Patrullarán las aguas de Libia para rechazar a los migrantes que intentan llegar a Europa. 13.07.2017
JULIO ALGAÑARAZ. EL CLARÍN.- Por primera vez desde las épocas del eje en la Segunda Guerra Mundial, neofascistas de Italia, Francia y Alemania aprovechan el “boom” de la extrema derecha en el cada vez más Viejo Continente y hacen zarpar una nave que se dedicará en el Mediterráneo a patrullar las aguas de Libia y rechazar a los migrantes que intentan llegar a Europa.
Esta alianza de lo que sus críticos llaman “nave del odio”, ha sido promovida por Generación Identitaria, una organización que contrató el barco “C-Star”, que desde Yibuti está atravesando el canal de Suez y que la próxima semana llegará a Catania, en Sicilia, para hacer subir a bordo a militantes de Defend Europa.
El objetivo de los neofascistas es patrullar los límites marítimos de Libia en el Mediterráneo para cazar a los desesperados que viajan desde las costas libias rumbo a los puertos del sur italiano. “Queremos evidenciar el verdadero rostro de las llamadas organizaciones humanitarias, su colaboración con las mafias de traficantes y las mortales consecuencia de su acción en el mar”, explicó Clement Galan, responsable francés del proyecto.
Según Galant, la estrategia será simple: “Cuando barcos plenos de migrantes ilegales atraviesen el Mediterráneo, nuestra misión será llamar a la Guardia Costera libia para consentirles recuperarlos y salvarlos”, dijo Galan.
Parece un objetivo demasiado optimista. La Guardia Costera libia no responde fácilmente a los llamados de las decenas de naves que van y vienen en la zona y que pertenecen a las ONGs, las organizaciones humanitarias privadas, a las flotas europeas y a barcos militares.
“Salvando a estas personas y obstaculizando el tráfico de seres humanos podemos salvar vidas y salvar a Europa”, aseguró un portavoz de Defend Europa.
Los pobres migrantes que llegan a las costas libias tras recorrer miles de kilómetros desde el sur de Africa y zonas del Medio Oriente, reciben una orden de expulsión del gobierno local que los deja en manos de los traficantes.
Abandonada Italia por sus socios europeos, que habían firmado un acuerdo para redistribuirse los migrantes que arriban los puertos de la península, se ha convertido prácticamente en el único canal de llegada a Europa. Italia pide y amenaza que los desesperados puedan desembarcar en puertos extranjeros, pero hasta ahora la negativa de los otros países es absoluta.
En los últimos dos días, otros cinco mil migrantes fueron salvados y llevados a puertos italianos, los únicos que los acogen. Se anunció que desde comienzos del año son más de 90 mil los prófugos arribados y que de seguir a este ritmo 2017 se convertirá en el año récord con más de 200 mil llegadas.
Ayer en Trieste hubo otra reunión cumbre europea especial. Alemania y Francia prometieron ayudar a Italia. “Queremos ayudar”, dijeron en coro el presidente francés Emmanuel Macron y la premier Angela Merkel. Pero los puertos europeos siguen cerrados a los desesperados que llegan desde las costas de Libia y son salvados cuando las pateras se hunden, y llevados a los puertos italianos.
Tanto Macron como Merkel aclararon que la política franco alemana rechaza recibir a los que vienen por razones económicas, corridos de sus países por el hambre y la pobreza, a la búsqueda de un mejor nivel de vida. Hay acogida solo a los que demuestran que tienen derecho al asilo político. Algo imposible si a los migrantes se los rechaza en bloque cuando intentan llegar a puertos que no son italianos.
En Roma, el gobierno enfrenta una crisis grave, con casi todos los partidos italianos que reclaman detener a toda costa el arribo de inmigrantes y denuncian la impotencia de la administración en Europa y frente a los gobiernos de la región para obligarlos a recibir prófugos.