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Hay quienes aún se preguntan ¿qué es eso de la Hispanofobia?. Pueden hacerlo desde una profunda ignorancia, incluso también, por una indeseable provocación. Sin embargo, la realidad hispanófoba está presente y amenaza la convivencia democrática, enfrenta a la ciudadanía española y puede transitar por un sinfín de situaciones que , desde una matriz de intolerancia al prójimo al que no acepta por su identidad española, puede alcanzar la comisión de actos de discriminación y delitos de odio, incluidos crímenes irreparables. A nadie se le ocurriría sostener que la xenofobia no existe y tampoco las conductas racistas. El debate-problema no debe ser identitario, de identidades enfrentadas. Una persona tiene derecho a su identidad, libre opinión, libertad de expresión y el conjunto de libertades y derechos fundamentales garantizados por la Constitución. Hasta aquí el debate. El problema es cuando se rechaza y niegan o suspenden derechos precisamente por ejercer su identidad amparada por la constitución. La Hispanofobia es contraria a la Constitución y a los Derechos Humanos.La matriz hispanófoba de crímenes de odio terroristas y de crímenes de odio ideológico en España resulta evidenciada en numerosos casos a simple vista, de igual manera sucede con una gran pluralidad de conductas discriminatorias y de otros delitos de odio. También debería interpretarse en un sentido amplio la Hispanofobia, señalando que debe contemplarse como formas o subgéneros, las conductas de catalanofobia, vascofobia, castellanofobia…y cualquier rechazo a alguna ciudad o territorio de España. La Hispanofobia existe y también el antiespañolismo.La hispanofobia es la fobia, rechazo, desprecio, no aceptación , irrespeto, la aversión hacia España, los españoles, a la cultura y la lengua española, a sus referencias sociales y símbolos políticos nacionales.. El antiespañolismo es aquella manifestación de intolerancia radicada en la hispanofobia que recoge construcciones ideológicas que niegan el concepto de España, su existencia como país y su configuración político-social. De las actitudes de hispanofobia y de los discursos de antiespañolismo se derivan conductas que pueden ser ilícitas y reprochables cívicamente. Salvando las distancias, es algo parecido como ocurre con la xenofobia (prejuicio, actitud, conducta), y con el racismo (construcción ideológica del que se derivan conductas y manifestaciones concretas)La hispanofobia debe de interpretarse tanto como una realidad de origen externo (proveniente del extranjero) o interno (proveniente del interior del territorio español), como muestran los hechos bien de conflictos internacionales en el primero de los casos o en el segundo, por las acciones de algunas organizaciones y partidos marcados por el secesionismo o por la deconstrucción de España.Desde un punto de vista histórico, el origen de la hispanofobia puede situarse en el siglo XVI y se vincula con la denominada «Leyenda negra», como antecedente más remoto de la aversión a España y todo lo relacionado, en un contexto de rivalidades imperiales, donde significativamente los gobiernos francés e inglés hostigaban y desprestigiaban las acciones de sucesivos gobiernos españoles. Algunos autores, señalan textos y rumores, mitos y falacias al respecto, como el libro "Imperofobia y leyenda negra" de María Elvira Roca, publicado en 2016, que tuvo un gran éxito en España y generó un notable debate público.La hispanofobia desde una perspectiva exterior, de raíces anglosajonas y protestantes aunque en la América española creció al calor de los procesos de guerras civiles por la independencia, y al margen de análisis de situaciones de conflicto o guerra, es objetivo señalar que afectó a miles de familias españolas de toda condición, afectando con mayor severidad a los más humildes o a los de mayor arraigo en el país, en un ambiente de creciente de hostilidad contra todo lo español. Uno de esto países fue México, donde existen paralelamente sentimientos de hispanofobia y de hispanofilia. La Guerra Hispano-Estadounidense fue un potente escenario donde se desarrolló fuertemente la Hispanofobia, gracias al absoluto desprecio hacia el periodismo ético de aquella época y su apuesta por el periodismo difamatorio. Sin duda, un preludio de épocas más recientes, en el uso de la hispanofobia como propaganda internacional, como arma de combate para intervenir en conflictos de índole económica, a escala internacional.La Hispanofobia desde una perspectiva interior, será a finales del siglo XIX cuando va configurándose conforme se desarrollan principalmente los nacionalismos catalán, vasco y, posteriormente, gallego., siendo la base para construcciones ideológicas con un carácter de antiespañolismo, en un contexto mundial de emergencia de los Estados-nación y de crisis de la conciencia nacional española, puesta de manifiesto tras el Desastre de 1898 con la pérdida de las colonias. La ideología de los nacionalismos periféricos, fuertemente cargada de antiespañolismo, incluso con menciones racistas. Esto sucedía también en el primer tercio del siglo XX, en un contexto de crecimiento no solo del racialismo (configuración del mundo en razas), sino de verdaderas doctrinas racistas que culminaron en grandes tragedias durante la II Guerra Mundial.No se debe confundir, ni mezclar con un concepto del mismo campo semántico como es el de antiespaña, con el que pueden coincidir en circunstancias y coyunturas históricas. Este último es un concepto nacionalista excluyente que identifica como contrario a lo español y enemigo de España, a toda persona, idea o institución, sea española o extranjera, que sea considerada contraria y crítica a una particular idea de España, en especial la que la identifica con el nacional-catolicismo, en su versión más intransigente, con una idea mitificada del Imperio español, incluso si llega el caso, como nos evidencian personajes históricos, una presuntamente existente raza española, que lógicamente no existe; como tampoco existe ninguna Raza, concepto de aquella época, acientífico donde los haya. Rebrota con virulencia la hispanofobia en diferentes lugares de AméricaLa semilla se plantaba y alimentaba con anterioridad, donde desde Universidades, políticos y ámbitos socio-educativos hay una labor, argumentando planteamientos “decoloniales”, de confrontación social en el ámbito iberoamericano. Ser críticos con lo sucedido en la historia es correcto, pero trasplantar parámetros actuales al pasado para juzgarlo en revisión, y además hacer uso político en controversias presentes y conflictos actuales, es inmoral. Ninguno de los presentes hoy podemos responder por lo acaecido hace 500 años. Incluso hay problemas sociales y humanitarios muy graves en el presente que los que reivindican justicia con el pasado, olvidan o se ponen de perfil incurriendo en grave contradicción.Uno de los debates que han surgido ha sido a raíz del crimen brutal que acabó con la vida del ciudadano negro George Floyd se ha producido la mayor movilización social de condena contra el racismo a nivel mundial en las últimas décadas. Acompañada de una respuesta mediática sin precedentes, toda la gente de bien, y lo celebramos, ha condenado este crimen así como todas las acciones que tienen su matriz en esta ideología maligna que es el Racismo.Sin embargo, el rechazo a este crimen y al racismo, que sin ninguna duda a ello nos sumamos, fue acompañado de acciones violentas contras las personas, locales y bienes, causando muertos, destrozos, humillaciones y miedo a gran parte de la población Y a esto no nos no nos sumamos, por el contrario, ni lo justificamos y también lo condenamos, como en su tiempo hizo Martin Luther King cuando movilizó a la sociedad, SIN VIOLENCIA, contra el racismo, mientras defendía los valores de libertad, igualdad y solidaridad para todos junto a la universalidad de los Derechos Humanos.Los últimos episodios protagonizados por estas conductas violentas del fanatismo han sido dirigidas a derribar, vandalizar, pintarrajear las estatuas que hacen referencia a personajes de antaño que, con sus claros y oscuros, referencian una realidad histórica que no se puede abordar desde un presentismo cronocentrista, a veces muy cargado de ignorancia, con juicios de valor de doble rasero respecto a la realidad anglosajona y sus matanzas de indios, y que da la impresión que tiene más interés en alentar la Hispanofobia y su Leyenda Negra, así como el rechazo a todo proceso histórico originado en determinada Europa. .Ni Cervantes, ni Junípero, ni Colón, ni otros personajes de la historia, pueden ser los objetivos de la lucha contra el racismo y el esclavismo. Por el contrario, ni es justo, ni se ajusta a la verdad. Es anacrónico y deplorable. En un presente donde hay crímenes racistas, hay mercados de esclavos como en el sur del Mediterráneo, donde se asesina y viola a mujeres por su color de piel en muchas regiones del mundo, o donde se producen matanzas de indígenas que luchan por su derechos, no reaccionar ante hechos actuales tan graves, es perder la perspectiva del compromiso humano antirracista.El movimiento contra el racismo y la intolerancia, como ya planteó el Consejo de Europa en numerosas resoluciones, debe de tener agenda propia y avanzar como estamos haciendo en España, con resultados evidentes, a conseguir legislaciones, políticas y medidas que prevengan y erradiquen estas conductas, protejan a las víctimas y refuercen la cohesión de la sociedad en los valores democráticos y universales humanistas. Nos espera conseguir la Ley de Igualdad de Trato y No Discriminación, la Ley Integral de Protección Universal de las Víctimas de Delitos de Odio, junto a los planes, medidas y la decidida acción y el compromiso social frente a estas lacras.Ni la violencia, ni el vandalismo, ni la ignorancia, representan a la acción social e institucional que ha progresado en Europa frente a la barbarie racista, una criminalidad genocida que también asoló a nuestro continente en un pasado reciente como muestra el símbolo de Auschwitz. La Europa que lucha contra el racismo lo hace desde el respeto al principio de legalidad democrática y a los derechos humanos, conquistando, sin pausa, paso a paso, condiciones de igualdad, libertad, justicia social, tolerancia y solidaridad para todas las personas. Sobre la Hispanofobia InteriorDe entrada hay que precisar que el derecho de libertad ideológica es un derecho humano que está protegido en la Constitución española como libertad y derecho fundamental. Por tanto nada que objetar a las ideologías nacionalistas. El problema hay que situarlo en las conductas de hispanofobia. En la incitación al odio, discriminación, hostilidad por hispanofobia y en los actos delictivos derivados de esa motivación ideológica. De ahí el peligro de radicalizar, polarizar y fanatizar los comportamientos Ahí está el problema, en el odio a España a que se estimula, se hace sentir, se generaliza y se expresa, siendo una conducta ilícita que no se ha de permitir. Y esto está muy concentrado en determinados territorios como Cataluña y País Vasco, sin olvidar que a él se abrazan en todo el territorio muchos de los que apuestan por la deconstrucción de la actual España constitucional.En este sentido, buscando antecedentes históricos, personajes como Sabino Arana, considerado el padre del nacionalismo vasco, fue un gran exponente de este planteamiento hispanófobo al señalar como uno de los fundamentos históricos del nacionalismo vasco, surgido a finales del siglo XIX, las cualidades étnicas de los vascos, en contraposición a otros pueblos vecinos, como franceses y, especialmente, españoles. Reivindicó abiertamente la independencia del País Vasco con respecto a España y manifestó claramente su hispanofobia a partir de un discurso de carácter étnico, en el que achacaba a los inmigrantes de otras zonas españolas, denominados maketos, la pérdida de los rasgos propios vascos. En un artículo, donde arengaba a los vascos: afirmaba: «os habéis hermanado y confundido con la raza más vil y despreciable de Europa [por los españoles], y estáis procurando que esta raza envilecida sustituya a la vuestra en el territorio de vuestra Patria». Posteriormente se moderó y abogó por una autonomía lo más radical posible dentro de la unidad del Estado español. Durante la dictadura franquista, tras el exilio de los líderes nacionalistas, surgió ETA, un grupo profundamente hispanófobo y antiespañolista que derivó en organización terrorista, que realizó más de 3.000 atentados y asesinó a 864 personas, muchos de ellos crímenes de odio terroristas, en especial durante su aplicación de la estrategia de la “socialización del sufrimiento”, cuyos objetivos eran elegidos por motivos ideológicos como el caso de los concejales del PP, Gregorio Ordoñez y Miguel Ángel Blanco , el ex-Presidente del Tribunal Constitucional, Tomás y Valiente, los militantes socialistas Buesa y Lluch, y los defensores de los derechos humanos como López de la Calle, Pagazaurtundua y muchas otras víctimas de esta lacra criminal. También en Cataluña, aunque políticamente surgieron planteamientos que propiciaban una unión basada en el pacto y defendían la España federal, como fue el caso del Presidente de la I República Pi i Margall, radicalmente alejadas del racismo, con el nacionalismo creció la hispanofobia. Álvarez Chillida señaló que , "aunque el catalanismo sea mucho más plural y moderno que el aranismo, muchos catalanistas acudieron al racismo para justificar la dicotomía catalán-castellano/español", diferenciando un norte peninsular libre de "moros" y “judíos” y un centro y un sur profundamente "semitizado". El alcalde de Barcelona, Bartomeu Robert, en la conferencia que pronunció en el Ateneo de Barcelona en 1899 con el título "La raça catalana". Una idea similar era la que había sostenido el propio Enric Prat de la Riba, el líder del nacionalismo catalán conservador, un año antes en París cuando afirmó que los pueblos catalán y castellano o español "son la antítesis el uno del otro por la raza, el temperamento y el carácter" ya que más allá del Ebro predominaba "el carácter semítico" y la "sangre árabe y africana". Y expresiones del tenor: «Cataluña tiene la fuerza de la prosperidad económica, con su acompañamiento natural de energías intelectuales, morales y artísticas; la tiene menos intensa, es verdad, que las naciones extranjeras bien gobernadas; pero es, con contadas si bien honrosas excepciones, prácticamente la única dentro de España, la principal representante de la civilización europea en ese fajo mal atado de kabilas africanos que el Estado español encarna», escribió en «La Veu de Catalunya».En su versión reciente, la hispanofobia alcanza una fuerte dimensión socio-política en torno al secesionismo, recibiendo críticas como «supremacismo catalán» para referirse a las manifestaciones que ponen énfasis en el desprecio al resto de los españoles por considerarlos inferiores; por ejemplo, tachándoles en sus declaraciones públicas de incultos, antidemocráticos, fascistas, económicamente retrasados, o moralmente despreciables. La quema de banderas de España en numerosas ocasiones, en actos políticos y culturales catalanistas, las imágenes de guillotinas para el Jefe del Estado, la hostilidad en el ámbito del uso de la lengua española, agresiones a personas constitucionalistas y numerosos acciones en ese sentido evidencia no solo hispanofobia sino hechos claros de antiespañolismo. El actor, director de teatro y dramaturgo Albert Boadella, critica que la hispanofobia haya sido «promovido desde las escuelas, desde algunos medios de comunicación y desde una parte muy notable de la cultura catalana. El resultado es que un buen catalán actual tiene que ser antiespañol»El nacionalismo españolista también tuvo sus concreciones racistas y sus rechazos en términos de ctalanofobia y vascos fobia se han de considerar como parte de la hispanofobia dada la pertenencia de estas comunidades a España. El más importante lo protagonizó el psiquiatra militar Antonio Vallejo-Nájera con su propuesta de "higiene racial" para formar una "aristocracia eugenésica" de la "raza española", definida con "índices biopsíquicos" por su espíritu cristiano, cuyos "puntos cardinales" son: "Estimular la procreación de los superdotados física y psíquicamente; favorecer el desarrollo integral del niño y del joven; y crear un medio ambiente favorable para la raza selecta". Así, no era partidario de la educación de los hijos de los obreros, con alguna excepción, porque su "genotipo contiene incrustadas tendencias difícilmente eliminables en la primera generación", y desaconseja que tengan descendencia los "tipos biopsíquicos indeseables": criminales natos, psicópatas, amorales, vagabundos, anormales sexuales, prostitutas congénitas, etc. Con la "higiene racial" se formaría"una supercasta hispánica, étnicamente mejorada, robusta moralmente, vigorosa en su espíritu [cristiano]". Álvarez Chillida, señalaba que "Vallejo admira sin duda los objetivos del racismo nazi, aunque los sitúa dentro de los límites del catolicismo".. Más radicalmente racistas fue el catedrático de medicina Misael Bañuelos, que publicó en 1941, Antropología actual de los españoles, donde justifica la superioridad de los castellanos, “columna vertebral de España”, sobre el resto de los pueblos peninsulares. Así afirmó que en el norte de Castilla, de donde él procedía, no había habido mezcla racial con "preasiáticos" como fenicios y judíos como sucedió en las regiones "separatistas", argumentando que la decadencia de España se había producido cuando los nórdicos habían sido desplazados por los de raza inferior. En la actualidad, los sectores del nacionalismo español relacionado con el racismo es marginal y lo representan esencialmente grupúsculos neonazis y neofascistas.En la actualidad la intolerancia, discriminación, los discursos y delitos de odio, la violencia por motivos de hispanofobia vienen evidenciados por los hechos, entre los que se deben destacar mensajes en redes, en medios de comunicación, discursos políticos, actos amenazantes, acosos, escraches y otras formas de hostilidad, situaciones y actos discriminatorios, claros discursos de odio insertos en el 510 del Código Penal y delitos de odio en general. La nómina de los hechos es muy alargada y no está bien recogida. Y da igual la justificación ideológica, hay que ir a los hechos, a las manifestaciones y conductas de hispanofobia y antiespañolismo. Esteban Ibarra. Presidente de Movimiento contra la Intolerancia
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