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Cuatro jóvenes neonazis salieron a la caza del inmigrante después de tomar unas cervezas en el bar del pueblo y encontraron en Mamadou B., un senegalés de 19 años, su presa ideal. Los skins insultaron, amenazaron y apalearon al joven, al que también robaron una bolsa repleta de CD y DVD. Los hechos ocurrieron la noche del 21 de octubre cerca de la plaza de Espanya de Manresa (Bages). Gracias a la ayuda de un testigo de la paliza, los Mossos d'Esquadra han detenido a los cabezas rapadas, a los que acusan de agresión xenófoba y de robo con intimidación.
Los cuatro skins -dos chicos, una chica y un menor de edad- se reunieron en el bar El Coro de la localidad donde viven, Sant Vicenç de Castellet. Allí se conjuraron para "buscar problemas con los inmigrantes", según declaró uno de ellos ante la policía. Se montaron en un Peugeot 205 blanco y pusieron rumbo a Manresa, a sólo 10 kilómetros del pueblo. Según los testigos, uno de ellos llevaba medio cuerpo fuera de la ventana y gritó e insultó a varios transeúntes. Hasta que vieron a Mamadou B. junto a un contenedor de basuras.
Los tres varones bajaron del coche y fueron a buscar al senegalés. Uno de ellos le propinó un puñetazo que le hizo perder el equilibrio y caer al suelo. Una vez allí, esa misma persona le propinó golpes y patadas mientras uno de sus compañeros le amenazaba con una defensa eléctrica extensible. El tercero de los jóvenes aprovechó para robar una mochila en la que Mamadou B. guardaba música y películas para venderlos en el top manta.
El senegalés, que no resultó herido de gravedad, pudo huir por su propio pie. Los agresores apenas le persiguieron unos metros. Después dieron media vuelta, entraron al coche y huyeron a toda velocidad. "Ahora estoy bien, pero el momento fue muy malo. Me robaron la bolsa con todas mis cosas", explicó ayer Mamadou, que lleva unos pocos meses viviendo en Cataluña.
El testigo, que llamó al 112 y facilitó toda la información sobre lo ocurrido, indicó que los agresores lucían estética skin. Los agentes de los Mossos pudieron constatar la filiación ideológica de los cuatro jóvenes, ya que encontraron objetos filonazis. Tres de los detenidos lucían, además, tatuajes con alusiones explícitas al nazismo. Los detenidos son Cristian M. G., Juan José S. C. y Laura M. C., además del menor de edad.
La Asociación de Residentes Senegaleses en Cataluña mostró ayer su solidaridad con Mamadou B. y condenó la agresión, de claros tintes xenófobos. La policía autonómica coincide en que el móvil del robo con violencia es el origen africano de Mamadou; es decir, que los cuatro skins actuaron no para obtener unos cuantos CD como botín, sino por motivos racistas.
Un foco de racismo en Sant Vicenç
En Sant Vicenç de Castellet, un municipio de apenas 7.000 habitantes en la comarca del Bages, han crecido demasiados jóvenes con ideas racistas. Como Juan José S. C., uno de los detenidos por la agresión a Mamadou, que el pasado Día de la Hispanidad colgó una bandera franquista en el balcón de su casa.
En los últimos años, el nombre de la localidad ha ido aparejado, muy a su pesar, a episodios de violencia xenófoba. "Antes había problemas con grupos organizados de skins, que de vez en cuando nos daban sustos. Ahora, aquellos pequeños líderes o se han ido del pueblo o están en la cárcel. Quedan jóvenes violentos que se identifican con esa ideología, pero nada más", subrayan fuentes policiales que conocen el territorio.
El más grave de esos ataques ocurrió en junio de 2002: 10 jóvenes, que hace unos meses fueron condenados por la Audiencia de Barcelona, intentaron matar a un joven marroquí e incendiar la casa de su familia en Sant Vicenç de Castellet. El ataque ocurrió después de que tres de esos jóvenes mantuvieran una discusión de tráfico con magrebíes y decidieran "vengarse". Uno de los chicos, condenado a 14 años, lanzó un cóctel molotov a la vivienda. Junto a otros, golpeó con intención de matar a Mustafá. Tras el brutal ataque, 50 entidades del pueblo firmaron un manifiesto contra el racismo.
Un año antes, en 2001, se produjeron otras dos agresiones. En una de ellas, otro magrebí, Mohammed Kadri, fue apaleado por cabezas rapadas y tuvo que ingresar en el hospital. Un guineano, Ibrahim Diallo, también recibió una paliza unos meses antes. Y en 2003, diversas personas lanzaron artefactos incendiarios contra una carnicería islámica regentada, de nuevo, por magrebíes.
El País.com 6.11.09
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