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Dos heridos leves, sillas y cristales rotos, botellas estalladas contra el suelo... Es el resultado del ataque de «diez nazis» contra el centro cultural Piluka del Barrio del Pilar (Fuencarral) la madrugada del 22 de diciembre.
«El objetivo no era tanto causar destrozos como amedrentar», dice Miguel Ángel Ordinas, de la Asociación de Vecinos de la Flor, uno de los colectivos que llevan a cabo proyectos en este centro.
Los agresores irrumpieron en el local con estacas, bates y bengalas. En el interior, que pronto se llenó de humo, había ocho personas. Dos de ellas resultaron heridas leves; el resto se refugió en el sótano.
Cada vez en más distritos
La Federación Regional de Asociaciones de Vecinos afirma que actos violentos como éste son un ejemplo más del incremento de la actividad de grupos radicales de ultraderecha en distritos tradicionalmente alejados de su radio de acción, como Fuencarral, Usera y Carabanchel.
De la misma opinión es el Movimiento contra la Intolerancia, que ha detectado que en estos distritos empieza a haber una «infraestructura neonazi» cuyo principal objetivo es crear «una ola de agitación racista, caldo de cultivo para posteriores acciones violentas directas».
Hace un año, el Barrio del Pilar fue el escenario de una agresión nazi a un joven que resultó herido grave. Este ataque generó una fuerte alarma social en el barrio, que se movilizó contra los grupos ultras. Ahora, los colectivos del centro Piluka preparan movilizaciones, aún por determinar, para el 12 de enero.
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