CUARTO PODER.-30 julio. El 22 de Julio de 2011, 75 jóvenes fueron asesinados en la isla de Utoya (Noruega) por el ultraderechista Anders Breivik. Aquél fue un crimen trágicamente mediático tras el que muchas asociaciones contra la intolerancia realizaron la petición para que la fecha fuera reconocida como el Día Europeo contra las Víctimas del Odio. En nuestro país, diferentes entidades han aprovechado esta semana para hacer llegar su mensaje de alerta ante los diferentes delitos discriminatorios que sufren diferentes colectivos. Entre sus valoraciones destacan la dificultad para que este tipo de casos se denuncien y la falta de registro completo por parte de las autoridades.
El pasado mes de mayo, el Ministerio del Interior presentó por primera vez un informe que categorizaba los delitos de odio cometidos durante 2013. Esteban Ibarra, presidente de Movimiento contra la Intolerancia, una de las entidades más activas en denunciar situaciones de este tipo, señala a cuartopoder.es que la estadística tiene “una cara positiva y una visión crítica”, mientras añade que llevaban dos décadas reclamando que se diera este paso. Para Ibarra, los datos están por debajo de la realidad y estiman que los 1.172 casos recopilados se deben multiplicar por cuatro. “En el ámbito de racismo y xenofobia no se recogen bien los incidentes porque entre otros motivos hay muchos inmigrantes que no denuncian“, señala. Además añade que aunque se denuncie, “si no hay una orientación a la hora de hacer los atestados para ver el elemento xenófobo en los mismos, pues eso pasa desapercibido”. “Los datos no son del todo fiables, no sabemos muy bien cuáles son las fuentes que ha usado el Ministerio del Interior para hacer la catalogación de estos datos”, señala a este medio Sandra, voluntaria en SOS Racismo. Desde esta organización, que tiene abierta su sede todos los martes por la tarde, destacan la frecuencia y especial gravedad de casos de delitos de odio en los que están implicados policías o vigilantes de seguridad. “La persona que está sufriendo el delito de odio es a veces la que va denunciada en el caso en que intervengan fuerzas y cuerpos de seguridad. Hay miedo a denunciar, desde aquí les decimos que tienen derechos y recomendamos que vayan a Juzgados de Guardia en Plaza de Castilla, para intentar que no se quede impune”, afirma Sandra.
Los delitos homófobos también tienen su presencia en estos datos. Rubén López, vocal de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), explica a este medio que desde su colectivo estiman que “generalmente este tipo de delitos no se denuncian”. “Más del 70% no se llegan a denunciar por miedo a lo que te vas a encontrar, a que vayas a dar con un policía que no sabes cómo te va tratar, por ejemplo. Lo preocupante no sólo es el número en porcentaje con los demás sino que es sólo la punta del iceberg de lo que esconde”, añade.
Las reivindicaciones pasan por, según afirma López, dotar de más medios y recursos para los fiscales antidiscriminación y formación para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado o jueces, además de la creación de un Observatorio Antidiscriminación. “Queremos que se tenga más en cuenta el delito de odio como tal, que se registren en las comisarías, porque muchas veces se registran como faltas de amenazas o violencia y no se queda registrada la causa, por lo que se dificulta el diagnóstico social que se realiza”. “ No hay buena protección, estamos todavía bastante lejos de abordar el tema con el debido rigor que un asunto grave requiere”, señala por su parte Ibarra.
Impunidad en Internet
Un aspecto que está repuntando, según estos colectivos, es el discurso de odio propagado en Internet. “Hay una mayor agresividad xenófoba y un discurso de odio creciente”, destaca Ibarra. “A través de redes sociales nos contactan mucho sobre la existencia de foros o webs racistas y que fomentan el odio y la xenofobia”, destaca la voluntaria de SOS Racismo. Ibarra apunta que el año pasado contabilizaron más de 1.500 espacios webs de este tipo en nuestro país. “Estamos condicionados por lo que está pasando en Europa, si allí se está dando una ola de xenofobia, aquí también llega. Eso se ve con visitas a Internet. Tenemos un problema de impunidad ahí espectacular”, señala. También muestra preocupación en este sentido López. “Nosotros personalmente este año hemos tenido más constancia de ataques en la ciudad de Madrid que otros años, son los que nos llegan directamente a la oficina”. Para el vocal de FELGTB es vital perder el miedo. “Creemos que esa pérdida del miedo nos hace más visibles, más libres y menos vulnerables. Hay que luchar mucho social y legislativamente”.
Movimiento contra la Intolerancia organizó ayer un acto simbólico con conciertos musicales en un lugar emblemático como el barrio de Lavapiés, concretamente la recién denominada Plaza de Nelson Mandela. Ibarra explica el trabajo que realizan dentro del proyecto Lavapiés integra la diversidad, consistente en tres líneas generales: servicio jurídico, de asistencia social y de sensibilización para la prevención del racismo. Entre las actividades que se realizan destacan los talleres de aprendizaje cultural para niños y jóvenes o trabajos de neutralización de prejuicios mediante jornadas temáticas o apoyado en músicas como rap o reggae.
El barrio multicultural ha sufrido últimamente una serie de “ataques” a sedes que trabajan por los derechos de personas migrantes. La más conocida fue la que sufrió SOS Racismo en febrero pero también las sufren otras entidades y no es difícil ver de vez en cuando pintadas xenófobas en las paredes del barrio. “Lavapiés está siendo acosado por una campaña de pintadas neonazis, que son clandestinas y nocturnas”, destaca Ibarra.
Bajo la imagen de Mandela y con una presencia multiétnica se celebraron ayer varios conciertos y se leyó un manifiesto recordando a las víctimas de Utoya y a las más de 90 personas asesinadas por crímenes de odio desde el año 1991 en España. “Víctimas asesinadas en nombre de la intolerancia criminal, de la pureza racial y de la barbarie”, destacaba el manifiesto mientras también dejaba un mensaje de lucha. “Pero lejos de ser pesimistas estamos aquí también para recordarnos que la intolerancia se puede combatir. Que para ello es necesario ensalzar y respetar la dignidad humana y la igualdad intrínseca de todas las personas, valores que deben reconocer y promover las instituciones, colectivos y cada una de las personas que formamos parte de esta sociedad”.