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Srebrenica entierra a 282 muertos de la masacre de 1995 ante 10.000 musulmanes.

    En 1991, la población de Srebrenica era 75% musulmana y 25% serbia, cuando en 1993 -en medio de la guerra en Bosnia- las Naciones Unidas declararon a Srebrenica como "área de seguridad", muchos musulmanes desplazados llegaron en busca de santuario. Entre ellos combatientes.
Sin embargo, el 11 de julio de 1995 las fuerzas serbias tomaron el lugar y controlaron el pequeño contingente holandés que, a nombre de la ONU, le prestaba protección.

En 30 horas, 23 mil mujeres y niños fueron deportados. Al mismo tiempo, los soldados serbios separaron a los hombres con edades entre 12 y 77 años para ser "interrogados por sospechas de crímenes de guerra".
El 16 de julio empezaron a darse a conocer los primeros informes de la masacre. Más de seis años después, se tiene una visión completa de la tragedia: más de siete mil personas -en su mayoría jóvenes y hombres- fueron asesinados.

Lo ocurrido en Srebrenica mostró la impotencia de las fuerzas de paz de las Naciones Unidas para proteger a los civiles en Bosnia., también impulsó a los poderes occidentales a tomar acciones más duras, como los bombardeos aéreos de la OTAN, que dos meses más tarde obligaron a los serbo-bosnios a sentarse en la mesa de negociaciones. Esto produjo el Acuerdo de Dayton, firmado ese mismo año, y que finalmente trajo la paz a Bosnia.

Pero la paz no ha traído justicia seis años y medio después, el líder serbo-bosnio durante la guerra, Radovan Karadzic, y su comandante militar, Ratko Mladic, siguen en libertad, ambos son procesados en ausencia por el Tribunal Penal para la ex Yugoslavia.

En 1998 fue detenido el general Radislav Krstic, segundo en comando en la toma a Srebrenica. En agosto del año pasado, Krstic fue hallado culpable de genocidio, persecución, exterminación, muerte, asesinato y transportación forzosa de musulmanes bosnios. Fue condenado a 46 años de prisión.

Muy pocos musulmanes han regresado a Srebrenica después de la matanza. La mayoría ha preferido reconstruir sus vidas en otros lugares. No les faltan razones para ello: serbios nacionalistas han amenazaron con irrumpir en estas conmemoraciones y en mayo del año pasado, nacionalistas serbios provocaron motines en las ciudades de Banja Luka y Trebinje para evitar que se pusieran las primeras piedras en la reconstrucción de dos mezquitas medievales que fueron destruidas durante la guerra.

Las medidas de seguridad, las amenazas, la conmemoración, todo eso mostró que en Srebrenica, Bosnia, los recuerdos se niegan a desvanecerse. Y las heridas se niegan a cerrarse.