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Detenido en Serbia, Karadzic, el criminal de guerra más buscado.

    El psiquiatra dirigió las peores matanzas en Europa desde la II Guerra Mundial, el Carnicero de sarajevo.

El ex presidente de la República Serbia de Bosnia, Radovan Karadzic, de 63 años, acusado de genocidio y crímenes de guerra y uno de los hombres más buscados del mundo, ha sido detenido en Serbia. Considerado responsable de la matanza de Srebrenica, la más grave ocurrida en Europa desde la II Guerra Mundial con la muerte de unos 8.000 bosnios musulmanes en 1995, o del cerco de 43 meses a Sarajevo, que ocasionó la muerte de otras 12.000, Karadzic será entregado al Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia (TPIY).

Fuentes oficiales serbias han contradicho la versión de su abogado, que aseguró ayer que fue arrestado el viernes en un autobús en una carretera secundaria. Según la versión oficial, la detención se produjo ayer cerca de Belgrado. Fue descubierto oculto tras un nuevo y desmejorado aspecto -pelo y barba largos y muy delgado y con gafas, según una foto mostrada a los periodistas- y tras una identidad falsa: se hacía pasar por un médico experto en terapias alternativas -en realidad es psiquiatra. Vladímir Vukcevic, el fiscal serbio de crímenes de guerra, ha dicho que se movía "alegre y libremente" por la ciudad gracias a su aspecto irreconocible y que se ganaba la vida practicando la medicina alternativa en una clínica belgradense.

Vukcevic, coordinador también de un plan de acción para la captura de criminales de guerra, ha negado que la detención se consiguiera con ayuda de servicios secretos extranjeros, como se informó ayer. "Lo hicimos solos, sin ayuda de fuera", ha dicho el fiscal en una rueda de prensa en la que también estaba presente Rasim Lajic, el ministro serbio encargado de la cooperación con el TPIY. Según este ministro, el falso aspecto de Karadzic era "muy convincente", por lo que ni siquiera las personas que le alquilaron el piso sospecharon de su identidad.

La detención se consiguió, según el ministro, gracias al seguimiento "a un grupo de personas que eran sospechosas de formar una red de apoyo a Karadzic". "Creo que todo el mundo esperaba que se iba a arrestar primero a (Ratko) Maldic (el ex líder militar serbobosnio) y no a Karadzic", ha explicado, pero "toda la información que teníamos nos llevó a Karadzic".

13 años de caza

De un modo u otro, la detención, confirmada ayer por el presidente serbio, Borís Tadic, y por el TPYI, pone fin a 13 años de búsqueda de uno de los más sanguinarios criminales de guerra que ha dado Europa. Fue acusado en 1995 por la entonces fiscal jefe del Tribunal de La Haya, carla del Ponte, por autorizar los disparos contra civiles durante los 43 meses de cerco a Sarajevo, durante la guerra de Bosnia. Poco después, se le atribuyó la responsabilidad de la peor atrocidad cometida en Europa desde la II Guerra Mundial, la matanza de Srebrenica, localidad bosnia en la que fueron asesinados más de 8.000 varones musulmanes bosnios por orden de Karadzic, entonces líder político de los serbios de bosnia, y de su mano derecha militar, el general Ratko Mladic. Este es el último de los grandes criminales de la guerra de los Balcanes que aún no ha sido localizado.

La captura de Karadzic era una de las condiciones impuestas por la UE a Serbia para allanar el camino de Belgrado hacia la integración. Le reclamaba el arresto desde hace años, pero se tenía la sensación de que Belgrado no hacía lo suficiente por su captura. Las fuerzas internacionales en Bosnia intentaron en varias ocasiones localizar y arrestar a Karadzic en el este de Bosnia, en las zonas montañosas en que se suponía se encontraba. También llevaron a cabo en numerosas ocasiones operaciones de registro de casas de supuestos miembros de una red de apoyo a Karadzic y otros acusados de crímenes de guerra por el TPIY. Hasta su esposa, Ljiljana Zelen-Karadzic, hizo en varias ocasiones un llamamiento público para que se entregara voluntariamente.

Ahora, el siguiente paso es su entrega a La Haya, proceso que ya está en marcha. La Justicia serbia está lista para enviar a Karadzic al TPIY, según Vukcevic, que ha explicado que han comenzado ya los procedimientos para su extradición. El juez encargado del caso ya tiene lista la instrucción y, según el fiscal, "que las condiciones están dadas para su traslado" a La Haya. El reo ya ha sido interrogado y Belgrado tiene un plazo de nueve días para tomar una decisión final, en el que la defensa deberá presentar sus alegaciones. El abogado de Karadzic ya ha dicho que recurrirá su extradición.

Escribía para una revista

Radovan Karadzic estaba tan convencido de que nadie lo reconocería con su nueva imagen que escribía regularmente una columna en una revista médica serbia, informa la CNN citando a la agencia de noticias AP. Goran Kojic, editor en jefe de Healthy Magazine, ha dicho que se sorprendió al ver que las imágenes que él tenía del supuesto médico alternativo que colaboraba para la revista coincidían con las del ex gobernante. "Nunca me imaginé que este hombre con la barba blanca y el pelo largo fuera Karadzic".

El rostro de la limpieza étnica

"Si este año no capturamos a Karadzic y Mladic, iré yo misma a buscarlos". Carla del Ponte, la combativa fiscal del Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia, lo decía en 2000 y nunca pudo cumplir su propósito. Dejó el cargo en diciembre pasado, agotada de tanto pedir una colaboración que nunca fue completa. Pero, finalmente, al menos Radovan Karadzic (Petnica, Montenegro, 1945) ha sido detenido. El jefe político que organizó las peores matanzas en Europa desde la II Guerra Mundial está ya entre rejas.

Karadzic fue la cara del nacionalismo serbio en la terrible guerra de Bosnia (1992-1995), el gran aliado de Slobodan Milosevic en el objetivo de romper la república y entregar sus restos a Belgrado. En su época de gloria, cuando recibía a políticos y vasallos en su cuartel general de Pale, su larga melena blanca ondeaba siempre al viento. Se le hubiera podido confundir con un apacible profesor rural o un entrañable filósofo. Pero tenía las manos manchadas de sangre: era el político que ordenaba el asedio a Sarajevo mientras leía poesía. O daba luz verde al genocidio de Srebrenica, donde fueron asesinados más de 8.000 musulmanes.

Nació en las montañas de Montenegro, un país que se independizó en 2006 y que Karadzic siempre vio como parte de Serbia. No de Yugoslavia. Su proyecto siempre fue el de la Gran Serbia, que se resumía en un principio: "Es Serbia allí donde hay serbios". El axioma servía para Kosovo, para Montenegro, y, por supuesto, para Bosnia-Herzegovina, donde le pilló el combate final. En Sarajevo trabajaba como psiquiatra en los años en que voló Yugoslavia. Cuando las autoridades decidieron seguir el camino de otras repúblicas y proclamar la independencia, él cogió el fusil. Y fue a buscar la munición a Belgrado.

La paz de Dayton (1995), avalada por Occidente, bendijo también la política etnicista y las conquistas de la guerra. Parecía que nadie iba a hurgar debajo de la manta y el carnicero Karadzic bien hubiera podido haber pasado a la posteridad como el estadista que pacificó los Balcanes. Pero Belgrado siguió empuñando el fusil hasta la derrota final. Y en el camino hacia el precipicio arrastró a los héroes que ya en 1995 eran reclamados por La Haya por delitos de genocidio y crímenes contra la humanidad. Un año después se vio obligado a ceder el poder de su República Serbia de Bosnia (Srpska). Y luego, a desaparecer en los montes de su región natal.

Karadzic encontró cobijo en bucólicos monasterios, donde escribía poesía y cuentos para niños. Pero el cerco se fue estrechando, de forma lenta pero implacable. En 2000 cayó Milosevic y Serbia empezó a cambiar para siempre. El viejo aparato ha mantenido durante todos estos años muchos resortes ocultos de poder, pero Karadzic perdió al padre. En 2006, Montenegro -¡su Montenegro!- votó poner fin al matrimonio con Belgrado. Durante la campaña electoral, algunas casas en enclaves de mayoría serbia aún exhibían sonrientes retratos del psiquiatra en el comedor. "Es nuestro héroe", decían incluso algunos. Pero perdieron, y nadie se levantó en armas para defender el honor del héroe.

El golpe definitivo ha llegado en 2008. En las elecciones generales no sólo han ganado los europeístas, sino que el Partido Socialista de Milosevic ha sido clave para formar un Gobierno que mira a Europa y que empieza a enfrentar sus demonios. Incluso este partido empieza a mirar al pasado con horror: el héroe era en realidad un criminal que además hizo saltar por los aires un país.

Mladic se convierte en el gran objetivo de La Haya

Ya sólo están libres dos de los cuatro criminales de guerra de la ex Yugoslavia más buscados por La Haya. Se trata de Goran Hadzic, ex jefe de los serbios de Croacia, y sobre todo del general Radko Mladic, máximo responsable militar, según el tribunal, de la matanza de Srebrenica. Mladic, de 63 años, siempre fue el líder militar de los serbobosnios mientras Karadzic se encargaba de la política.

Varios Gobiernos serbios renunciaron a colaborar con la justicia internacional y permitieron que Mladic se moviera a sus anchas por Belgrado. De hecho, tras los acuerdos de Dayton, en 1995, se compró una casa en la capital serbia y vivió allí protegido por sus hombres hasta el verano de 2000, poco antes de que Slobodan Milosevic perdiera la presidencia.

Después tuvo que desplazarse a un más discreto cuartel, en Topcider, pero mantuvo la protección del ejército serbio hasta mayo de 2002. Desde ese momento, oficialmente el Gobierno serbio asegura desconocer su paradero, aunque las acusaciones de escasa colaboración para detenerlo son frecuentes.

Un juicio desarrollado en 2007 en Belgrado demostró que el criminal de guerra se movía a sus anchas por la ciudad al menos hasta febrero de 2006. Vivió en distintos apartamentos en zonas habitadas por militares retirados, donde le era relativamente sencillo ocultarse. Hace sólo un mes, cuando fue detenido otro de los criminales de guerra más buscados, Stojan Zupljanin, a ocho kilómetros de Belgrado, fuentes del Tribunal Penal Internacional señalaron que Mladic está bajo control de los servicios secretos serbios, y que su detención sólo depende de una orden política.

El País 22.07.08