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Campaña electoral. Contra la intolerancia, por todos un Respeto.

    El comienzo de la campaña electoral, como era de prever, nos ha dejado inquietantes mensajes, no tanto por las propuestas políticas como por incidentes de acoso y actos de intolerancia perpetrados contra Rosa Díez, María San Gil y Dolors Nadal en varias universidades, así como los acaecidos a los dirigentes populares en la polémica visita al Hospital Infanta Cristina de Parla, precedidos de otros incidentes como los sufridos por socialistas como el Alcalde de Sevilla o el presidente de Gobierno en León, a la que hay que añadir una pléyade de comportamientos agresivos contra otros partidos, menos recogidos por los medios de comunicación.

Descartada la “teoría del complot” por absurda, una interpretación objetiva, no partidista y sosegada, de los hechos “universitarios”, nos lleva a señalar a grupos de ultraizquierda cuya práctica constante, durante años, ha sido acosar y sabotear actos de quienes ellos consideran enfrentados a sus posiciones. No solo han sido los políticos quienes han sufrido estas acciones, otras organizaciones y personas hemos tenido que padecer este boicot fuera de la lente mediática de la coyuntura electoral pasando inadvertidos y no por eso dejó de ser tanto o más doloroso. La condena de estos sucesos debe hacerse sin paliativos y la deslegitimación de estas conductas totalitarias, a las que también se apuntan los grupos fascistas, debe ser absoluta.

Respecto a lo acaecido en Parla, tampoco hay disculpa, ni justificación. La protesta legítima no se debe confundir con el acoso, los zarandeos, insultos y escupitinajos, esto nos recuerda a la manifestación, también polémica, contra el terrorismo donde fue acosado, insultado y golpeado el Ministro Bono y sobre la que se vertió mucha tinta y tuvo largo recorrido. Aquí en estos casos, se revela la mala educación que realizan los partidos políticos a sus bases respectivas, al no reparar en el principio de respetar la dignidad y derechos de sus oponentes políticos.

Temíamos que esto sucediera y en verdad, que arreciara durante la campaña electoral por la tensión añadida , pero sobre todo por el precedente crispado de toda la legislatura. Hay que agradecer debates como el protagonizado por Solbes y Pizarro, a la luz de estos sucesos, dado que aportan un valor añadido a sus argumentos y tablas económicas, a saber, el sosiego y respeto hacia el oponente y la emergencia de un valor maltratado, como es la palabra razonada.

Convendría a los dirigentes enseñar a sus bases a protestar desde el respeto a sus oponentes, a manifestarse sin insultar a quienes critican, a no dejar espacio a cualquier manifestación de intolerancia, en este caso política e ideológica, como son aquellas que niegan la dignidad y los derechos fundamentales de los oponentes políticos.

También convendría entender que para alcanzar objetivos electorales, no todo vale. No vale afirmar que los Derechos Humanos se están destruyendo en España, inquietar el horizonte de derechos de los homosexuales o señalar a colectivos criminalizando prácticas sanitarias,

Convendría no olvidarnos del respeto que debe alcanzar a los inmigrantes que, sin posibilidad de uso de la palabra en esta campaña, observan atónitos e inquietos como de ellos se habla, a veces hasta la ofensa, con comentarios y propuestas que alimentan el estigma y el prejuicio. Esto también resultaría pedagógico para la ciudadanía.

Finalmente, sería ilustrativo recordar como Luter King o Gandhi obtuvieron grandes victorias políticas sin recurrir al acoso, insultos, ni a agresiones, logrando ni más ni menos, que los derechos civiles para millones de negros en exclusión y la independencia de la India, respectivamente, unos objetivos nada fáciles alcanzados con perseverancia y sin machacar la dignidad de las personas de quienes se oponían.

Esperemos que la campaña electoral incorpore un sencillo lema: ¡Por todos un respeto!.

Esteban Ibarra
Presidente Movimiento contra la Intolerancia