Los agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado deberán investigar un posible delito de odio con tan solo la “percepción de la víctima” de que el daño se le ha hecho por motivos racistas, xenófobos o cualquier otro de tipo discriminatorio. Así consta en el protocolo de 53 páginas que ha confeccionado el Ministerio del Interior y al que ha tenido acceso eldiario.es. En él se explica a los agentes que las víctimas de estos delitos lo son “independientemente de si se ha identificado, detenido, acusado o condenado al infractor”.
Precisamente, uno de los diez capítulos del protocolo está destinado a la “atención, protección y orientación” que se debe dar a las víctimas de este tipo de delitos. Así, detalla a los agentes que los familiares pueden ser “víctimas indirectas” y, por tanto, también se les ha de dar protección. La información que se facilite a la víctima directa, añade, debe proporcionarse “en términos sencillos y en un lenguaje claro y accesible”. Especialmente si se trata de personas con discapacidades auditivas o de expresión, menores de edad o con discapacidad intelectual.
España registra al año más de 1.000 denuncias por este tipo de delitos, la mayoría por conductas homófobas, racistas o contra discapacitados. El protocolo es consecuencia de una instrucción dictada el 16 de diciembre por la Secretaría de Estado de Seguridad. En su presentación, el número dos de Interior, Francisco Martínez, recalcó que muchas veces las víctimas no denuncian por miedo a represalias o porque, como en algunos casos de homofobia, no trascienda la opción sexual de la víctima. “Nuestra máxima prioridad es sacar a la luz todos los delitos de odio que se producen en España y ayudar a aquellas víctimas para que se sientan protegidas y denuncien”, dijo Martínez.
El protocolo de actuación advierte a los policías que no solo los miembros de una minoría pueden ser objeto de un delito de odio, sino también “un activista que actúa en solidaridad con el colectivo” o alguien próximo a él. “Piénsese en hechos cometidos contra las parejas interraciales o grupos de amigos de diferentes orígenes nacionales, religiosos o étnicos, o contra los miembros de una ONG que defienden los derechos de las minorías”, dice el protocolo. En otro punto señala a estas organizaciones como actores de “un papel muy relevante, al convertirse en aliados fundamentales de ayuda y protección a las víctimas”.
En la guía de indicios que pueden revelar la existencia de un delito de odio están las expresiones utilizadas por el agresor, por lo que se recomienda que sean recogidas “con toda su literalidad” en las declaraciones de la víctima o los testigos. Algo similar ocurre con los tatuajes o el vestuario, como sucede en el caso de las agresiones nazis. Por esa razón, los policías deberán aportar informes fotográficos incorporados a los atestados que reflejen estos datos.
Además de otros indicios más evidentes, el protocolo advierte que debe tenerse en cuenta si el delito se ha cometido cerca de un centro de culto o en una fecha significativa tanto para la víctima como para el agresor. Como ejemplo de lo primero, el protocolo pone un viernes, día de oración para los musulmanes, o un sábado para los judíos, o “el Día del Orgullo Gay”. En cuanto a los agresores, hay que estar alerta a que el delincuente pueda estar conmemorando “un acontecimiento, como el 20 de abril, día del cumpleaños de Hitler”.
También se exige a los policías que estén atentos a los antecedentes de los presuntos agresores, incluyendo en este apartado no solo las detenciones o juicios, sino también la militancia en grupos ultras o la asistencia a conciertos “de carácter neonazi” o de música “RAC/Oi”. Hasta en tres ocasiones menciona el protocolo al denominado “Rock contra el Comunismo” (RAC, según sus siglas en inglés) como indicio de una actitud racista o basada en el odio. Esta variable del punk rock nació al calor del Frente Nacional inglés en los ochenta y es ingrediente habitual de concentraciones nazis.
Requisar los móviles
Acorde a agresiones cometidas en los últimos tiempos, el protocolo recuerda que en ocasiones a los agresores les gusta exhibir sus delitos en las redes sociales, para lo que graban los hechos con sus teléfonos móviles. De ahí que sea importante requisarlos e inspeccionar los dispositivos.
La instrucción que ha dado pie a este protocolo fue dictada por Interior dos semanas después de la muerte del ultra del Deportivo Francisco Javier Romero Taboada, Jimmy, en una pelea con hinchas radicales del Atlético de Madrid. En la presentación de la instrucción, Martínez dijo que esa muerte fue “consecuencia del discurso del odio propagado con gran intensidad entre distintas generaciones”. En este protocolo se señala que las Fuerzas de Seguridad “extremarán todas aquellas acciones encaminadas a detectar la exhibición de simbología racista, xenófoba o intolerante” que provoque violencia, odio o discriminación.
El anexo del protocolo contiene un diccionario con términos como “antigitanismo”, “aporofobia” (rechazo al pobre), “islamofobia” o “mesofobia” (rechazo a la mezcla y a la convivencia intercultural).
Pedro Agueda. El Diario.es