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El recuerdo de la figura del ilustre escritor Joan Fuster sigue estando viva entre sus detractores, hecho que se demuestra cíclicamente con la aparición de pintadas en la fachada de la vivienda donde residió en su ciudad natal, Sueca. Las últimas han vuelto a tachar a Fuster de "nazi", calificativo utilizado ya en varias ocasiones en episodios similares. El color de la pintura elegido también sigue siendo el azul.
La única novedad respecto a situaciones anteriores reside en el hecho de realizarse las pintadas en la casa contigua a la mítica vivienda del ensayista, situada en el número 10 de la calle Sant Josep. Este supuesto error convirtió a la Biblioteca Suecana en el objetivo de unos desaprensivos que, además de pintar el exterior del edificio municipal, aprovecharon para romper los cristales que dan a la calle. El equívoco pudo haber estado provocado por la exposición "Fuster i els clàssics", inaugurada el viernes 13 de junio por Jordi Pujol y situada en el claustro interior que une las dos casas lindantes.
Levante-EMV.com 24.6.08
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