323 personas fueron detenidas el año pasado por hechos violentos vinculados a la extrema derecha y extrema izquierda.
22 de junio de 2015
F. JAVIER BARROSO. EL PAÍS.- La violencia ultra está en aumento en Madrid. Así al menos lo demuestra el número de detenidos efectuado por la policía durante 2014, en los que casi se ha triplicado respecto al año anterior. La muerte del integrante de los Riazor Blues, Francisco Javier Romero Taboada, alias Jimmy, el 30 de noviembre y los disturbios posteriores a las marchas por la dignidad del 22 de marzo son los dos hechos más graves que sufrió la capital en los 12 meses pasados.
Según fuentes policiales, los agentes de la Brigada Provincial de Información (BPI) detuvieron a 170 integrantes de grupos de ultraderecha y por violencia en el deporte durante 2014, lo que supone un claro aumento respecto a los 68 del año anterior. Igual ha ocurrido con la extrema izquierda, que ha pasado de 67 arrestos en 2013 a 153 en el último ejercicio. “Mientras la actividad de las tribus urbanas ha bajado, en estos dos extremos ha crecido”, reconocen fuentes policiales. En 2014, los agentes han identificado a 3.531 personas relacionadas con la ultraderecha y han desarrollado 70 operaciones. En ultraizquierda, los identificados han llegado a 6.081 y a 112 las operaciones, según datos de la BPI.
Ambos grupos están perfectamente diferenciados. La ultraderecha tiene mayor actividad en los distritos de Salamanca y Retiro. En este último se ha detectado un grupo emergente de unos 25 jóvenes de entre 14 y 28 años con clara estética neonazi: botas militares, pantalones pitillo, camisetas con simbología ultra, cazadoras con parches y rapados. “Son gentes que está empezando y que se quiere ganar el respeto”, describe un mando policial. En general, los institutos suele ser su lugar preferido de captación. Puños americanos, navajas, hebillas de gran tamaño y hasta alguna defensa extensible son sus armas preferidas.
Un grupo que también tiene cierta representación es Out Law (Fuera de la ley), sucesor de los conocidos Hammer Skin. Este grupo, formado por personas entre 25 y 40 años, suele moverse por los alrededores del estadio Santiago Bernabéu. En Parla también hay un núcleo “bastante importante” de un colectivo neonazi, según fuentes policiales. Son los llamados Ultras de Parla. Otros grupúsculos no tan numerosos se han localizado en San Sebastián de los Reyes y en Coslada. Solo el caso del homicidio del seguidor de los Riazor Blues ha supuesto casi un centenar de arrestos, eso sí, parte de ellos efectuados este año.
Con una treintena de detenidos se saldó la agresión más grave por parte de la ultraizquierda el año pasado, cuando terminaron las marchas por la dignidad y un grupo de radicales rodeó y atacó a un grupo de la Unidad de Intervención Policial (UIP, los antidisturbios) junto a la plaza de Colón. Un total de 20 fueron arrestados en ese altercado y el resto en operaciones posteriores. Estos grupos de ultraizquierda (antisistema y anarquistas) se caracterizan por estar muy dispersos, según destacan fuentes de la BPI. Así los agentes tienen controlados grupos en Moratalaz, Puente de Vallecas (en especial los Bukaneros), en la zona de Tirso de Molina y Lavapiés, en Centro; en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense y en los alrededores de la calle de Bravo Murillo, en Tetuán. Ahora están surgiendo algunos pequeños focos en San Blas y en Arganzuela, donde hay algunos centros sociales okupados.
En la periferia destacan Pozuelo de Alarcón, Alcobendas y Alcorcón. “Suelen movilizarse muy bien a través de las redes sociales y durante los fines de semana. Se financian con venta de productos de mercadotecnia durante los conciertos y los actos que hacen”, explica un inspector de policía de la BPI. “Lo tienen todo tan bien organizado que llevan apuntado el número de teléfono del abogado al que tenemos que llamar en caso de que les detengan. Antes de cada acto, lo distribuyen por las redes sociales”, añade.
Botellas, parte del mobiliario urbano (en especial adoquines que ellos mismos rompen) y algunas navajas son parte de las armas que utilizan en sus ataques. Muchas veces lo esconden en los alrededores del recorrido de una manifestación. “Pueden quedar en un tiempo récord a través de Twitter y Facebook y montar una protesta en cuestión de minutos en un punto determinado de la capital”, afirma el mando policial.