13 octubre, 2019. Los manifestantes expresan su repulsa cuatro días después del atentado contra el templo judío de Halle
EL PAÍS.- Miles de personas han salido a la calle este domingo en Berlín para expresar su rotundo rechazo al antisemitismo y el racismo, tras el atentado de un neonazi contra una sinagoga y un puesto de comida rápida en Halle, al este del país hace cuatro días y en el que murieron dos personas. “Nunca más”, “Hagamos la humanidad grande de nuevo” o “El racismo no es la alternativa” eran algunos de los carteles que se podían ver en la marcha, que comenzó en la Bebelplatz, el lugar en el que los nazis protagonizaron una quema de libros en 1933.
A la convocatoria de la plataforma progresista Unteilbar (indivisibles, en alemán) acudieron jóvenes, pero también muchas personas mayores. “Somos parte de la generación que sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial. No queremos que eso vuelva a pasar”, explicaba Kristina Schulze, de 81 años e integrante de un grupo autodenominado Abuelas contra los ultras, que se articula por todo el país. “Queremos que el Gobierno adopte leyes contra el radicalismo de derechas y que se prohíban las manifestaciones de nazis”, pedía Schulze, quien cree que las escuelas alemanas deberían dedicar al menos una hora a la semana a la educación política.
Los asistentes insistían en que forman parte de una mayoría social que hace sin embargo mucho menos ruido que los que defienden ideas racistas y antisemitas. “En Alemania, también somos muchos los que estamos en contra del radicalismo, pero tenemos que demostrarlo”, reflexionaba Sabine, una ingeniera de 51 años, quien como su amiga con la que ha venido a la marcha, también ingeniera, creen que asistimos a un auge inexplicable del radicalismo. “Especialmente en un país como Alemania, deberíamos haber aprendido de nuestra historia. No lo entiendo, la verdad. La situación no es objetivamente mala, y aunque lo fuera, nunca sería una razón para salir a la calle a disparar contra la gente”.
Aludía Sabine a la frustración que supuestamente mueve a los votantes de Alternativa para Alemania (AFd), la extrema derecha alemana que en 2017 entró por primera vez en el Parlamento tras obtener un 12,6% de los votos. “Los votantes de Afd saben lo que hacen cuando votan, aunque no lo digan”, se escuchó el domingo desde el escenario donde se sucedieron varias intervenciones.
Discurso de la ultraderecha
El miércoles, un joven neonazi abrió fuego contra la puerta de la sinagoga de Halle, atacó un local de comida rápida y mató en la calle a dos viandantes. Los dirigentes de AfD no tardaron en condenar el atentado antisemita, pero más allá de declaraciones oficiales, la responsabilidad de la ultraderecha y su discurso en la radicalización de personas como el asesino confeso de Halle ocupan estos días un lugar destacado en el debate político en el país.
Una reciente encuesta de Forsa indicaba que entre los detractores de Afd, un 90% pensaba que la formación política proporciona soporte ideológico para los actos de violencia de la extrema derecha. El mismo sondeo indica que un 76% de los alemanes que no votan a AfD tienen miedo de que la xenofobia y el radicalismo de derechas crezca en Alemania. Tres cuartos de los encuestados creen además que la violencia de extrema derecha está subestimada.
La manifestación contra el antisemitismo y el racismo marchó hasta la nueva sinagoga, también en el centro de Berlín, en un domingo en el que, según se lamentaban algunos manifestantes, la ciudad estaba todavía medio desierta por las vacaciones escolares de otoño, lo que creen que impidió una mayor afluencia a la marcha.