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DECLARACIÓN DE CÓRDOBA DEL PRESIDENTE EN EJERCICIO DE LA OSCE SOBRE INTOLERANCIA Y DISCRIMINACIÓN HACIA LOS MUSULMANES.

    Inspirados una vez más por el espíritu de Córdoba, Ciudad de las Tres Culturas;

Reconociendo que el respeto por los derechos humanos y libertades fundamentales, la democracia y el estado de derecho se encuentran en la esencia de la concepción omnicomprensiva de seguridad de la OSCE y reafirmando que el racismo, la xenofobia , el antisemitismo, el anticristianismo y la discriminación, también hacia los musulmanes, son contrarios a estos principios, valores y compromisos,

Recordando la Declaración de Córdoba de 2005, la cual reconoció que algunas formas de intolerancia y discriminación pueden tener orígenes y características únicos y requieren adecuada definición, y que los instrumentos para combatirlas son, en muchos casos, similares e incluyen esfuerzos en la observación, la recogida de datos, la legislación, el cumplimento de la ley, la educación, los medios de comunicación social y la promoción del diálogo;

Recordando asimismo las Decisiones Ministeriales de Oporto y Sofia que, entre otras cosas, mostraron preocupación por el fenómeno de la intolerancia y la discriminación hacia los musulmanes, así como Conferencias de la OSCE en los últimos años celebradas en Viena, Berlin, Paris, Bruselas, Córdoba y más recientemente en Bucarest, y reuniones tales como la que tuvo lugar en Almaty , que, entre otras cuestiones, se centraron en la cuestión de la intolerancia y discriminación contra los musulmanes;

Reconociendo que el objetivo de esta Conferencia es examinar más en detalle la intolerancia y la discriminación hacia los musulmanes en el ámbito OSCE, con el ánimo de ofrecer posibles soluciones como parte de nuestros esfuerzos para luchar contra todas las formas de discriminación;

Es el parecer del Presidente en Ejercicio que,

1. La intolerancia y discriminación contra los musulmanes debería ser abordada con la mayor preocupación y los actos basados en dicha intolerancia y discriminación deberían ser condenados sin reservas, y debe reafirmarse el compromiso de los Estados participantes de la OSCE relativo a la lucha contra la intolerancia y discriminación hacia los musulmanes.

2. Es necesario evitar los prejuicios que engendran la intolerancia y la discriminación hacia los musulmanes, los cuáles podrían conducir a nuestras sociedades y Estados a percepciones sesgadas y a erigir nuevos muros de división en su seno y entre ellos;

3. A tal fin, es el parecer del Presidente en Ejercicio que:

La responsabilidad primordial de hacer frente a los actos de intolerancia y discriminación hacia los musulmanes corresponde a los Estados participantes. Ello puede llevarse a cabo, entre otros medios, mediante la promoción y facilitación de un diálogo intercultural e interreligioso abierto y transparente, mediante mecanismos de colaboración que fomenten la tolerancia, el respeto y el entendimiento mutuos, mediante la defensa de los derechos humanos y libertades fundamentales, así como mediante la lucha contra los prejuicios, la alienación y marginalidad,

Compete asimismo a las comunidades musulmanas el pleno compromiso con las sociedades en que viven. Es muy importante que participen, entre otras cuestiones en la vida política y social , a través de organizaciones representativas.

Ningún acontecimiento internacional o cuestión política puede justificar la intolerancia y la discriminación, incluyendo las dirigidas hacia los musulmanes.

Debe condenarse abiertamente toda forma de terrorismo. La identificación de éste
y el extremismo con el Islam y los musulmanes debe ser totalmente rechazada.

Los representantes políticos y de las comunidades pueden desempeñar un papel significativo en la lucha contra la intolerancia y la discriminación hacia los musulmanes, sirviéndose, entre otros, de un discurso constructivo de carácter público que rebaje las tensiones en el seno de las sociedades, y ello sin perjuicio del respeto a la libertad de expresión.

La educación constituye un instrumento fundamental en la prevención y tratamiento de la intolerancia y la discriminación hacia los musulmanes, así como en la promoción de la integración y el pluralismo, y la lucha contra la radicalización. En este sentido, los Principios Rectores de Toledo en materia de educación sobre religiones y creencias en escuelas públicas en el ámbito OSCE, que se presentarán próximamente, apoyarán sin duda estos esfuerzos.

Es digno de mención el compromiso, asumido por los Estados participantes, de recabar información y estadísticas fidedignas sobre los actos originados por la intolerancia y discriminación, incluidos los cometidos contra musulmanes, Al mismo tiempo, sería conveniente que los Estados participantes transmitiesen dicha información periódicamente a la Oficina para las Instituciones Democráticas y los Derechos Humanos de la OSCE (OIDDH), e hiciesen que esa información sea accesible al público;

La legislación y la aplicación de la ley son herramientas esenciales para combatir los crímenes y las manifestaciones violentas de la intolerancia y la discriminación, incluidas las cometidas contra los musulmanes.

La Oficina de Instituciones Democráticas y Derechos Humanos (OIDDH) podría, reforzar más la labor de su Programa al servicio de la Tolerancia y la No Discriminación, en particular de sus programas de asistencia, entre otros campos en lo concerniente a la intolerancia y no discriminación hacia los musulmanes. Además la OIDDH debería proseguir su cooperación con el resto de instituciones de la OSCE, así como con otras organizaciones, así como con los Tres Representantes Personales en cuestión de Tolerancia, en materia de intolerancia y discriminación hacia los musulmanes.

Deberían alentarse y apoyarse los intercambios informales entre expertos de los Estados participantes de la OSCE sobre buenas prácticas y experiencias, así como de trabajos de las organizaciones internacionales y ONGs en estos ámbitos.

En este contexto, la Iniciativa de la Alianza de Civilizaciones auspiciada por Naciones Unidas, cuyo propósito es facilitar la armonía y el diálogo recalcando el denominador común de las diferentes culturas y religiones, debe ser destacada, y son bien acogidos el nombramiento del Alto Representante de Naciones Unidas para la Alianza de Civilizaciones y la presentación del Plan de Aplicación para el periodo 2007-2009 durante el Encuentro Ministerial del Grupo de Amigos de la Alianza, celebrado en septiembre en Nueva York.