EDUARDO AZUMENDI. ELDIARIO.ES.- “Parece como si al llevar el ‘hiyab’ dejas de ser tu misma para convertirte en un estereotipo de mujer idiota. Los que piensan así demuestran la discriminación que sufren las mujeres musulmanas”. Brigitte Vasallo, escritora, mediadora intercultural y periodista, advierte de que la “islamofobia” se ha convertido en un hecho es la sociedad occidental y alerta de que es el nuevo “antijudaísmo del siglo XXI”. “Entonces [en el siglo XX] no se vio venir y ahora puede pasar igual si no tomamos medidas”. Vasallo ha participado en la conferencia Islamofobía y eje de género, organizada por la plataforma Gora Gasteiz, que promueve la diversidad como elemento de cohesión social y que surgió el año pasado como réplica al discurso del alcalde de Vitoria, Javier Maroto, pidiendo un endurecimiento en la concesión de las ayudas sociales, especialmente a los inmigrantes. Junto a Vasalo tomó parte en la conferencia la responsable de la Asociación de Mujeres Musulmanas Bidaya-Euskadi, Hajar Samadi.
Según Vasallo, las leyes se hacen para responder a una necesidad social, pero la prohibición del burka no es una urgencia pública. “Este mensaje se lanza para criminalizar a según qué culturas y librar de culpa a otras”. Sobre la distinción entre las europeas y las musulmanas, la escritora aseguira que “se les está obligando a decidir entre dos identidades que no están en absoluto enfrentadas”. En cuanto a la sensación imperante en la sociedad occidental de que el Islam es una religión que restringe las libertades de las mujeres, Vasallo la rechaza de manera tajante. “Depende mucho de las interpretaciones que se hagan. Nosotros tenemos esa imagen del Islam porque la islamofobia se está colando por todos los sitios”.
En ese sentido, lamentó que “Franco no ha muerto. Los pequeños fascistas que habitan en nosotros cuando rechazamos a los musulmanes y los consideramos como un todo permiten que pervivan los grandes fascistas, la extrema derecha”. “Debemos”, ha añadido, “descolonizar nuestras miradas de prejuicios y aprovechar las elecciones para sacar de los ayuntamientos a los vampiros infectos que contribuyen a la xenofobia”.
Hajar Samadi ha lamentado “el secuestro de la terminología” y la manipulación del lenguaje para desprestigiar al Islam. “Se habla de ‘yihad’ como guerra santa cuando ese es un concepto cristiano. La ‘yihad’ es el esfuerzo personal por la superacion espiritual, por el trabajo, por el esfuerzo y por el estudio. Es un concepto árabe noble, pero se ha tergiversado de manera interesada”.
“El Islam mal contado”, ha añadido, “crea tensión y conflicto. Una mujer que lleva velo no siginifica que esté reprimida. Los musulmanes no son terroristas, en todo caso serán los que se hacen llamar Estado Islámico. Pero no es el Estado Islámico, en todo caso, tendría que llamarse Estado Islamoide. No se parecen en nada. Cada acto que comete ese Estado Islamoide es contrario al Islam, que condena sin paliativos el terrorismo. Y aún así los ciudadanos siguen preguntando a los musulmanes si condenamos el terrorismo. Es preciso tener una cosa clara: el Islam no es el responsable ni culpable de las diferentes prácticas e interpretaciones que hacen de él los países musulmanes”.