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Europa es la principal receptora de las redes mundiales de comercio de niños.

    Según el informe de Unicef, en los últimos tres años se ha producido un aumento del 20% en el número de menores que se prostituyen en Tailandia, un 15% de las chicas de Vietnan que son forzadas a ofrecer sus sus servicios sexuales tienen menos de 15 años y 250.000 mujeres y niños son víctimas del tráfico en China. En países como Pakistán o los Emiratos Árabes, miles de pequeños son utilizados como jinetes en carreras de caballos. Todo ello, según David Ball, constituye una «crisis global» que afecta a países de todo el mundo.

El informe de la ONU se ha dado a conocer justamente un día después de que la policía británica detuviese en Londres a 21 personas acusadas de traficar con menores y adultos.
La realidad demuestra que sólo en Europa, el principal mercado mundial receptor de niños que son introducidos ilegalmente cada año; 500.000 son niñas procedentes en su mayoría de los países del Este, mientras que 200.000 son niños exportados al viejo continente desde África Occidental.

El destino de los menores es la prostitución en la mayoría de los casos, la adopción ilegal,
el transporte de droga, la mendicidad o el trabajo en labores domésticas con horarios infrahumanos. Los cautivos son obligados a someterse a las peores vejaciones, con los métodos más brutales. Las bandas albanesas se valen de palizas, violaciones y amenazas contra familiares, para que los menores obedezcan y no escapen. Los africanos emplean el vudú contra quien intente rebelarse. "No se puede imaginar nada peor que ser forzado o engañado a dejar tu familia, para ir a un país extranjero, donde cada día sufres abusos, palizas y eres vendido en el comercio sexual", afirmó el director ejecutivo de Unicef en el Reino Unido.

El Reino Unido es especialmente vulnerable a las redes ilegales de niños, ya que hay vacío legal que impide castigar estas actividades. El Parlamento está discutiendo actualmente la ilegalización del comercio humano que tenga como fin la explotación sexual. En estos últimos años los servicios sociales británicos han descubierto niños esclavos, la mayoría de ellos africanos, en ciudades de Inglaterra y Escocia como Newcastle, Nottingham, Northampton y Glasgow. Una de las víctimas era una chica nigeriana, que vivía encerrada en un piso de Londres donde era obligada a limpiar, cocinar y cuidar de siete niños, desde las seis de la mañana hasta media noche. La menor no recibía dinero, no tenía pasaporte ni papeles y era objeto de continuas palizas y malos tratos.