La disposición de Pilar Manjón para los medios estos días no es infinita. Se acaba, por ejemplo, cuando el fotógrafo le pide que se quite el reloj para un retrato. "No. Lo siento. Es el reloj de mi hijo". Daniel Paz Manjón tenía 20 años cuando murió asesinado, junto a otras 190 personas, en los atentados del 11 de marzo de 2004. Desde entonces, Pilar Manjón (Cáceres, 50 años) es la voz oficial de aquellas víctimas como presidenta de la Asociación 11-M Afectados por el Terrorismo. Éste es el primer aniversario de la masacre en el que hay culpables en la cárcel. Aunque no los suficientes, en su opinión. Está convencida de que los jueces españoles "no entienden el fenómeno yihadista" y eso les impide aplicar la ley con efectividad. También es el primer 11-M sin actos gubernamentales de homenaje, lo que amarga, más si cabe, la fecha de hoy.
Pregunta. Nunca se ha hecho una foto sin vestir de negro.
Respuesta. Éste es un color que me va bien. Me lo puse el día que me entregaron el cajón con los restos de mi hijo. Y desde entonces. Mi corazón tiene este color. Yo eduqué a mis hijos en que las promesas se cumplen. Daniel no querría que yo incumpliera una promesa. Es una tontería. Pero es un pacto entre mi hijo y yo.
P. ¿Cambia en algo este año?
R. Cambian cosas. Por ejemplo, hay periódicos que hacen entrevistas con asesinos. Antes eran sólo imputados y nos contaban la guerra civil si les pagaban, ahora son asesinos. Cambia que las víctimas están peor. Las secuelas empeoran. Las pérdidas auditivas se han hecho permanentes hasta el punto de que estamos haciendo un curso de lenguaje de signos. Laurita [Laura Vega] sigue en coma... Es muy reiterativo. Lo único que cambia es que no hay fotos de ocasión. Hemos pasado a un segundo plano. Me imagino que después de cinco años de tirarse nuestros muertos a los pies unos a otros han llegado a una entente cordial. Ahora ya no interesamos. Todos han tenido quehaceres propios de su cargo y se les ha olvidado. Bueno, haremos los actos nosotros y los que siempre han estado con nosotros, los sindicatos.
P. Con el caso juzgado, ¿qué mensaje tienen ahora las víctimas?
R. Tenemos varios. A la sociedad le seguimos dando las gracias por cómo se comportó. Por los abrazos y los besos. Al legislativo hay que pedirle que cambie la legislación. Hay que crear una fiscalía de terrorismo yihadista igual que para ETA. También que los delitos de terrorismo no prescriban. Y que se creen como figuras penales el adoctrinamiento y el reclutamiento, que no están tipificados. Al judicial, que no se pueden cometer errores garrafales dejando libre y sin juzgar a El Egipcio. Y al Ejecutivo, que no se olvide de las víctimas, que hemos sido tan denostadas. Hemos tenido que oír los mayores insultos, injurias y amenazas.
P. ¿Todo eso sigue aún?
R. Por supuesto. Se ha incrementado con los yihadistas.
P. ¿Reciben amenazas yihadistas creíbles?
R. Sí, con credibilidad. Vamos a dejarlo ahí.
P. Algunas de las víctimas se arruinaron como consecuencia del atentado. ¿Ha mejorado?
R. Hoy ya no es arruinadas, es pisoteadas. Hay gente que no tiene para comer. No tiene para pagarse un camastro alquilado en una casa. Casi todos son inmigrantes. Pero también españoles. Yo firmo cada semana entre 10 y 15 ayudas económicas para comer, aunque no tenemos subvenciones para ese tipo de cosas. Por ejemplo, Jesús, fontanero, con hernias discales por la metralla, no se puede agachar para trabajar. Es un ejemplo como hay mil.
P. ¿Cuál es su vía de ingresos?
R. Concursamos con proyectos a las adjudicaciones de Trabajo y de Interior. Por ejemplo, ahora estamos haciendo una especie de máster para psicólogos para el trato a víctimas de terrorismo, para que nadie pase lo que pasamos nosotros. En Ifema te daban la noticia de que te habían matado un hijo por megafonía. Esa sensación de desamparo yo creo que la tuvieron también las víctimas de Barajas. Nos engañaron. Nadie nos dijo que debajo de nuestros pies había un tanatorio. Se nos debía haber tratado como adultos.
P. ¿Han pasado la página judicial?
R. No. Tenemos siete sumarios abiertos. Uno es parte del principal. Otro, por negligencia en la custodia de explosivos. Al rulo, al dinamita, al nosequé, yo los espero. Yo ya no tengo prisa.
P. ¿Pero le están siguiendo la pista a los absueltos?
R. Claro.