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La organización terrorista ETA colocó esta mañana en la Universidad de Navarra un coche bomba que provocó una fuerte explosión que causó heridas leves a 22 personas y numerosos daños materiales en el Edificio Central del centro universitario y en los coches aparcados junto a la bomba, entre 20 y 30, que quedaron calcinados.
La explosión tuvo lugar sobre las 11 horas. Una hora antes un miembro de ETA llamó desde algún punto de Guipúzcoa a la DYA de Álava para avisar de la colocación del coche bomba en "el campus de la Universidad" pero no especificó en cual. La Ertzaintza se desplazó al campus de Vitoria e incluso tomó "cautelas" en las del resto del País Vasco. No se sospechó que pudiera ser en la Universidad de Navarra.
La deflagración, en el corazón del campus y de gran potencia, se escuchó en toda la Universidad y en los barrios más cercanos y reventó los cristales de todos los edificios próximos. En total, 22 personas fueron atendidas esta mañana en los centros hospitalarios de Pamplona con heridas de carácter leve. La mayor parte de ellos fueron asistidos en la Clínica Universitaria de Navarra, que atendió a 18 personas. Además, dos personas fueron atendidas en el Hospital de Navarra y otras dos en el Hospital Virgen del Camino.
Al margen de los heridos, la explosión provocó un tremendo incendio en el centro del campus que dejó entre 20 y 30 coches calcinados y ocasionó numerosos daños en los edificios del entorno del aparcamiento. Al Edificio Central, el más emblemático del campus, entraron fragmentos de vehículos ardiendo que provocaron un incendio en su interior. Tras extinguir el fuego, sobre las dos de la tarde, una grúa se llevó el coche bomba, un Peugeot de color blanco totalmente calcinado. Había sido robado ayer en Zumaia.
INDIGNACION EN EL CENTRO
Los trabajadores y alumnos de la Universidad de Navarra mostraron su indignación por la explosión. Se encontraban como cada día en las aulas o en sus tareas habituales en las distintas facultades del centro cuando se produjo el estallido.
Según explicaron varios alumnos y trabajadores, la deflagración fue muy potente e hizo sentir cómo se "movían los cimientos" del Edificio Central. Tras la deflagración, fueron desalojadas las facultades y residencias de estudiantes del campus de Pamplona.
Los alumnos se congregaron en las inmediaciones de la Universidad de Navarra para observar e informarse sobre lo ocurrido. Algunos de ellos mostraron su indignación con frases como "no hay derecho a que atenten contra los estudiantes" o "los alumnos no tienen nada que ver en todo esto". "Estamos aquí para estudiar y estamos vivos de milagro. ¿Qué culpa tienen los alumnos para que les pase esto?", se preguntaron.
Un profesor de la Facultad de Comunicación, Santi Echeverria, explicó que él estaba en su despacho cuando se produjo la explosión. "He escuchado un estruendo importante, ha temblado todo el mobiliario, la zona ha quedado machacada. He visto dos columnas de llamas. Estaban ardiendo los coches. Estaba toda la zona reventada", dijo. Además, Echeverría explicó que se apreciaba "mucho nerviosismo" entre los alumnos y trabajadores que se encontraban en la zona.
Un gran número de las personas que se encontraban en el lugar, muchos de ellos estudiantes de otras comunidades que se encuentran en Pamplona durante el curso, intentaban telefonear a sus familias para comunicarles lo ocurrido y explicarles que se encontraban en buen estado.
"SIN MIEDO NI RENCOR"
Hasta la Universidad de Navarra se desplazaron las principales autoridades de la Comunidad foral, que quisieron estar cerca para arropar a la comunidad universitaria. El rector Ángel Gómez Montoro señaló que seguirán trabajando lo mejor que puedan y seguirán prestando un servicio a la sociedad a través de la docencia, la investigación y la asistencia médica, "sin miedo y sin rencor".
El rector, que condenó el atentado y la "violencia irracional", quiso enviar un mensaje "de serenidad" a los estudiantes del centro, a los trabajadores y a sus familias.
Por la tarde se desplazó la ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, quien expresó su "absoluto rechazo y repulsa" por el atentado y deseó que "la sinrazón de las armas no pueda nunca contra los valores que reclama la sociedad democrática española".
Cristina Garmendia hizo hincapié en que la acción terrorista de esta mañana haya ido dirigida contra una universidad, "que es el máximo representante de los valores democráticos, como son la torelancia, la razón y el conocimiento".
Por su parte, el presidente navarro, Miguel Sanz, rechazó que los "criminales" no respetan "si quiera" una institución como ésta, "que tanto representa para nuestra Comunidad y para España". Según dijo, no se puede "bajar la guardia bajo ningún concepto".
La alcaldesa de Pamplona, Yolanda Barcina, destacó "la tranquilidad" de los alumnos y del rector del centro, "que van a seguir trabajando como siempre con profesionalidad y sin rencor", algo que, a su juicio, demuestra que este centro es "es uno de los pilares de la sociedad navarra y española".
LAS CLASES, MAÑANA
La Universidad de Navarra retomará mañana sus clases y su actividad ordinaria tras la paralización que ha ocasionado durante toda la jornada este atentado. La dirección del centro está analizando en estos momentos los daños que ha ocasionado la deflagración.
En cualquier caso, fuentes de la Universidad de Navarra explicaron que es pronto todavía para valorar los daños materiales que ha causado la explosión y no se aventuraron a comparar si han sido mayores o menores que los del coche bomba que explotó también junto al Edificio Central hace seis años.
Está previsto que mañana a las 12 horas se celebre una concentración de repulsa por el atentado en la explanada del edificio de Ciencias Sociales.
HACE SEIS AÑOS
El atentado perpetrado hoy por ETA contra la Universidad de Navarra es el sexto que sufre el centro docente, el último, el 23 de mayo de 2002, otro coche-bomba colocado a muy pocos metros del que explotó hoy y que fue avisado por la banda terrorista, con sendas llamadas a la DYA y al periódico Gara.
En aquella ocasión, el atentado fue a las 9 de la noche, cuando la Universidad se encontraba ya cerrada, y tres personas resultaron heridas, con cortes y un ataque de ansiedad. Se trataba de un agente de policía y de dos empleados de la Universidad. Los daños materiales fueron escasos, el vehículo de los terroristas estaba cargado con 20 kilos de explosivo y a su alrededor no había otros coches aparcados.
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