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Un informe del Ministerio del Interior británico revela que la crisis estimulará el extremismo islámico, el racismo y el alcoholismo.

    El azote de la recesión provocará un fuerte crecimiento de la delincuencia en el Reino Unido. Es la tesis de un borrador del Ministerio del Interior británico que un funcionario malintencionado ha pasado bajo cuerda esta semana a la prensa. La filtración del documento acentúa la crisis por la que pasa el primer ministro, Gordon Brown, y empaña la puesta de largo de su contraataque otoñal, cuya base es un puñado de medidas para combatir el parón inmobiliario.
Las conclusiones del borrador son tan obvias como demoledoras: la crisis provocará un aumento de los delitos contra la propiedad y de la violencia en las calles, provocará un aumento del contrabando de fuel, alcohol y tabaco y hará que se disparen los sentimientos de hostilidad hacia los inmigrantes.

«Hay riesgo de que la crisis», dice el documento, «estimule el extremismo de extrema derecha y del racismo, que representan una amenaza para la seguridad, ya que pueden convertir sus víctimas en potenciales terroristas».

Apenas se hizo público el borrador, fuentes del Ministerio trataron de quitarle importancia diciendo que no llevaba la firma de la ministra, Jacqui Smith, y que ésta debía revisarlo antes de remitirlo a Downing Street. Una reacción que no ha podido evitar, de todas formas, cierto estupor en la opinión pública, inquieta ante un panorama tan poco halagüeño.

Trató de atajarla el secretario de Estado, Tony McNulty, que salió al paso de las críticas de los conservadores negando la mayor. «El texto dice cosas que son obvias. La gente debería preocuparse si el Ministerio del Interior no evaluara la relación entre crisis y delincuencia. Lo que dice el documento es que estamos mejor colocados para afrontar el problema que en las crisis de los 70 y de los 90», apuntó.

Cabe recordar en este punto que la economía británica cosechó un crecimiento nulo en el segundo trimestre del año y que según la OCDE entrará en recesión de aquí a final de año. Hay elementos que alejan la crisis británica de la española. Uno positivo: los bancos españoles aguantan con temple la crisis. Al menos dos negativos: el Reino Unido no tiene ni el déficit exterior ni el desempleo galopante que afronta la economía española. Sin embargo, hay un factor común: el desplome del sector inmobiliario.

Para atajarlo, Gordon Brown presentó ayer un ambicioso paquete cuya propuesta estrella es una exención fiscal de un año para todos aquellos que compren vivienda de menos de 213.000 euros. La medida viene acompañada de polémica, porque los asesores de Brown la filtraron este verano provocando el efecto contrario al pretendido: la expectativa de la exención frenó en seco en el mes de agosto el mercado inmobiliario, en lugar de reactivarlo.

Los conservadores, que criticaron entonces el globo sonda, no respaldaron ayer tampoco la medida y la tacharon de ventajista e ineficaz. Su portavoz, George Osborne, anunció que de llegar al poder su partido aplicaría la exención a viviendas de hasta 300.000 euros.

La supresión temporal de los impuestos es la medida estrella, pero no la única. El Gobierno concederá créditos a los primeros compradores durante un periodo de cinco años y por valor de hasta un 30% de su vivienda. En esta misma línea, también multiplicará las ayudas para aquellas personas que no pueden afrontar los pagos de su hipoteca.

El paquete -que le costará al erario público alrededor de 1.200 millones de euros- tiene un doble objetivo económico: aliviar la presión de la crisis sobre los hogares menos pudientes, así como reactivar el mustio mercado inmobiliario, donde se multiplican los desahucios en viviendas y los pisos se hallan en plena caída libre.

De todas formas, a nadie se le escapa la naturaleza política del plan emprendido por el Gobierno británico, que busca reanimar la depauperada popularidad de su primer ministro, que se halla 20 puntos por debajo en las encuestas.


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EL INFORME
Más delitos: «Hay riesgo de que la crisis estimule el extremismo de la extrema derecha, que representa una amenaza para la seguridad, ya que pueden convertir sus víctimas en potenciales terroristas».

Peores hábitos sociales: La depresión económica provocará un auge de malos hábitos sociales, especialmente el consumo de alcohol y el tráfico ilícito de tabaco, drogas o combustibles.

Más racismo: El informe advierte sobre los riesgos de que aumente la sensación de hostilidad hacia los inmigrantes y que la reacción de éstos incremente los niveles de violencia callejera.


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LAS POSIBLES SOLUCIONES

Exención fiscal de un año. El primer ministro británico prevé eximir durante un año del pago de impuestos de índole inmobiliaria a las personas que compren una vivienda de menos de 213.000 euros.

Concesión de créditos. Otra medida del Reino Unido es otorgar préstamos a los primeros compradores de viviendas durante un periodo de cinco años, y por un valor de un 30% de su piso.

Más ayudas. Brown prevé subvencionar a aquellas personas que no pueden afrontar sus hipotecas, a través de un plan que costaría a las arcas públicas 1.200 millones de euros.