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Siete neonazis insultan y pegan en Chamartín, Madrid, a varias personas, entre ellas dos inmigrantes negros.
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Los hechos ocurrieron alrededor de las 14.30 cuando se inició una discusión entre los neonazis y uno de los vendedores que estaba en una esquina. Los primeros dieron diversas patadas a los discos que tenía repartidos en el suelo y comenzaron a insultarle. El afectado se revolvió y cogió un ladrillo con el que amenazó a los atacantes. Éstos tenían una clara estética neonazi: llevaban botas, pantalones vaqueros ceñidos y cadenas. Dos de las mujeres llevaban crestas, según los testigos.
Los neonazis blandieron las litronas que llevaban y se inició una revuelta. Algunos testigos de la trifulca pidieron a los rapados que cesaran en su actitud. Éstos, lejos de hacerles caso, empezaron a levantar el brazo en forma de saludo fascista mientras gritaban "Herr führer" y "¡fuera comunistas, sucios rojos!", entre otros improperios. Según los testigos, después se liaron a golpes y patadas con el vendedor, que salió corriendo. "No le alcanzaron porque corría como un gamo", explicó el empleado de un bar.
Los rapados se concentraron en el centro de la calzada y se dirigieron de forma muy organizada hacia las personas que les incriminaban. "Empezaron a pegar a todo el mundo, mientras gritaban 'guarros e hijos de puta'. Uno de ellos se ha puesto en medio y les ha dicho cómo tenía que agredir a la gente", detalló Óscar, uno de los agredidos.
Los rapados se fueron hacia una mujer que les incriminaba y la golpearon. También agredieron al otro joven negro y a dos chavales que estaban mirando. "Me han pegado dos tortazos. Encima yo, que no estaba haciendo nada", añadió Óscar. Un vecino avisó al teléfono 112. Los residentes en la zona amenazaron a los rapados con que la policía estaba a punto de llegar. "No pararon de lanzarles insultos", recordó Óscar.
Una mujer de unos 30 años fue acorralada por las chicas del grupo y golpeada, pese a sus intentos de zafarse, informa Europa Press. Los testigos afirmaron que mucha gente que salía del metro no subía las escaleras de la estación de Alfonso XIII, ante la revuelta que había fuera.
Cuando acudió un coche patrulla, la situación se había resuelto. Los atacantes se habían marchado andando mientras insultaban a los viandantes.
La versión de la Jefatura Superior de Policía difiere de lo narrado por las víctimas. Supuestamente, un hombre borracho con una litrona se metió con el hombre negro, y hubo algún que otro empujón e intercambio de patadas. El agresor iba acompañado de una mujer, que le azuzaba para que se peleara, hasta que llegó otro inmigrante negro y se llevó a la víctima.
La policía, que no había recibido anoche ninguna denuncia, investiga lo ocurrido.
(El País. 30.10.2007)
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