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¡Basta de tópicos! La imagen predominante en el imaginario colectivo del gangsta violento, plagado de anillos y colgantes, rodeado siempre de señoritas despampanantes en la parte de atrás de una limusina y que a la mínima se lía a tiros con el MC rival, poco o nada tiene que ver con la realidad del rap.
El hip-hop es un movimiento cultural surgido de las calles estadounidenses a comienzos de los 80 que integra varias disciplinas como el breakdance (baile), el graffiti (dibujo) y, cómo no, el rap, la vertiente musical. Esta manifestación creativa tiene un buen número de adeptos en Madrid desde hace más de dos décadas, cuando hubo algunos fenómenos discográficos comerciales como los recopilatorios Rap in Madrid, Hip hop Madrid o Rap de aquí.
Veinte años después, el rap es un fenómeno asentado en España, con figuras de primer nivel y amplias trayectorias ya a sus espaldas. Cinco de esos nombres propios, SFDK, Toteking, El Chojin, Falsalarma y Chacho Brodas tomaron anoche el escenario del Palacio de los Deportes para lucirse con su flow ante un público predominantemente adolescente, ya que no hubo restricción para los menores de edad.
Abrió fuego poco antes de las 19.00 horas el quinteto barcelonés Chacho Brodas. El repertorio de su segundo álbum, Date cuenta se centra en ritmos procedentes de ritmos negros clásicos como el soul y el funky, que desarrollaron en directo apoyados en la dotadísima voz de su MC, Griffi.
En una llamativa escenografía que recreaba una vieja nave industrial abandonada plagada de grafittis, bien flanqueada por un club de nombre Dudua, Chacho Brodas pusieron a todo el público con las consabidas manos en el aire, que no descendieron hasta que finalizó la cita musical cinco horas después. Las bases de DJ Tremendo, que alternaba los platos con su sampler portátil, puso a bailar a la audiencia al ritmo de temas como Kinkisistema o Veneno para puristas, una declaración de principios.
Mientras, el ambiente se iba caldeando en la pista, aunque las gradas no llegaron a llenarse y se alcanzaron en torno a los 3.000 asistentes. Un grupo de chavales practicaba break, al tiempo que otros observaban atentos para copiar sus pasos. Falsalarma, desde Sabadell y en activo desde 2000, aparecieron para poner en práctica los temas de su última entrega, Ley de vida, un trabajo que ahonda en sus letras dudosas. No en vano titularon un maxi Mar de dudas e incluyen cortes como Estar sin estar, Ya no sé kién soy o Sé ke nada sé. Sus dos MCs, los hermanos El Santo y Tito y el DJ Neas se esforzaron por mantener el tono e hicieron algún viaje al pasado.
La verdadera lección de rap llegó de la mano de El Chojin, y no porque lo hiciera mejor que los demás, sino por el tono didáctico que aporta a todos sus shows. Contó con la colaboración del Dúo Kie, presentó temas de su último álbum, Cosas que pasan, que no pasan y que deberían de pasar y se hizo acompañar por un coro de 30 mujeres y un trío de cuerda en su canción El final del cuento de hadas.
Para Tote King estaba reservada la categoría de estrella de la noche. Su concierto sirvió para repasar temas de los cuatro álbumes que conforman su discografía y también para avanzar algunos nuevos para los que ha trabajado mano a mano con DJ Randy. «En el rap nacional se les coló un heavy hasta la cocina», dijo refiriéndose a él mismo, mientras se hacía acompañar por unas bases ciertamente cañeras. También desde Sevilla llegó el dúo SFDK, que cumple 10 años de carrera y sigue siendo tan explícito como al principio, más electrificado. Con su show se echó el cierre a un festival que convendría que celebre próximas ediciones.
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