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Dos meses después de recibir una brutal paliza en Madrid cuando dormía en un fotomatón, un joven zamorano deberá ser evaluado en un centro de Barcelona para conocer el alcance de los daños neuronales que padece, resultado de los golpes propiciados por un grupo de ultras, muy posiblemente de ideología neonazi. Los cinco agresores -cuatro varones y una mujer- fueron detenidos y seguidamente puestos en libertad. Actualmente, el proceso judicial se encuentra en periodo de diligencias, aunque desde la organización «Movimiento contra la Intolerancia» -que acaba de ser admitida como acusación popular- calculan que los autores del ataque podrían enfrentarse a penas de prisión de diez años.
Fruto de la paliza, el joven zamorano ingresó en el hospital San Carlos de Madrid, donde permaneció durante diez días en estado de coma y llegó a perder el habla. Sin embargo y a pesar de recibir el alta, el diagnóstico médico de las secuelas es muy grave. Sufre «traumatismo craneoencefálico con contusión hemorrágica intraparenquimatosa frontal». «La agresión fue muy grave, porque este joven presenta trastornos en la marcha, ya que no mueve bien la pierna, así como trastornos de conducta cognitiva», explica Esteban Ibarra, presidente de «Movimiento contra la Intolerancia».
Para la organización -que ya se ha personado como acusación en casos tan sensibles como los asesinatos de Aitor Zabaleta o Carlos Palomino-, lo «más grave es que los ultras que le agredieron estén en la calle tras ser imputados». Entre los autores de la paliza -cuatro varones y una mujer- figura un vecino de un país del Este de Europa. «Por suerte hubo testigos del suceso y en breve se celebrará una rueda de reconocimiento para confirmar la identidad de los autores», revela Esteban Ibarra.
Sin duda y con la información que poseen los responsables de «Movimiento contra la Intolerancia», se trata de «un acto de odio cometido por un conjunto de ultras, no se trata de una paliza común. Esta persona ha sido seleccionada por este grupo por dormir en la calle», explica Ibarra, quien define que, por lo general, «los ultras, sea cual sea su ideología, agreden a los colectivos más vulnerables, tanto indigentes como personas de otras razas».
Tras pasar por varios juzgados, el caso se encuentra actualmente en el número 36 de Madrid. Desde «Movimiento contra la Intolerancia» valoran que hasta la fecha la dinámica del proceso ha sido «lenta», aunque creen que a partir de ahora «todo va a ir con mucha más facilidad». De cualquier modo, los imputados se enfrentan a penas importantes, que podrían rondar los diez años de prisión, aunque la gravedad del delito «dependerá de los daños que haya sufrido el agredido», situación que será próximamente evaluada en un centro de Barcelona. «Si el trastorno es permanente, la situación por la que tendrán que responder será más grave aún», añade Ibarra.
Desde la organización, aseguran que «nuestra posición será la misma que en otros casos, ayudar a la víctima hasta el final. No puede ser que una persona, por dormir en la calle, sea objeto de una paliza», concluye su máximo responsable.
La Opinión de Zamora.es 5.12.09
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