judicial Sergio García, Unai Lamariano y Joseba González, detenidos en Guipúzcoa y Navarra, y que se encuentran en dependencias de la Guardia Civil a la espera de prestar declaración en la Audiencia.

En la operaciónde la Guardia Civil contra el «comando Donosti», también se desmanteló «redacción» del Zutabe de ETA, un local donde la banda había elaborado más de 100 ejemplares del número 112 de este boletín interno.


«ETA tiene armas para actuar en cualquier momento», según Mesquida

La operación policial que ha desmantelado el nuevo «comando Donosti» de ETA «demuestra la fuerza de la banda terrorista ETA», afirmó ayer en Bruselas el director de la Guardia Civil, Joan Mesquida. El máximo responsable de las Fuerzas de Seguridad del Estado alertó de que la banda «tiene capacidad operativa, activistas, explosivos y armas para cometer un atentado en cualquier momento».

Mesquida afirmó que no existen indicios de los que se pueda deducir que el acopio de armas y del resto de material se hiciese durante el periodo que duró la tregua, aunque afirmó que tres meses antes de su declaración ETA robó cerca de 1.300 kilos de polvo de aluminio y, once meses antes, 4.000 kilos de clorato potásico para fabricar explosivos.

Ni objetivos, ni órdenes

Ante la probada capacidad de la banda terrorista para cometer una atentado en cualquier momento, «hay que mantener activos todos los mecanismos de prevención y anticipación», afirmó Mesquida, aclarando que de las investigaciones no se desprende que la banda tuviese un objetivo «concreto e inmediato».

El jefe de la Guardia Civil reconoció que en la operación se han requisado informaciones, como recortes de prensa e informaciones de internet, sobre políticos, magistrados, miembros de la Fuerzas y cuerpos de seguridad, miembros del Poder Judicial y de las Fuerzas Armadas. No obstante, aseguró que «ninguna de estas informaciones requisadas indica que el grupo tuviese un objetivo concreto e inmediato que pudiera ser objeto de un atentado terrorista».

El comando «tampoco había recibido una orden concreta para atentar», afirmó Mesquida en respuesta a las informaciones policiales de los último días, según las cuales el grupo esperaba una orden de la banda para «dar duro» en el caso de que Batasuna tropezase con algún obstáculo para ir a las elecciones.

Entre los objetos interceptados por las Fuerzas de Seguridad del Estado en los 17 registros realizados, se encontraban las capuchas blancas que la banda ha utilizado en los últimos años para hacer apariciones en público, en vídeo o dejarse fotografiar. Mesquida afirmó que las capuchas halladas en el marco de esta operación contra ETA podrían ser las que la banda utilizó el 22 de marzo de 2006, cuando tres etarras aparecieron en televisión con el rostro tapado y la cabeza cubierta por una «txapela» para anunciar el alto el fuego.

La fuerzas de seguridad también han incautado por primera vez, tal y como informó ayer el jefe de la Guardia Civil, una imprenta que la banda utilizaba para la elaboración de boletines internos, los llamados «Zutabe». Además, fueron interceptados cerca de 200 kilos de material para fabricar explosivos, bombas lapa, y coches y paquetes bomba, más dos pistolas de la partida robada en Francia.

Mesquida elogió la labor de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado cuya intensidad «no conoce treguas ni ha bajado ni un milímetro». «Se trata de la operación contra ETA más importante realizada en España en los últimos años», dijo dejando la puerta abierta a las posibles nuevas detenciones que podrían llevarse a cabo en los próximos días.