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Declaración elaborada por la Comisión de lucha contra el racismo y la intolerancia y aprobada por el Pleno del Foro Madrid de Diálogo y Convivencia, 15 de diciembre de 2008.
La historia demográfica reciente de Madrid se caracteriza por un intenso fenómeno de migraciones interiores desarrollado fundamentalmente en las décadas de los cincuenta a setenta del siglo XX. Por esta razón, la identidad madrileña se ha forjado de manera integradora y sin el carácter excluyente que normalmente acompaña a estos procesos en otros ámbitos sociales o territoriales.
El pueblo de Madrid se han distinguido siempre por su carácter abierto, integrador y contrario a la exclusión. Ello ha permitido recibir, acoger e integrar a más de quinientos mil inmigrantes que han llegado a la ciudad en los últimos doce años. Al margen de incidentes aislados –aunque graves-, Madrid no ha sufrido hasta ahora conflictos ni tensiones sociales relevantes relacionados con las personas inmigrantes, el pueblo gitano y otros colectivos.
A su vez, queremos hacer un reconocimiento de gratitud a la contribución que la inmigración ha realizado por el desarrollo integral de la sociedad española. Para ellos y ellas, nuestro agradecimiento y felicitación, con la esperanza de que se conviertan en ciudadanos y ciudadanas con plenos derechos. Desde Madrid trabajaremos para que no sufran ningún tipo de discriminación social o institucional, con la seguridad de que su plena participación enriquecerá y engrandecerá nuestra democracia.
Sin embargo, debemos tener presente que los factores económicos, laborales y demográficos han contribuido significativamente a que el proceso migratorio se desarrolle con relativa normalidad. Hoy en día estos elementos están cambiando de manera acelerada, y ello podría dar lugar a que la situación descrita se modifique igualmente.
El racismo, la xenofobia y otras manifestaciones de intolerancia se nutren del desconocimiento y la incomprensión. Lamentablemente, los prejuicios contra la diversidad son profundos incluso en las sociedades modernas y democráticas, y suelen aflorar en las épocas de crisis. No olvidemos las lecciones que la historia nos proporciona: el régimen racista por antonomasia, la Alemania nazi, se alimentó de la profunda crisis social y económica que sacudió al país después de la Primera Guerra Mundial. Más recientemente, hemos asistido a otros episodios racistas y xenófobos de extrema crueldad de odio, violencia, terrorismo y guerra, como los ocurridos en la antigua Yugoslavia o en Ruanda, lo que nos confirma que la lacra de la intolerancia no distingue fronteras ni momentos históricos.
Por tanto, los poderes públicos, las entidades sociales y toda la ciudadanía debemos estar vigilantes y trabajar unidos para prevenir y, llegado el caso, reprimir de forma contundente los brotes de racismo que puedan surgir en nuestra ciudad, conforme a las recomendaciones de la Conferencia de Durban de 2001 y otras Declaraciones Internacionales.
Por todo ello, el Foro Madrid de Diálogo y Convivencia declara su radical oposición a toda forma o manifestación de racismo o de intolerancia, e insta al Ayuntamiento de Madrid y a los restantes poderes públicos competentes a adoptar las decisiones necesarias para prevenir y erradicar cualquier acto o comportamiento racista, xenófobo o intolerante.
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