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RACISMO. La OTAN ha cometido una evidente omisión de socorro

    

El sacerdote eritreo Moses Zerai, director de la ONG Habeshia, que el pasado 14 de abril denunció la desaparición de la patera que llevaba a bordo a 72 inmigrantes, a los que la OTAN de jo morir de sed y hambre, según The Guardian, se encuentra en Malta visitando a los cerca de 600 prófugos somalíes, etíopes y eritreos que han llegado a la pequeña isla del Mediterráneo huyendo de la guerra en Libia. Por teléfono, el cura explica a EL PAÍS que las fuerzas de la OTAN han "cometido un caso evidente de omisión de socorro", y afirma que "es urgente que la Unión Europea y la OTAN hagan una investigación seria y transparente que determine las responsabilidades".

"Los supervivientes han contado que el helicóptero les lanzó agua y galletas y que luego no enviaron más ayuda", explica Zerai. "El portaaviones francés estuvo a 400 metros de ellos pero no hizo nada; durante la travesía los prófugos vieron otros barcos militares que tampoco actuaron. Es necesario que la OTAN aclare si la alarma fue lanzada o no a las autoridades marítimas italianas o maltesas para conocer quién es el responsable, averiguar quién sabía dónde estaba la patera y por qué nadie prestó ayuda".

"Esperamos que sea solo un caso de negligencia, porque si la decisión fue tomada de forma deliberada desde arriba sería todavía más grave", afirma Zerai. "La OTAN y Europa deben dar una respuesta trasparente. Hace falta claridad y justicia", añade.


Más de mil muertos


La tragedia de los 72 prófugos africanos no es, ni mucho menos, la única sucedida desde que estalló la revuelta de Bengasi. El director de Habeshia afirma que en estos tres meses "han muerto ya más de 1.000 personas, en su mayoría somalíes y etíopes, tratando de alcanzar por mar las costas europeas". La cifra incluye el último naufragio, el de una barcaza que portaba cerca de 600 inmigrantes frente a las costas libias, el viernes pasado. Solo hubo 130 supervivientes.

Zerai recuerda además el caso de "la primera barca zarpada de Libia tras el inicio del bloqueo, el pasado 22 de marzo. Iban 335 personas a bordo, y algunos familiares lanzaron la alarma. Creemos que no llegaron a dejar las aguas libias, pero 15 días después aparecieron 200 cadáveres en la costa, y algunos de ellos, según han dicho los testigos, tenían heridas de arma de fuego".

Un eurodiputado italiano ha solicitado al Parlamento Europeo la apertura de una comisión de investigación. "Lo único que sabemos es que 200 cuerpos fueron enterrados a toda velocidad y que 130 personas desaparecieron", afirma Zerai.

Los miles de eritreos, etíopes y somalíes que se encontraban en Libia cuando estalló la revolución, que Zerai cifra en unas 6.500 personas, son los grandes olvidados de la guerra en Libia. Su dramática situación -muchos de ellos fueron desalojados de sus casas porque sus caseros eran confundidos con mercenarios- fue denunciada por el arzobispo de Trípoli, Giovanni Martinelli, a petición de Zerai, antes incluso de que empezaran los bombardeos de la OTAN.

"Pedimos a la Unión Europea que ayudara a evacuarlos, pero solo Italia transportó a 110 personas", recuerda Zerai. "El resto no hizo nada. De forma que algunos huyeron a Túnez y a Egipto, y el resto ha tratado de escapar por mar. Si la UE hubiera escuchado esa petición de socorro, esos más de 1.000 muertos, muchos de ellos niños y mujeres, estarían ahora refugiados en diversos países".

"La UE se ha comportado de forma pésima", afirma el sacerdote africano. "No ha sabido gestionar las revueltas, ni ayudar a los pueblos en sus peticiones de democracia y libertad, ni dar una acogida digna a los refugiados. No sé si es por incapacidad o por falta de voluntad política, pero el hecho es que las víctimas de esa actitud vergonzosa han sido los prófugos. Ellos ven a Europa como el lugar donde se respeta el derecho de asilo. Pero la UE no está a la altura, y solo trata de resolver el problema con acuerdos bilaterales, como si eso lograra frenar a las mafias que transportan a los inmigrantes mientras en realidad las refuerzan y solo aplaza el problema, porque siempre buscan nuevas rutas".

La última vergüenza es Malta. Más de 400 prófugos de guerra han sido "acogidos" en un hangar del aeropuerto, y 200 más están detenidos en centros de retención. "Esto parece el norte de África, no Europa", dice Zerai. "Los niños se están poniendo enfermos porque viven entre grasa y veneno para ratones. Las tiendas de campaña están dentro de un hangar donde hace un calor insufrible. Los servicios de ayuda son completamente insuficientes, algunas mujeres han sufrido episodios de violencia sexual, y gente que tiene derecho al asilo político está metida en cárceles financiadas con fondos europeos donde no se les concede ni siquiera la hora de paseo. Esta es la realidad de la Europa del siglo XXI".

El País.  MIGUEL MORA | Roma 09/05/2011