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Proponen métodos nazis contra los inmigrantes en el norte de Italia.

    La oleada de racismo y xenofobia contra los inmigrantes pobres en Italia está adquiriendo tintes demenciales. Un consejero municipal de la Liga Norte postuló en plena asamblea comunal de Treviso que para castigar a los "extracomunitarios" se adopten los mismos métodos de las SS nazis. Treviso es una rica ciudad del próspero Véneto, en el nordeste italiano, que se caracteriza por una serie de iniciativas apoyadas por la ciudadanía contra los inmigrantes y los homosexuales.

El representante de la Liga Norte en el Concejo Deliberante de Treviso se llama Giorgio Bettio y pidió los métodos más duros contra los extranjeros que habitan en la ciudad. Contra los inmigrantes "hay que usar los mismos métodos de las SS nazis: castigar a diez por cada abuso que cometan contra uno de nuestros ciudadanos".

En el norte de Italia es legendario el racismo contra los "terroni" del sur. Pero en las últimas tres o cuatro décadas, la xenofobia interna ha cambiado registro. Ahora las víctimas favoritas son los "extracomunitarios", o sea los inmigrantes que no pertenecen a la Unión Europea, aunque en los últimos meses también los rumanos, que sí son comunitarios, están siendo blanco de la furia purificadora.

El consejero Bettio acusó a los inmigrantes de "comportarse como terroristas" que amenazan a los trevisanos.

El personaje más popular de Teviso, un tipo "disgustoso" co mo dirían los italianos, es Giancarlo Gentilini, que ha sido alcalde de la ciudad y ahora es "prosindaco", o sea segundo de un intendente que en realidad responde a sus órdenes. El consejero Bettio es un reflejo de las ideas de Gentilini. Hace poco toda Italia se enteró de su decisión de imponer la "tolerancia cero a los culattoni", o sea a los homosexuales que se reúnen en un lugar de la ciudad. Gentilini también proclamó la misma tolerancia cero contra los inmigrantes. Puso clavos en las paredes y quitó los bancos de una plaza frecuentada por extranjeros. Prohibió el velo y los caftanes, las túnicas, usadas por los musulmanes "porque puede esconderse un terrorista". Alguna vez propuso disfrazar a los extranjeros de liebres para que los ciudadanos les disparen con escopetas. Era una broma dicen, entre risas, sus amigos.

En el municipio de Romano d'Ezzelina, también en la región del Véneto, la alcaldesa Rossella Olivo, de la Liga Norte, ha prohibido los matrimonios entre locales y extranjeros no residentes, una decisión que va contra las leyes de la República italiana. "Si vienen a querer casarse llamo a la policía", advierte. La señora también ha decidido que los paquetes de comida y ropa de ayuda a los más pobres sea exclusivamente para los italianos.

Los "extracomunitarios" -una palabra que los italianos utilizan en forma peyorativa- tampoco gozan de los bonos de 250 a mil euros destinados a ayudar a las familias de los alumnos más pobres de las escuelas.

El alcalde de Montegrotto, otro municipio Véneto, está contento con su ingenio. En los carteles electrónicos municipales aparecen escritos en los que se invita: "Ciudadano, ¡emigra! Serás mejor tratado que aquí donde los extranjeros son privilegiados".

La Liga Norte de Umberto Bossi, aliado en la oposición de derecha del ex premier Silvio Berlusconi, ha presentado una moción en once municipios del Véneto en la que exige normas más rigurosas para dar la residencia a los extracomunitarios.

Los inmigrantes siguen llegando porque el Véneto como el resto de Italia se paralizaría sin ellos. Este año ha sido autorizado el ingreso de otros 170 mil forasteros. El odio de los xenófobos se concentra sobre todo en los musulmanes. Varias mezquitas no han podido ser construidas. Los terrenos destinados al culto islámico son regados con orina de cerdo y amenazas para impedir que se instalen los infieles en una zona tan pero tan católica. La Iglesia se indigna en público pero no hace mucho para oponerse.