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Moscú. Batalla campal en pleno centro de la ciudad entre grupos ultras y caucasianos

    Las autoridades rusas son implacables a la hora de reprimir manifestaciones pacíficas, como las que encabeza el ex campeón de ajedrez, Gari Kaspárov, pero se ven desbordadas a la hora de impedir que "cabezas rapadas" y otros grupos ultras conviertan el centro de Moscú en campo de batalla. Este sábado duraba todavía la resaca de la monumental reyerta que protagonizaron la víspera militantes ultranacionalistas rusos y jóvenes caucasianos.

Por orden del alcalde moscovita, Yuri Luzhkov, la Policía seguía patrullando las calles de la capital rusa, impidiendo que se reproduzcan los enfrentamientos y practicando nuevas detenciones. Decenas de heridos, cerca de medio centenar de arrestados, un periodista jordano hospitalizado con rotura del maxilar inferior y abundantes daños materiales fue el balance de la espectacular batalla campal del viernes.

Resulta que, el pasado jueves, junto a uno de los accesos a la Plaza Roja, un grupo de unos 50 jóvenes procedentes de Georgia, Daguestán, Chechenia, Armenia y otras zonas del Cáucaso se dedicaron durante varias horas a bailar la "lezguinka", una danza típica de Georgia. Los participantes en la fiesta, según el llamado Movimiento contra la Inmigración Ilegal (DPNI), una organización rusa de proclamada orientación xenófoba, estaban borrachos, increparon a los viandantes e incluso provocaron una pelea.

Para vengar la "afrenta", distintas organizaciones de corte neofascista convocaron para el día siguiente a sus seguidores, a través de sus respectivas páginas web. El viernes, hacia las ocho de la tarde, jóvenes provistos de barras de hierro, botellas y armas blancas se lanzaron a la caza de caucasianos en todo el entorno de la Plaza Roja, en donde se encuentra también el Kremlin. Los agredidos avisaron de inmediato a sus compañeros y, a los pocos minutos, las fuerzas estaban más o menos igualadas.

En la pelea participaron centenares de jóvenes. Hubo escaparates rotos y muchos vehículos sufrieron los impactos de una auténtica lluvia de piedras y botellas. La Policía tardó en aparecer y consiguió dominar la situación con ímprobos esfuerzos. Luzhkov, cuya candidatura para seguir al frente de la alcaldía moscovita acaba de ser presentada por el presidente Vladímir Putin a los concejales, salió enseguida para asegurar que no tolerará "manifestación alguna de chovinismo, nacionalismo o xenofobia". Y eso que él mismo incita a menudo tales actitudes, por ejemplo, declarando que la península de Crimea es rusa y no ucraniana.

El mes pasado, durante desórdenes similares en la región de Stávropol, fronteriza con Chechenia, murió un checheno llamado Guilaní Atáyev. El 3 de junio, fueron hallados dos jóvenes rusos decapitados en lo que parece la respuesta al asesinato de Atáyev. La Policía tuvo que emplearse a fondo para impedir que la situación se desbocase. La localidad de Kóndopoga, en la región de Karelia, fue también escenario de sangrientos enfrentamientos entre rusos y caucasianos en septiembre del año pasado.

Heraldo.es 24. Junio 2007