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Durante un discurso pronunciado ante los estudiantes congregados en la universidad de Constantine, varias veces interrumpido por los aplausos, el jefe del Estado galo hizo un firme alegato contra las distintas manifestaciones del racismo y reafirmó la voluntad de Francia de combatir 'cualquier tipo de terrorismo, integrismo o islamofobia'.
Sarkozy ha hecho de la reconciliación franco-argelina la principal enseña de este desplazamiento al país norteafricano en el que se no se ha cansado de reconocer 'los errores del colonialismo' y ha pedido a Argelia 'confianza' para mirar hacia el futuro.
'Combatiré el racismo, sea antiárabe, antijudío, antinegro, antiblanco. Francia no transigirá jamás con el racismo y estará siempre al lado de los que no transigen. No transigirá con la islamofobia, el antisemitismo, el fanatismo, integrismo y con ninguna forma de extremismo ni de terrorismo', dijo.
'Argelia encontrará siempre a su lado a Francia cuando se trate de combatir el terrorismo, el extremismo, el integrismo y la islamofobia', aseveró para, a continuación, hablar también de la necesidad de 'justicia' y defender, de paso, la necesidad de lograr la paz en Oriente Próximo.
'Privar a los palestinos de un Estado nación es una injusticia que Francia no aceptará. No reconocer a Israel el derecho de vivir en seguridad es una injusticia. Impedir a los creyentes practicar su religión, rechazar la libertad de conciencia y culto, es una injusticia', prosiguió Sarkozy.
A su modo de ver, no se combate el fanatismo y el integrismo combatiendo la religión, sino 'favoreciendo una idea abierta y tolerante' de la misma. 'No creo --dijo-- que las grandes religiones sean una amenaza para la paz ni constituyan un obstáculo al progreso, ni que sean un factor de oscurantismo'.
En esta misma línea, defendió un Islam humanista y abierto, rechazando la amalgama entre Islam y terrorismo. 'No quiero una amalgama entre los musulmanes y el fanatismo', proclamó. 'En nombre de la Francia laica y republicana quiero decir a los miles de musulmanes de todo el mundo que la civilización de la que son depositarios puede ser una oportunidad para el mundo'.
El presidente francés puso igualmente de relieve la importancia de la diversidad y la mezcla que han sido los principios sobre los que se ha construido la grandeza del mundo mediterráneo, y a los escépticos que desconfían del proyecto de Unión Mediterránea les recordó el escenario bélico de Europa que para nada hacía augurar la actual Unión Europea.
'En Europa hemos luchado hasta el límite del horror y sin embargo nos hemos perdonado. La Unión del Mediterráneo es una apuesta y es un desafío', apuntó. 'Una apuesta --añadió-- dictada por el ideal tanto como por la razón. Una apuesta que no es ni más ni menos razonable que la de Europa hace sesenta años'.
'Yo hago la apuesta de la comprensión, del respeto, de la solidaridad y del amor. Prefiero esta apuesta que la de la venganza, el odio y la barbarie', destacó Sarkozy, que trasladó a su auditorio su comprensión por el pasado colonial que tanto contamina las relaciones con París.
'No ignoro --dijo-- el dolor, el sufrimiento y el malestar que ha sentido vuestro pueblo, pero lo que se pudo hacer en Europa será posible hacerlo en el Mediterráneo'. Así pues, pidió a Argelia 'confianza' y garantizó que los problemas que suscitan malestar entre ambos países, como el espinoso asunto de la inmigración, serán tratados de manera conjunta.
Terra Actualidad - Europa Press 5.12.07
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