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LA CUMBRE DEL DESARROLLO "INSOTENIBLE"

    Finalizó la Cumbre de la Tierra y el impulso que se reclamaba desde amplios sectores sociales en todo el Planeta para obtener un eficaz Plan de Acción contra los dos males que azotan a la humanidad, el hambre y la degradación ambiental, se quedó simplemente en retórica gestual con escasos logros concretos. En verdad, los acuerdos son vagos, inconcretos y decepcionantes, no alcanzan ni los cinco objetivos trazados por el Secretario de Naciones Unidas, Kofi Annan, que situó en dotar de agua potable a mil millones de personas que no la tienen y a dos mil cuatrocientas sin red de saneamiento, abordar el problema de la salud muy amenazada por la contaminación, modificar las bases actuales del consumo energético, frenar la erosión y la degradación ambiental y proteger eficazmente los ecosistemas y la biodiversidad, como las cuestiones fundamentales para la sostenibilidad y la erradicación del hambre en el mundo.

Pero no hay voluntad política para poner fin a esta situación y mientras los líderes de mas de 100 países que asistieron a la Cumbre hablaban de la necesidad del desarrollo “sostenible”, incluso Colin Powell presentó a USA como campeón mundial entre abucheos de las ONG, los técnicos que debían concretar el Plan evitaron precisar tiempos y objetivos. Además no hubo acuerdo en reducir la contaminación, solo vagas intenciones, especialmente por EEUU causante de un tercio de las emisiones contaminantes que niega su reducción por ir contra el interés nacional; no hay ningún compromiso, ni calendario para acabar con los subsidios a la exportaciones agrícolas en los países ricos, ni con el “dumping” que destruye los mercados en los países en desarrollo, tampoco se logró un plan internacional para hacer frente a la crisis del precio de las materias primas, ni para elevar los niveles de ayuda, olvidando el 0’7 y sin ningún compromiso para avanzar en la cancelación de la deuda externa.

Diez años después de la Cumbre de Río, predecesora de la reciente de Johannesburgo, aunque la toma de conciencia sobre la explotación desmedida de los recursos marinos, el calentamiento global, los incendios forestales, la desertificación, la perdida de especies o la contaminación, fluyó de los ecologistas y las ONG al conjunto de la sociedad, a instituciones, empresas y medios de comunicación, los resultados de esta reunión señalan la responsabilidad que adquieren los gobiernos por no avanzar hacia un modelo de desarrollo realmente sostenible, basado en la protección del medio ambiente y en el principio de la solidaridad, y permitir que sea el mercado y su lógica de acumulación de capital quien defina un modelo que deja a la mayoría de la población en la miseria y devasta la Tierra.

Ahora, si alguien se pregunta de donde escapan los inmigrantes, solo tiene que dirigir su mirada a Johannesburgo y allí encontrará la respuesta al drama planetario que supone el apartheid global, la segregación de los pobres, denunciado por Thabo Mbeki, presidente de Sudáfrica en la inauguración de la Cumbre. Una segregación que impide el desarrollo integral del ser humano y que condena a la Naturaleza a una muerte progresiva. Si quieren saber de donde vienen hoy los inmigrantes, vienen de allí, donde los desastres económicos, ecológicos y sociales causados por el hombre, especialmente el hombre rico y con poder, cada vez hacen mas imposible la vida.

La Cumbre de la Tierra ha sido un lugar incomodo. Al analizar los problemas como el de la escasez del agua que tiene condenadas a millones de personas a vivir sin agua potable, ¿podemos imaginarnos sinceramente como es vivir así?. ¿Y la muerte de dos millones y medio de seres humanos que se calculan durante este año con enfermedades generadas por la contaminación del agua?. Al analizar los problemas del cambio climático y sus consecuencias devastadoras, ¿nos imaginamos vivir las inundaciones de China, Centroeuropa o América Latina?. Al analizar las deficiencias sanitarias graves y sobre todo de miseria en un mundo donde la fortuna de las 250 personas mas ricas equivale a los recursos de la mitad de las personas de los países mas pobres, ¿podemos imaginar como se vive una hambruna?.

Nos falta empatía y ni siquiera nos atrevemos a conectar nuestro modelo “insostenible”, con las pautas de consumo que imperan en Occidente, la contaminación y la energía despilfarrada, la frivolidad cotidiana con que vivimos en un mundo que no entendemos que es finito y en el que viven otros millones de seres humanos. Un vez dijo Umberto Eco que la comunidad mundial debía de estar muy agradecido al pueblo chino por la no utilización de papel higiénico en sus necesidades, aquello que para nosotros supondría una falta higiénica, que no lo es, conllevaría la desaparición de la mayor parte de los bosques al asumir masivamente una práctica difícilmente sostenible. Igual sucedería con los coches y el crudo, o todo aquello que concreta nuestro modelo insostenible de producción y consumo. Nos falta pensar globalmente para poder actuar en lo local, racionalmente.

Así que, si queremos una explicación coherente del porqué de las pateras, de los ahogados en el Estrecho, asfixiados en los en la zona de carga de un avión o en los bajos de un tráiler, si queremos entender como ateridos de frío y con síntomas de hipotermia, centenares de personas llegan en las últimas semanas a las Islas Canarias, incluso mujeres embarazadas y con bebes, si queremos entender porqué, pese a todo, unos seres humanos se juegan a una carta dramática su vida, la verdadera respuesta a esta pregunta, además de las mafias criminales que explotan su drama y otros elementos circunstanciales, es que vivimos un modelo de desarrollo consumista y depredador que hace mas ricos a los ricos y mas pobres a los pobres, condenando a la mayoría del planeta a la no prosperidad y a un horizonte incierto de miseria, desastres y guerra.

No obstante podemos cambiar todo esto, pero para ello es necesario que Europa no siga el nefasto camino hacia la nada o la hecatombe que marca Bush, que los ciudadanos exijamos a nuestros representantes un giro radical hacia un modelo de desarrollo humano y sostenible y mientras tanto, mientras lo logramos, que reclamemos lo inmediato, por ejemplo que urgentemente se acabe con las condiciones infrahumanas que viven centenares de inmigrantes en los Centros de Internamiento de Ceuta y Canarias y que dignifiquemos todo lo que sencillamente requiere un poco de sensibilidad.

Esteban Ibarra.
Presidente Movimiento contra la Intolerancia.